La Virgen de la Mercè, a quirófano
La patrona de Barcelona ingresa en el Centro de Restauración de la Generalitat para ser sometida a un tratamiento completo, por primera vez, para devolverle el aspecto que tenía cuando fue creada en el siglo XIV
Hasta las Vírgenes y los Santos necesitan una puesta a punto. Y más las imágenes que los representan, normalmente de madera que con el paso del tiempo y el uso como elemento de culto acaban necesitando una revisión en profundidad. Es lo que le ocurre con la talla gótica de la Virgen de la Mercè, patrona de la ciudad de Barcelona, realizada alrededor de 1361 en madera policromada dorada por Pere Moragues. La enorme talla de esta venerada Virgen acaba de abandonar su camarín en el ábside de la basílica que lleva su n...
Hasta las Vírgenes y los Santos necesitan una puesta a punto. Y más las imágenes que los representan, normalmente de madera que con el paso del tiempo y el uso como elemento de culto acaban necesitando una revisión en profundidad. Es lo que le ocurre con la talla gótica de la Virgen de la Mercè, patrona de la ciudad de Barcelona, realizada alrededor de 1361 en madera policromada dorada por Pere Moragues. La enorme talla de esta venerada Virgen acaba de abandonar su camarín en el ábside de la basílica que lleva su nombre para pasar una temporada en Valldoreix, en concreto en el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña.
En su ausencia todos los que vayan a verla a este templo se tendrán que conformar con una réplica realiza en la segunda mitad del siglo XX por el escultor Josep Barbero, según ha explicado este miércoles el Arzobispado de Barcelona que se ha hecho cargo del coste de los trabajos de restauración, junto con el Departamento de Cultura.
Como ocurre con estas imágenes tan icónicas, se conoce muy bien su exterior (porque recibe la atención y la mirada de todos los fieles); pero poco su interior y las condiciones en las que se encuentra el soporte que da forma a la Virgen. Por eso, antes de su traslado al centro de Valldoreix los restauradores ya comenzaron a realizar los primeros exámenes que determinaron que la pieza presentaba una salud “entre regular y malo”. Regular por el estado del soporte de madera y malo por el nivel de levantamiento y pérdida de la pintura. Todo, producido por “los movimientos de dilatación y contracción de la madera, el paso del tiempo y la manipulación de la pieza”. Los insectos se han portado bien con esta Virgen, porque solo se ha visto “la acción puntual de xilófagos”.
Por eso antes de viajar ayer en una caja adaptada para su transporte, mientras sonaba el himno de la Mercè en la basílica para despedirla, ya se habían realizado las primeras intervenciones fijando las capas levantadas de la preparación y de la pintura. Estos exámenes primeros han determinado que a lo largo de su dilatada vida la talla ha sufrido muchas intervenciones y repolicromías; la última intervención en 1989. Para saber con exactitud cómo intervenir habrá que realizar diferentes pruebas fisicoquímicas y fotográficas y radiografías.
Pero lo primero que ha tenido que vivir esta Virgen ha sido pasar por la cámara de desinsectación (como cualquier pieza que ingresa en el centro de restauración) para evitar contagios desagradables. Luego se fijarán las capas de preparación y pintura; se estabilizarán las fisuras y se limpiará la superficie, eliminando los barnices envejecidos. Con todo eso se planteará la propuesta de restauración definitiva de la escultura que se realizará a lo largo de 2022. No lo pueden asegurar, pero para su cita con todos los barceloneses del próximo 24 de septiembre, todos trabajan para que la talla esté recuperada y vuelva a su casa, limpia, estabilizada y sana, como cuando fue creada en el siglo XIV.