Barcelona compra 50 locales para crear una bolsa de comercios de protección oficial

El consistorio paga 16 millones de euros por los establecimientos

El local de El Ingenio, uno de los que han sido adquiridos por el Ayuntamiento de Barcelona.Cristóbal Castro

El Ayuntamiento de Barcelona ultima la compra de 50 locales en diferentes barrios de la ciudad para que formen parte de una bolsa de comercios públicos, algo parecido a las viviendas de protección oficial pero en versión de locales que se destinarán a comercio o a usos culturales. La idea con la adquisición de los establecimientos, todos en planta baja y con acceso directo desde la calle, es dinamizar económicamente zonas en las que se han acumulado pers...

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El Ayuntamiento de Barcelona ultima la compra de 50 locales en diferentes barrios de la ciudad para que formen parte de una bolsa de comercios públicos, algo parecido a las viviendas de protección oficial pero en versión de locales que se destinarán a comercio o a usos culturales. La idea con la adquisición de los establecimientos, todos en planta baja y con acceso directo desde la calle, es dinamizar económicamente zonas en las que se han acumulado persianas bajadas, facilitar el acceso de emprendedores que no pueden pagar los alquileres de mercado y contribuir a la diversificación de la actividad en los barrios.

De los 50 locales en fase de adquisición, 16 de ellos están en Les Corts —forman un único espacio junto al mercado—, 10 en Ciutat Vella, seis en Horta-Guinardó, cinco en el Eixample, cuatro en Sant Martí, tres en Nou Barris y Sants-Montjuïc, dos en Gràcia y uno en Sant Andreu. El Ayuntamiento pasará a ser algo así como un casero para los inquilinos que ocupen los locales comerciales, algo que se hará a lo largo de 2022 después de un proceso abierto de concurrencia pública.

La idea de adquirir locales se avanzó esta primavera en parte para dinamizar la zona de Ciutat Vella, la más perjudicada comercialmente por la crisis de la pandemia. Unas persianas bajadas que también se repiten en determinadas zonas de diferentes barrios de la ciudad, en algunos casos ya desde antes de la pandemia. De hecho, según un inventario municipal de 2016, ese año la ciudad tenía 78.000 locales de planta baja de los que 60.000 estaban activos. “Es una política de dinamización comercial singular que ha sido bien acogida por los propietarios de los locales”, explicaba ayer el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni. Porque la primera premisa era que concurrieran propietarios a la convocatoria para vender sus locales. De las 88 ofertas que recibieron, 60 de ellas cumplían los requisitos —superficie entre 60 y 1000 metros cuadrados, accesibles desde la calle, sin inquilinos y en buen estado de conservación— y finamente el consistorio adquirirá 50 de ellos.

Por el conjunto de los locales, el Ayuntamiento ha invertido 16 millones de euros, seis de ellos concentrados en Ciutat Vella. La superficie media de los locales es de 177 metros cuadrados en el conjunto de la ciudad y de 268 de los adquiridos en Ciutat Vella. El precio medio pagado ha sido de 249.000 euros y de 529.000 en el distrito central de la ciudad. En cuanto a los propietarios, 26 eran personas físicas, 21 de sociedades limitadas y tres de cooperativas. “Es la mayor compra de locales que ha hecho el Ayuntamiento y la idea, si va bien con esta primera tanda, es continuar”, apuntaba Jordi Martí, regidor de presupuestos del consistorio. Una iniciativa similar se ha realizado en París.

La siguiente fase será seleccionar los proyectos para alquilar los locales. Algo que también se hará por medio de convocatorias abiertas a proyectos “que puedan ser solventes y que dinamicen con la ventaja de pagar un alquiler por debajo del precio de mercado”. Lo que no concretaron es hasta que punto los precios del alquiler serán más económicos y la duración de los contratos.

Otra vida nueva para El Ingenio

Uno de los locales que ha comprado el Ayuntamiento ha sido El Ingenio, el establecimiento emblemático de la calle de Rauric fundado en 1838 como centro de producción de cabezudos y gigantes. Uno de esos comercios para disfrutar solo mirando que cerró definitivamente hace cuatro años. La posibilidad de que su nueva vida tenga algo que ver con su pasado no es descartada por el Ayuntamiento que como casero tendrá capacidad de elección: “Sería deseable que su nueva actividad fuera coherente con lo que fue”, apuntó Jordi Martí.

Otros bajos adquiridos y singulares por su pasado son un local que ocupó el estudio del fotógrafo Leopoldo Pomés, en la avenida de Josep Tarradellas, y el que ocupó la Unión Sindical Obrera de Cataluña (USOC) en la calle de Sant Rafael de Ciutat Vella.



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