Miles de ciudadanos piden ser eximidos de formar parte de las mesas electorales en Cataluña
Un 11% de todas las personas llamadas al proceso electoral ya han presentado alegaciones
El miedo al coronavirus ha llenado las Juntas Electorales de alegaciones para evitar formar parte de las mesas en las próximas elecciones catalanas el 14 de febrero. De momento, han entrado más de 9.100 y las Juntas de las distintas zonas de Cataluña prevén triplicar la demanda de procesos electorales anteriores. En el caso de Barcelona, se ha pedido la ayuda de dos médicos forenses antes de emitir la decisión. En paralelo, en los centros de atención primaria también ha crecido la demanda de informes médicos para arg...
El miedo al coronavirus ha llenado las Juntas Electorales de alegaciones para evitar formar parte de las mesas en las próximas elecciones catalanas el 14 de febrero. De momento, han entrado más de 9.100 y las Juntas de las distintas zonas de Cataluña prevén triplicar la demanda de procesos electorales anteriores. En el caso de Barcelona, se ha pedido la ayuda de dos médicos forenses antes de emitir la decisión. En paralelo, en los centros de atención primaria también ha crecido la demanda de informes médicos para argumentar las excusas.
En plena tercera ola de la pandemia, las excusas se acumulan a un ritmo inaudito en las Juntas Electorales. “En Sabadell, hoy [por este martes} ya hemos alcanzado las 1.012 alegaciones en una semana, cuando en un proceso electoral completo solemos llegar a las 800”, explica Iván Fructuoso, secretario de la Junta Electoral de Zona de Sabadell. Según él, hasta ahora solo se han rechazado siete alegaciones. “Esos son casos confesionales, objetores de conciencia”, concreta.
En Cataluña han sido convocados, en total 82.000 miembros de mesas electorales, entre titulares y suplentes. Las 9.102 peticiones que ya han entrado en 10 de las Juntas suponen un 11% de todas las personas llamadas al proceso electoral, a la espera de los datos del resto de Juntas. En el caso de Barcelona, hasta el 29 de enero entraron 3.250. El alto número y la complejidad de algunas de las alegaciones han hecho que la Junta pida ayuda a dos médicos forenses para que interpreten esos diagnósticos y que los jueces puedan tomar una decisión con mayor conocimiento de lo que se argumenta.
Por ese motivo, no todas las alegaciones se resuelven de forma inmediata. De hecho, las juntas no tienen un plazo determinado para contestar y pueden hacerlo hasta el mismo día de las elecciones. La eventualidad de que se pueda producir algún problema en la constitución de las mesas se descarta por el número de suplentes ya previsto por la ley. El plazo para presentar impugnaciones sí que es más estricto: siete días después de recibir la comunicación, aunque la junta seguirá atendiendo las causas que puedan presentarse de forma sobrevenida. Garantizar la seguridad sanitaria el 14-F corresponde a la Generalitat.
Hasta el pasado domingo, en Granollers se presentaron 849 peticiones, 838 en Sant Feliu de Llobregat y otras 622 en Terrassa. Otras localidades donde se acumulan las peticiones son Arenys de Mar (648), Reus (687), Vic (463) y Vilanova i la Geltrú (356).
Las excusas principales de los que piden ser eximidos son cuatro: estar embarazada, ser mayor de 65 años, tener dependientes a cargo o sufrir patologías médicas. Y, a diferencia de años anteriores, los ciudadanos afectados buscan una salida como sea. “Antes, una embarazada participaba; ahora no quiere”, ejemplifica Fructuoso, que admite que “la gente tiene miedo”.
Sílvia Carabaca es una de las elegidas en Cornellà, en el área metropolitana de Barcelona. “Por desgracia, me ha tocado”, dice. Tiene 49 años, trabaja en el servicio de limpieza de un pabellón deportivo de Cornellà y se siente “indignada”. “Nos tienen confinados, no podemos salir ni hacer nada; y ahora nos exponen en un centro electoral durante 14 horas. Es lamentable”, afirma. Le llegó la notificación hace una semana y se encuentra sin salidas burocráticas porque desconoce los protocolos. “Es la primera vez que me eligen y no sé cómo funciona. Nadie me puede asesorar, pero pagaría la multa por no ir. No sé qué sanción me pueden aplicar”, señala.
Madre soltera de dos hijos, una de ellas menor, Carabaca cree que no era el momento de celebrar los comicios. Y plantea: “¿Qué urgencia tienen? Es un peligro porque quizás traeremos el virus a casa. Hay mucha gente asintomática y estaremos muy expuestos. Me levanto por la mañana con este tema en la cabeza, y me acuesto pensando lo mismo. Siempre pagamos los peces pequeños para que los peces gordos estén felices”.
Núria C., de 64 años, presentó hace unos días alegaciones para no formar parte de una mesa en Mataró, a 20 kilómetros de Barcelona. Este martes le notificaron que su defensa, que estaba acompañada de un certificado médico, fue rechazada. “Soy hipertensa y ya tengo una edad delicada”, explica. “Estar en una mesa, tal y como están las cosas, es incómodo. En una época normal no habría alegado, pero ahora sí. He estado encerrada en casa, he sido prudente, y ahora tengo que ir sí o sí. Solo espero que vaya poca gente a votar”.
Colas para presentar documentación
Las Juntas Electorales viven días muy intensos, con colas para presentar la documentación. “Percibimos que la gente está enfadada”, dice Fructuoso. “Pero nosotros, en la junta, no intervenimos en los sorteos ni en el proceso de garantizar la salud de las mesas. La gente nos expresa que no sabe cómo funcionan los EPI [equipos de protección individual] ni saben adónde ir”.
Las personas que han acreditado convivir con personas de riesgo consiguen ser eximidos, según explica una colaboradora del proceso de validación.
En busca de informes médicos
El rechazo a las mesas ha llenado aún más los Centros de Atención Primaria de Cataluña. Los elegidos en las mesas buscan informes médicos que avalen que son población de riesgo. “En relación con otras elecciones las peticiones han aumentado, pero es difícil de cuantificar. Antes era una cosa puntual”, admite Natalia Riera, directora del CAP Sagrada Familia de Barcelona.
Riera construye un perfil del demandante: “Nos encontramos pacientes de mediana edad con patología crónica y que tienen miedo al contagio, que hacen una vida restrictiva y que consideran que no les toca estar en primera línea. En condiciones normales muchos de ellos participarían sin problema en las mesas electorales del 14-F”.
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