El arte del estado de alarma llega a las galerías

Una colectiva de Ramon Sicart y una muestra de la fotógrafa Espe Pons mantienen vivo el fuego de la reivindicación

'Space Oddity' de Chema Novell, que puede verse en la galería Sicart.

Mientras la sombra del confinamiento vuelve a cernirse sobre una España en pleno rebrote, desde localidades alejadas de las grandes ciudades, los artistas hacen oír su voz, plasmando en sus obras las sensaciones contradictorias que desde el pasado marzo han trastocado el equilibrio emocional de muchas personas.

Es el caso de los personajes distópicos, inmortalizados en un entorno que parece creado con técnicas digitales pero que es rigurosamente real, de Space Oddity, una serie de 60 imágenes captadas durante el co...

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Mientras la sombra del confinamiento vuelve a cernirse sobre una España en pleno rebrote, desde localidades alejadas de las grandes ciudades, los artistas hacen oír su voz, plasmando en sus obras las sensaciones contradictorias que desde el pasado marzo han trastocado el equilibrio emocional de muchas personas.

Es el caso de los personajes distópicos, inmortalizados en un entorno que parece creado con técnicas digitales pero que es rigurosamente real, de Space Oddity, una serie de 60 imágenes captadas durante el confinamiento, desde el balcón de su casa con un teléfono móvil, por Chema Novell. La obra forma parte de El Arte en Estado de Alarma. De militancias y reivindicaciones, una exposición colectiva comisariada por el galerista Ramon Sicart en La Cumprativa de Llorenç del Penedès. La muestra, abierta hasta el 30 de septiembre, reúne los trabajos relacionados con este extraño y conflictivo momento, de artistas representativos de la escena catalana contemporánea. “El 14 de marzo el Gobierno implementó el estado de alarma por segunda vez desde la Transición. Los artistas lo vivieron de forma distinta, pero a todos les sirvió para mirar su entorno con otros ojos”, explica Sicart.

Espe Pons delante del cartel que anuncia su instalación fotográfica. / JORDI BOVÉ

La reflexión sobre la identidad y la constante lucha para la supervivencia de los artistas de Àlvar Calvet, una visualización del paso del tiempo de Cristina Calderón, los 26 vídeos del canal de YouTube Desconfinant l’Art y las tres cápsulas audiovisuales de Aureli Ruiz, son algunas de las obras de una muestra que refleja lo inesperado, angustioso y claustrofóbico del confinamiento. Un escenario que tiene su perfecta metáfora en la instalación de Jordi Abelló, formada por un coleóptero momificado y despiezado y casi 2000 dibujos que habían quedado excluidos de las series del artista, dibujante compulsivo, y fueron ordenados y catalogados en aquellos días. “Todas las obras hablan del compromiso con la creación y el pensamiento y exploran las formas de reivindicar y denunciar una sociedad que aprovecha situaciones como la emergencia sanitaria para restringir las libertades”, indica Sicart, que ha introducido verdaderos descubrimientos como el comisario de exposiciones Frederic Montornés, que participa con una serie de fotos de pasteles y relatos cortos, publicadas en las redes sociales durante el confinamiento, que revelan su alma oculta de artista y pastelero.

Para no olvidar nunca los muertos por la libertad

La fotógrafa Espe Pons ha aprovechado el confinamiento para trabajar en el catálogo del proyecto inédito que presenta en el Palau Solterra de la Fundación Vila Casas en Torroella de Mongrí. Se trata de un ensayo fotográfico en 42 imágenes que se propone dignificar las víctimas del franquismo, a partir de la historia del hermano del abuelo de la artista, Tomàs Pons Albesa, militante del PSUC y secretario general de Socorro Rojo Internacional, que fue fusilado a los 31 años de edad, en el Camp de la Bota de Barcelona en 1941. Sota la llum del mar, abierta hasta el 22 de noviembre, combina fotografía contemporánea y testimonios de la época para construir un nuevo relato que se plasma en imágenes de luces y sombras. Son fotografías inquietantes como la historia que cuentan, nada de didascálico o descriptivo, Pons materializa estados de ánimo, el horror, el miedo, la crueldad…

“El título del proyecto hace referencia al parapeto donde Tomàs y otros 1700 presos políticos fueron ejecutados tras juicios sumarísimos. Con la remodelación del Fórum, el parapeto desapareció bajo el mar y con esta muestra pretendo sacarlo a la luz junto con los crímenes que allí se cometieron”, explica Pons, que tiene una larga trayectoria de fotografías sobre el paisaje y la memoria. La artista ha recorrido y fotografiado los lugares que articulan la historia de Tomàs desde la detención y la tortura hasta la ejecución y el enterramiento en la fosa común donde descansa, en el Fossar de la Pedrera del cementerio de Montjuïc. La cárcel Modelo, la Jefatura de Policía de Vía Layetana, el Archivo del Tribunal Militar 3º, la pared bombardeada por la aviación fascista de la iglesia de San Felipe Neri y el refugio antiaéreo 307 de Poble-sec, son algunos de los lugares que hablan a través de las sobrecogedoras imágenes de Espe Pons. “La biografía de Tomàs me ha permitido recordar y dignificar todas las víctimas de la Guerra Civil y del régimen dictatorial franquista”, concluye Pons.

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