Dos proyectos culturales aspiran a revitalizar el final del paseo de La Rambla
Nuevas propuestas de un promotor privado para el teatro Principal y de la Generalitat para la Foneria de Canons
A la espera de la tan anunciada reforma del principal paseo de Barcelona, La Rambla, dos de los principales edificios del final, en la parte más baja y cercana a Colón, se discuten en despachos del Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat. El teatro Principal, a iniciativa de un promotor privado, y la llamada Foneria de Canons, junto al edificio del Gobierno militar, propiedad de la Generalitat, podrían tener una nueva vida tras años sin actividad. Y, de paso, podrían ...
A la espera de la tan anunciada reforma del principal paseo de Barcelona, La Rambla, dos de los principales edificios del final, en la parte más baja y cercana a Colón, se discuten en despachos del Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat. El teatro Principal, a iniciativa de un promotor privado, y la llamada Foneria de Canons, junto al edificio del Gobierno militar, propiedad de la Generalitat, podrían tener una nueva vida tras años sin actividad. Y, de paso, podrían revitalizar la parte baja del popular paseo barcelonés.
De los dos, el que está en una fase más avanzada de definición es el teatro Principal que cesó de actividad en su última —y compleja— etapa en febrero de 2017. El que es el teatro más antiguo de Barcelona, se construyó a principios del XVII en terrenos donados del antiguo hospital de Sant Pau, fue el rival directo del Liceo durante un tiempo y es propiedad de la familia Balañá. Durante décadas, su principal actividad fueron los espectáculos, desde la ópera, las revistas o el teatro.
Su primer cierre, tras un largo languidecer, fue en 2006. El Ayuntamiento de Barcelona intentó, sin conseguirlo, hacerse con la propiedad y promover un eje cultural al final de la Rambla. Volvió a abrir puertas en 2013, de la mano del empresario del ocio Carlos Caballero, que reformó parte de las instalaciones en una suerte de salas de espectáculos y discotecas— para las que no tenía licencia— con 13 barras de bar. Esa etapa terminó de forma abrupta en febrero de 2017 y en medio de una trama delictiva que se relacionó con la prostitución.
Dos años después, un grupo inversor con el empresario José María Trénor —propietario de los hoteles de la cadena Praktik— llegó a un acuerdo con el grupo Balañá para la cesión de uso de superficie del teatro durante 50 años. Desde entonces, un grupo de arquitectos, ahora liderado por el despacho de Enric Batlle, han estado trabajando en la definición de los usos y la reforma de un complejo edificio que es, en realidad, una suma de espacios.
Los principales son la sala grande del teatro, la cúpula Venus, la sala Latino y el frontón Jai-Alai. La propuesta es que se convierta en un contenedor de actividades culturales con múltiples usos: desde el teatro clásico, arte digital y otras expresiones tecnológicas —como las salas de experiencias inmersivas que se han puesto de moda con la realidad virtual del 5G— o las más tradicionales presentaciones de libros, pasando por una oferta de espacios que puedan interesar a otros eventos que se desarrollan en la ciudad, como el Sónar.
Rehabilitar la Foneria
Todo eso se ha esbozado en la redacción de un plan especial que está sobre la mesa de los técnicos de Urbanismo del consistorio que negocian con los promotores. Algunas fuentes conocedoras de la operación apuntan que el proyecto está “encallado”. Los promotores no quieren revelar detalles en un momento que definen como “delicado” y el Ayuntamiento contesta con un escueto “se están estudiando propuestas”.
Lo cierto es que el proyecto se ha ido presentando extraoficialmente a entidades de Ciutat Vella, instituciones y empresas —del sector cultural y tecnológico— que podrían estar interesadas. Arquitectónicamente la idea es intercomunicar todas las partes del edificio y crear un paso que comunicaría La Rambla con la calle de Lancaster. Se está realizando un estudio historiográfico del teatro que ha sufrido múltiples transformaciones. Tanto, que en una de las catas del edificio que da a la calle de Lancaster se ha descubierto un frontón de pequeñas dimensiones. El coste de la intervención, según algunas fuentes, sobrepasaría los 30 millones.
En el caso de la Foneria de Canons, un edificio neoclásico cerrado desde 2003, y que en su última etapa albergó dependencias y pisos militares, el departamento de Cultura y el de Patrimonio de la Generalitat —este último titular del edificio de 3.000 metros — han decidido poner hilo a la aguja a su rehabilitación y definición de los usos tendrá. Será un equipamiento cultural, a concretar, aunque alejado de la idea inicial del ex president Quim Torra cuando anunció, en febrero de 2020, la convocatoria de un concurso.
Las entidades reclaman ser escuchadas
Amics de la Rambla, una de las entidades más activas del paseo central de Barcelona, ha reclamado en reuniones recientes con el departamento de Cultura y también con los promotores del teatro Principal que esos equipamientos, de alguna manera, hagan un retorno al barrio, sobre todo si su explotación es de un operador privado. “Estamos muy a favor de que tanto el teatro Principal como la Foneria se conviertan en nuevos equipamientos culturales porque ejercerían de tractor del final del paseo, pero nos gustaría ser tenidos en cuenta y escuchados. En estos barrios hay muchas entidades que trabajan de forma desinteresada y creemos que podrían tener un espacio”, apunta el presidente de la entidad, Fermín Villar.