El grupo H&M abre en Barcelona una tienda de la marca Weekday

Ni colas en la puerta, ni canapés, ni bebidas, ni djs… ayer no hubo una fiesta de apertura con solera, pero Weekday dio la bienvenida a algunos clientes en pequeños grupos para que conocieran la nueva tienda de paseo de Gràcia, que forma parte del grupo H&M, y este viernes abre sus puertas al público. Ni la pandemia ni la desolación de esta arteria comercial de Barcelona ha roto sus planes, y el grupo sueco ha asentado en el número 33 la moda casual de Weekday, que destaca sobre todo por su apuesta por el denim, con tejido orgánic...

Ni colas en la puerta, ni canapés, ni bebidas, ni djs… ayer no hubo una fiesta de apertura con solera, pero Weekday dio la bienvenida a algunos clientes en pequeños grupos para que conocieran la nueva tienda de paseo de Gràcia, que forma parte del grupo H&M, y este viernes abre sus puertas al público. Ni la pandemia ni la desolación de esta arteria comercial de Barcelona ha roto sus planes, y el grupo sueco ha asentado en el número 33 la moda casual de Weekday, que destaca sobre todo por su apuesta por el denim, con tejido orgánico y reciclado. Dirigida a un público joven, de entre 20 y 35 años, a quienes le importan valores como la sostenibilidad y las causas sociales, Weekday ofrece descuentos del 20% hasta el sábado para celebrar la apertura.

Los orígenes de esta firma se encuentran en una pequeña tienda sueca que cuatro amigos abrieron en el año 2000 llamada Weekend, porque solo abría los fines de semana. Pero en poco tiempo la marca, con ropa vintage y firmas seleccionadas, se hizo tal hueco que empezó a abrir todos los días, por lo que pasó a llamarse Weekday. Fue en 2008 cuando el grupo H&M se fijó en su potencial. Se ha convertido en una de sus firmas más sostenibles por el uso de tejidos orgánicos y reciclados – aseguran que el 83% de sus productos están fabricados con materiales más sostenibles. Su compromiso con causas sociales, de los cuales se hacen eco sus estampados, son otro de sus reclamos.

En dos plantas de aires industriales de casi 400 metros cuadrados, con una escalera pintada de color amarillo flúor que llama la atención desde fuera, la tienda ofrece ropa casual, de influencias urbanas y del estilo de la calle, a un precio medio (camisetas a 15 euros, sudaderas por 40, vaqueros alrededor de 50 euros y abrigos por 120). Como plus, hacen los bajos de los vaqueros en la misma tienda sin coste añadido a la prenda, y tienen un pequeño taller donde estampan los prints de la marca, con novedades semanales, en una camiseta o sudadera, por el mismo precio que cuesta el artículo.

Para el lanzamiento en Barcelona, la marca ha seleccionado cinco estampados diferentes, uno de los cuales hace referencia a la ciudad con unas letras que rezan Barcelona sobre un fondo de edificios inspirados en el skyline. Otros de los mensajes que se pueden encontrar esta semana son “happy new society”, “pretty inside”, “not retired, just tired” o “feels good to be nice”, además de uno que recuerda el muro de Berlín. A partir de la que viene, los prints se renovarán semanalmente y solo estarán disponibles esos días.

Aunque este proyecto no está en marcha todavía en la tienda de Barcelona, uno de los objetivos que caracteriza Weekday es su compromiso con la ropa de segunda mano. En algunas de sus tiendas cuentan con un corner vintage y animan a sus clientes a dar una segunda oportunidad a la ropa. Entre otros de sus compromisos en favor del medio ambiente, también está la eliminación del plástico -aseguran en su web que en 2025 habrán eliminado todo el plástico innecesario de los envoltorios y solo usarán de tipo reciclable o compostable. En el caso del agua, su objetivo es volver a utilizar el 15% del agua en sus procesos productivos en 2022.

Weekday cuenta con 57 tiendas en el mundo, y la presentación en Barcelona coincide con un momento de restricciones sociales y comerciales por la pandemia de coronavirus. Justo el primer día de apertura, los bares y restaurantes de la capital catalana y todos los municipios han tenido que cerrar para intentar frenar los contagios. Un cierre que deja las zonas comerciales más desangeladas.