Aragonès tiende la mano a los empresarios pese a su pactos con la CUP

El candidato de ERC a la Generalitat llama a “sustituir la cultura de la desconfianza” hacia el sector privado

El candidato a la presidencia, Pere Aragonès, abandona en pleno durante un receso mientras la consejera Teresa Jorda, le coge del brazo.Albert Garcia (EL PAÍS)

Pere Aragonès no se escondió ayer de su abrazo a la CUP, y las medidas acordadas con la formación anticapitalista, para intentar lograr su investidura como presidente de la Generalitat. Pero su discurso también destiló un tono de aproximación a la empresa, incluso para romper con las actitudes del pasado: “Sustituir la cultura de la desconfianza por la cultura de la c...

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Pere Aragonès no se escondió ayer de su abrazo a la CUP, y las medidas acordadas con la formación anticapitalista, para intentar lograr su investidura como presidente de la Generalitat. Pero su discurso también destiló un tono de aproximación a la empresa, incluso para romper con las actitudes del pasado: “Sustituir la cultura de la desconfianza por la cultura de la colaboración”, dijo en una intervención en la que los fondos Next Generation de la UE fueron mencionados por el candidato en múltiples ocasiones como posible tabla de reconversión económica.

“Un cambio de actitud”, demandó para poder salir de la crisis económica en la que ha envuelto la pandemia al mundo y a Cataluña. Se refería en concreto a las propuestas que llegan de la emprendeduría, pero también a proyectos que puedan llegar a ser estratégicos para una comunidad que, además de la caída del 11% de la economía del año pasado, acumula años reduciendo el PIB per cápita, prueba de pérdida de competitividad.

“Si somos capaces de poner en valor la visión emprendedora de la Administración y la responsabilidad social de los proyectos de iniciativas social y empresariales”, dijo, “si colaboramos, si cooperamos a partir de estos principios, el resultado tiene un efecto multiplicador”. “Pensar en grande”, afirmó, mientras parecía subrayar el riesgo de que apenas 200 empresas sean las responsables de la mitad de las exportaciones catalanas. “Tenemos que incentivar la cooperación empresarial para tomar el músculo necesario para seguir creciendo puertas a fuera”, remachó el candidato.

Aragonès hizo una llamada a renovar el Pacto Nacional por la Industria acordado con patronales y sindicatos, a utilizar los fondos Next Generation para revitalizar la economía catalana y a poner en marcha un proceso de descarbonización que permita llegar a Cataluña al año 2050 con un 100% de generación eléctrica con fuentes renovables. “El caso de Nissan o de Bosch —dos cierres con centenares de empleados afectados—, entre otros, nos obliga más que nunca a actuaciones inmediatas, pero también a apuestas claras de futuro”, sentenció.

Pero esa parte del discurso chocaba con otros mensajes más relacionados con la capacidad intervencionista de la Administración. Pere Aragonès defendió “la intervención pública, a través de la regulación y mediante el papel activo de las administraciones como operadores en el mercado, para corregir la tendencia natural a crear posiciones de dominio que adulteran la actividad económica”. De hecho, señaló que si logra formar Gobierno impulsará un operador eléctrico —como ha hecho Catalunya en Comú en el área Metropolitana de Barcelona— y reiteró su intención de destinar 1.000 millones de euros para vivienda pública, cuando el Incasòl, el ente de promoción de suelo público de la Generalitat, ya es el mayor casero de toda Cataluña.

Incredulidad en PSC

Su discurso no convenció al socialista Salvador Illa, el líder parlamentario del PSC, quien le acusó de estar al margen de la empresa después de que hace dos semanas no apareciera en el acto en el que Seat, con la presencia de Felipe VI y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, formalizó su deseo de fabricar vehículos eléctricos en su factoría de Martorell. Tampoco fue capaz Aragonès de lograr aproximar a su posición a los comunes, a quienes volvió a pedir que se sumaran al Govern, con sus promesas del acuerdo con la CUP. La líder de los comunes, Jèssica Albiach, lamentó que algunas de esas promesas que han acordado ahora podrían haberse desarrollado en la pasada legislatura.

Aragonès apareció en el debate de investidura con un compromiso de movilizar en los primeros cien días de gobierno una partida de 700 millones para fomentar la contratación de jóvenes, de mayores de 45 años y de personas en situación de vulnerabilidad. Explicó que durante la pandemia se han destinado 2.835 millones para el tejido productivo, sin mencionar que la mayor parte de esos recursos proceden de los fondos tranferidos por el Gobierno central.

Aragonès también propuso la constitución de un Comisionado para gestionar los fondos que puedan llegar a Cataluña del fondo Next Generation. El candidato de ERC abogó por una transición digital en la estructura económica y productiva, así como por una transición ecológica “para convertir Cataluña en un país líder en la economía verde en Europa y el Mediterráneo, afrontando el cambio de modelo energético y los efectos sobre cómo producimos, distribuimos y consumimos”.

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