Las supermanzanas de Barcelona provocan más contaminación en su entorno si no disminuye “drásticamente” el tráfico, según estudio
El Barcelona Supercomputing Center alerta de la necesidad de reducir más la circulación para cumplir con la calidad del aire que exige la UE
Justo un día después de la marcha lenta de vehículos pesados en Barcelona protestando por las restricciones de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), el ...
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Justo un día después de la marcha lenta de vehículos pesados en Barcelona protestando por las restricciones de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), el Barcelona Supercomputing Center (BSC) ha publicado un estudio que apunta que las limitaciones a la circulación son insuficientes para cumplir con la legislación de calidad del aire de la Unión Europea. El informe concluye que es necesaria una “disminución drástica del tráfico” para cumplir con los estándares europeos, que, además, es previsible que se endurezcan en los próximos años por los nuevos niveles máximos de contaminación que ha marcado la Organización Mundial de la Salud (OMS). El estudio alerta además de que, si no cae el tráfico, “el impacto de medidas como las supermanzanas o el urbanismo táctico tiene un efecto rebote en las zonas confrontantes”. Sí cae la contaminación en esos puntos concretos, pero aumenta en su entorno, apunta.
La conclusión es que la restricción tiene que ser ambiciosa y en toda la ciudad. “No decimos que las medidas de restricción no sirven; decimos que sirven, pero es necesario ser más ambiciosos”, apunta Marc Guevara, investigador posdoctoral del departamento de Ciencias de la Tierra del BSC. El trabajo, explica, se enmarca en una tesis doctoral de la que es director, que busca cuantificar el impacto en la contaminación de las restricciones aplicadas por el actual gobierno de la ciudad. Por un lado, el resultado alerta de los riesgos de las restricciones localizadas del gobierno de la alcaldesa Ada Colau. Pero por otro, avala e incluso considera insuficiente el plan para disminuir un 25% los coches que hay en la ciudad, como fija el Plan de Movilidad Urbana para 2024.
El informe ha sido realizado por investigadores del Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC), en colaboración con investigadores del laboratorio inLab-FIB de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Han cuantificado el impacto de las medidas llevadas a cabo para reducir la contaminación provocada por el tráfico y han concluido que sería insuficiente para cumplir con la media anual de 40 microgramos de dióxido de nitrógeno (NO2) que marca la UE.
El estudio “estima que una renovación optimista de la flota de vehículos y la reducción del tráfico del 25% esperada por el Ayuntamiento para 2024 [lo marca el Plan de Movilidad Urbana], reduciría la concentración de NO2 entre un 20% y un 30%”, informa el BSC. “Apenas sería suficiente para cumplir con la media anual de 40 microgramos, lo que supone un reto todavía más grande para la ciudad”, añade. Barcelona tiene un reto añadido, que es la enorme densidad de coches por kilómetro cuadrado: entre 6.000 y 7.000 vehículos.
“Sin esta reducción significativa del tráfico el impacto de la ZBE y la implantación de medidas como las supermanzanas o el urbanismo táctico queda lejos de los objetivos marcados por la Comisión Europea”, alerta sobre el estudio titulado ¿Hasta qué punto las políticas de restricción del tráfico aplicadas en Barcelona pueden mejorar la calidad del aire?, que ha sido publicado en la revista científica Science of The Total Environment.
Sobre las medidas aplicadas o previstas (ZBE, ocho supermanzanas y urbanismo táctico que reducirá 32 kilómetros de carriles para coches), el estudio ha cuantificado el impacto de las restricciones con el tráfico actual y suponiendo que se redujera un 25%. Para la ZBE incluso se asume que los vehículos vetados serían reemplazados por otros que cumplen la normativa de emisiones (Euro 6, la menos contaminante). “Los resultados muestran que pese a considerar una reducción del 25%, la caída de NO2 esperadas estarían entre un 20% y un 30%, dependiendo de las calles”, apunta el informe.
Estos resultados situarían la ciudad en el límite de los niveles actuales de la UE, pero lejos de los que ha revisado la OMS. El resultado, apunta el comunicado, “pone de manifiesto que las medidas adoptadas hasta la fecha deben ser complementadas con nuevas restricciones al tráfico para mejorar la calidad del aire en Barcelona y mantener la concentración de contaminantes en valores aceptables para la salud”.
Sobre el “efecto rebote” de las supermanzanas y el urbanismo táctico, apunta que las restricciones que provocan estas zonas generan una redistribución del tráfico en el resto de la red, y por lo tanto una redistribución de las emisiones a pie de calle, con variaciones de NO2 de hasta más-menos un 17%. “Como consecuencia de las nuevas rutas de los vehículos y la variación del flujo de tráfico y velocidad”.
El informe recuerda también que desde el pasado mes de octubre la ciudad ha vuelto a superar los 40 microgramos de NO2 tras el parón de la pandemia. “De acuerdo con los resultados del estudio y considerando lo nuevos límites de la OMS, la calidad del aire de Barcelona continuará siendo inaceptable para la salud de los ciudadanos hasta que no haya una mayor reducción del tráfico en la ciudad”, concluye el informe.