El transporte público de Barcelona adelanta al coche por primera vez en pandemia
La media diaria de viajes en tren, bus y metro es de 1,5 millones mientras que se realizan 1,4 en vehículo privado
La parálisis de actividad y el miedo que desencadenó la irrupción del coronavirus provocó un agudo descenso de usuarios del transporte público en Barcelona y el área metropolitana. El efecto inmediato fue un impacto económico negativo de 407 millones de euros para la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM). Lentamente, las cifras de viajeros se recuperan, ya están por delante del tráfico que genera el vehículo particular, pero no van a evitar otro batacazo contable este año, previsto en 250 mil...
La parálisis de actividad y el miedo que desencadenó la irrupción del coronavirus provocó un agudo descenso de usuarios del transporte público en Barcelona y el área metropolitana. El efecto inmediato fue un impacto económico negativo de 407 millones de euros para la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM). Lentamente, las cifras de viajeros se recuperan, ya están por delante del tráfico que genera el vehículo particular, pero no van a evitar otro batacazo contable este año, previsto en 250 millones de euros. Una campaña de marketing trata de recuperar el público perdido.
La progresiva recuperación de la movilidad ha incentivado el uso del metro, del tren, del tranvía y del bus. Por primera vez en pandemia, los viajes que se realizan en transporte colectivo superan a los que se hacen en coche o en moto. “Le estamos dando la vuelta a la tendencia que marcó la covid”, destaca Rosa Alarcón, concejal de Movilidad de Barcelona. Fija la media diaria de viajes en transporte público por la ciudad en 1,5 millones, mientras que el vehículo privado se queda en 1,4 millones. “Los usuarios están recuperando la confianza en el transporte público como sistema seguro, eficiente y sostenible”, celebra la edil.
La presentación de una campaña de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) para tratar de recuperar a los usuarios que ahuyentó el coronavirus sirvió este viernes para hacer una radiografía del estado actual en que se encuentra el transporte colectivo en el área metropolitana. Aún queda lejos recuperar los niveles de trajín que registraban buses, trenes y metro en 2019. Sigue habiendo un 39% menos de usuarios, pero por primera vez desde que irrumpió el virus el transporte público muestra mejores cifras que el vehículo particular.
En marzo del año pasado, coincidiendo con la declaración del estado de alarma, hubo una caída en picado del interés por viajar en transporte público. El consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, refiere que hubo días en los que la demanda solo era de un 10%, en comparación con los meses prepandemia. El efecto rechazo a la hora de compartir espacios comunes provocó una “inversión de los medios de transporte” para moverse por Barcelona y el área metropolitana, reconoce la concejal Alarcón. La desconfianza se ha ido mitigando y pese a que, en relación con los tráficos de 2019 la caída de usuarios sigue siendo casi el triple en el transporte público que en el privado, en cifras globales el metro, el tren y el bus vuelven a movilizar más gente que el coche y la moto.
En el bus urbano la demanda ya está a un 70% de los niveles de 2019En el bus urbano la demanda ya está a un 70% de los niveles de 2019
En el bus urbano la demanda ya está a un 70% de los niveles de 2019, según Joan Maria Bigas, director del área de Movilidad, Transporte y Sostenibilidad del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). “Estamos ya en una situación de recuperación”, asegura Se trata de un resarcimiento que será lento y costoso. Pere Torres, director general del ATM avanza que 2021 “aún será duro”. El impacto económico que tendrá el virus para el ATM este año se calcula en 250 millones de euros. Supondrá otro hachazo contable después del descenso de ingresos por valor de 407 millones de euros que se registró el año pasado.
La ATM trata de mitigar los daños. Ha activado una campaña de marketing de 250.000 euros para reconquistar a los antiguos usuarios del transporte público, aquellos que huyeron por temor a contagiarse durante el trayecto. La publicidad insiste en que no hay ninguna razón de seguridad sanitaria para que no regresen al bus o al vagón. “Esta no es una campaña para incrementar la movilidad, nos dirigimos a las personas que tienen la necesidad de desplazarse, y les damos confianza y seguridad desde un punto de vista sanitario”, defiende Torres. Los datos de una encuesta hecha por el consorcio de transporte muestran que un 15% de los antiguos usuarios se siguen sintiendo inseguros para volver al transporte público. Son el objetivo de los vídeos de la campaña donde salen otros viajeros, grabados, supuestamente sin guión ni cortapisas, que se han mantenido fieles al los medios de transporte públicos
1.500 dispensadores de gel
”Hemos aprendido y nos hemos adaptado”, aseguró el director general del ATM. Refirió la instalación de mamparas protectoras en la flota de autobuses, 1.500 puntos con dispensadores de gel, la señalización de suelos y pasillos para facilitar el flujo de personas, aplicativos para conocer el estado de ocupación de los vehículos, venta digital de billetes o 600.000 horas de trabajos de limpieza y desinfección.
Objetivo: callar los teléfonos móviles
ATM presume de haber implementado el uso de la mascarilla en el transporte público antes de que su uso fuese obligatorio. Queda pendiente, según reconoció ayer Pere Torres, limitar las conversaciones telefónicas. “Cuando hablamos el riesgo de contagio por aerosoles aumenta”, justifica. “No hemos tenido el mismo éxito que con las mascarillas, tendremos que insistir más”, abundó. Paralelamente, el director general apunta que el móvil, las tabletas y los auriculares, son un aliado anticontagio porque incentiva “la tendencia a aislarse”.