La feria SWAB recrea su sede en 3D y reúne en ella a 75 galerías

La cita de arte contemporáneo muestra obras de 200 artistas en un entorno virtual que reproduce fielmente su tradicional ubicación física y adapta también los precios, entre los 10 y los 24.500 euros

Aspecto de la feria de arte contemporáneo SWAB, que en 2020 ha adoptado el formato virtual en 3D.

A diferencia de otras, SWAB, la feria de arte contemporáneo de Barcelona, ha respetado su fecha prevista. Pero era imposible, en las condiciones sanitarias actuales, organizar una feria que se ha caracterizado por traer algunas de las galerías extranjeras emergentes más interesantes del momento. Así que, para mantenerse fiel a su identidad, SWAB se ha trasladado al espacio virtual, donde proporciona una experiencia inmersiva parecida a la que desde hace años ofrece en el Pabellón Italiano de Montjuï...

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A diferencia de otras, SWAB, la feria de arte contemporáneo de Barcelona, ha respetado su fecha prevista. Pero era imposible, en las condiciones sanitarias actuales, organizar una feria que se ha caracterizado por traer algunas de las galerías extranjeras emergentes más interesantes del momento. Así que, para mantenerse fiel a su identidad, SWAB se ha trasladado al espacio virtual, donde proporciona una experiencia inmersiva parecida a la que desde hace años ofrece en el Pabellón Italiano de Montjuïc.

De ese modo, la 13ª edición de la feria, que finaliza el 15 de octubre, ha conseguido reunir casi 200 artistas de 75 galerías, de las que el 85% son extranjeras. Para acceder a ellas, el visitante debe descargarse una aplicación tridimensional, que reproduce exactamente los espacios del pabellón. Esta le permite desplazarse con el cursor como lo haría en un videojuego, entrar en los estands, acercarse a las obras y, clicando sobre ellas, acceder a la información de la pieza y los datos de la galería para poder acto seguido, si quiere, contactarla a través de WhatsApp. La aplicación es espectacular y reproduce las piezas con excelente definición, s bien al ser muy pesada (4GB) funciona solo en el ordenador y no en el teléfono, que suele ser la interfaz de uso más inmediato. La descarga e instalación no es complicada, pero la velocidad y el funcionamiento dependen de la conexión y el ordenador de cada uno. Si es de última generación, la visita será ágil y placentera, sino un poco más lenta o hasta imposible.

“Seguimos fieles a la voluntad de reflejar las nuevas tendencias del arte contemporáneo y ser plataforma para las galerías consagradas y los espacios jóvenes que inician su camino en el circuito internacional. Con esta aplicación garantizamos la seguridad sanitaria, explorando formatos que responden a la nueva realidad sin perder la esencia de la feria” indicó el fundador de SWAB, Joaquín Díez-Cascón, director de la feria junto con su hija Carolina.

La gran protagonista de la edición es Asia, con galerías de Corea, Vietnam, Singapur, Indonesia y Filipinas. “El 50% de los artistas participantes son mujeres. Es una edición marcada por la igualdad y también por las obras que reflejan la crisis de la Covid-19 y la relación entre naturaleza y tecnología”, explicó Carolina Díez-Cascón, citando piezas como Social Distancing Series, de Pep Vidal, en ADN, o Blog Affair, de María Alcaide, en el programa Ephemeral, que retrata a través de un vídeo y una instalación el auge de Internet como lugar y medio de trabajo. Entre las nuevas incorporaciones, destaca la galería Dilalica, especializada en obras digitales hechas para convivir en un entorno físico y virtual, que presenta una serie fotográfica de Mario Santamaría sobre los procesos de digitalización de los espacios de arte, sus canales de distribución y las políticas de reproducción de las imágenes.

Para impulsar la compra online y potenciar el coleccionismo joven, SWAB ha acordado con una empresa facilitar la concesión de microcréditos para la adquisición de obras. La más barata cuesta 10 euros y se encuentra en la galería inglesa Highchair y la más cara, de Tullio Pinto, en la francesa Nosco Gallery, cuesta 24.500 euros. Los precios, como los formatos, se adaptan a las nuevas condiciones.

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