Los rebrotes dejan en el aire el ‘Sant Jordi de verano’ en el paseo de Gràcia de Barcelona

La consejera Vergés dice que se “tendrá que valorar” la suspensión, mientras las ocho editoriales de Llegir en Català no asistirán y piden que no se celebre

El presidente de la Cambra del Llibre, Patrici Tixis (centro), flanqueado por la consejera de Cultura, Mariàngela Vilallonga, y el teniente de alcalde de Cultural de Consistorio barcelonés, Joan Subirats, durante la presentación el pasado miércoles del 'Sant Jordi de verano'MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

Apenas 24 horas después de su presentación pública con las principales autoridades culturales de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona y del máximo organismo del sector editorial, la Cambra del Llibre, la celebración del Sant Jordi de verano en la zona del paseo de Gràcia de Barcelona, que reuniría 110 paradas de las casi 200 que tendrá la ciudad ese día, recibió ayer dos reveses consecutivos que añaden incertidumbre a su realización y cues...

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Apenas 24 horas después de su presentación pública con las principales autoridades culturales de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona y del máximo organismo del sector editorial, la Cambra del Llibre, la celebración del Sant Jordi de verano en la zona del paseo de Gràcia de Barcelona, que reuniría 110 paradas de las casi 200 que tendrá la ciudad ese día, recibió ayer dos reveses consecutivos que añaden incertidumbre a su realización y cuestionan el sentido de toda la jornada del Día del Libro y de la Rosa. Así, mientras la consejera de Salud, Alba Vergés, dejaba entrever al mediodía que “se habrá de valorar” la posibilidad de suspender esa cita en la calle por los rebrotes del coronavirus en la capital catalana, ochos editoriales, agrupadas en el colectivo Llegir en Català, habían anunciado poco antes a través de las redes sociales que no participarían con casetas en el paseo de Gràcia y solicitaban que se suspendan los actos en la zona, celebrándose sólo en las librerías. Se sumaban así a la postura que en los últimos días han hecho públicas editoriales y librerías de Figueres, la comarca del Segrià y Reus y algunas de Barcelona.

“La pandemia nos ha golpeado a todos y el virus sigue estando bien vivo; por responsabilidad creemos que esta diada no se ha de celebrar con una concentración de paradas en el centro de la ciudad que ponga en riesgo la salud de vendedores y compradores y añada más presión al sistema sanitario”, se reafirma en el comunicado el colectivo Llegir en Català, compuesto por los sellos Alrevés, Bira Biro, Saldonar, Les Hores, L’Avenç, Raig Verd, Sembra Llibres y Tigre de Paper. “No es compatible pedir a la gente que se quede en casa como hacen las autoridades sanitarias y, al mismo tiempo, animarlos desde las asociaciones del sector del libro a que vayan al paseo de Gràcia”, insiste la nota.

“Quien quiera estar seguro de verdad en Barcelona el 23 de julio que venga, precisamente, al paseo de Gràcia”, aseguró ayer a este diario el presidente de la Cambra del Llibre, Patrici Tixis, apoyándose en las “durísimas medidas de seguridad que se han adoptado para esa zona, aprobadas, lo recuerdo, por el Procicat”, apostilla. E insiste en que están hechas “en función de una fase 2 sanitaria en la que no estamos”, ahondando así en los parámetros a los que anteayer ya se refirió a este diario el teniente de alcalde de Cultura del Consistorio barcelonés, Joan Subirats. En ese estadio, las medidas restrictivas pasan por una reducción (que puede llegar al cierre) en el aforo en bares, y en algunos eventos deportivos y culturales y locales de ocio nocturno.

“Son medidas y protocolos más restrictivos de los que se están viendo ahora mismo normalmente en la calle, en restaurantes o en las playas”, insiste Tixis, que manifestó su sorpresa por las declaraciones de la consejera Vergés, en tanto “nadie de la Generalitat nos ha dicho nada y vengo de estar con la consejera de Cultura porque hemos bautizado un tren del Vallès con el eslogan de la campaña Tot comença en una llibreria, en un acto que promueve el mismo Govern”. La Generalitat ha destinado a la jornada 290.000 euros de los más de 360.000 que costará, en una primera estimación y sin contabilizar los servicios municipales, el Día del Libro y de la Rosa en toda Cataluña.

El máximo representante de la patronal catalana del libro asegura que, en cualquier caso, “estamos siempre a expensas de lo que digan las autoridades sanitarias y si finalmente creen que puede ser peligroso pues no lo haremos y que cada uno lo celebre en su librería, igual que si hay que ser aún más estrictos y duros con las medidas, lo haremos también porque el plan es flexible; en cualquier caso, no se obliga a nadie a participar”, afirma. Tixis respondía así a la presión que sobre la Cambra del Llibre ejercía veladamente el colectivo de Llegir en Català, que en su comunicado especificaba que habían esperado “hasta el último momento para ver si era la misma cámara la que asumía que el Sant Jordi como estaba previsto no se puede hacer y cancelaba la convocatoria”.

La oportunidad y el formato del conocido popularmente como el Sant Jordi de verano, que comporta en las grandes ciudades siempre una zona de venta y firmas concentrada y perimetrada, lleva levantando voces discordantes en las últimas semanas en un gremio del libro al que le cuesta mostrar una postura unitaria. Ocurrió el pasado 23 de abril cuando un nutrido grupo de editores y libreros manifestó su rechazo a que se entregaran a domicilio los libros vendidos online. Ahora, si bien se han limitado la iniciativa a profesionales del libro y de la floristería, librerías y editoriales de Figueres, de la comarca del Segrià y de Reus han manifestado que ya no harán la celebración callejera, a los que en los últimos días se han añadido sellos barceloneses como Males Herbes y las librerías No Llegiu. También hay división entre los libreros si aplicar o no el 10% de descuento tradicional.

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Un termómetro de la situación de incertidumbre, tensión y cierto cansancio que vive el sector lo refleja un tuit que realizó ayer mismo Joan Sala, editor de Comanegra y vicepresidente primero de la Associació d’Editors en Llengua Catalana: “Estoy hasta los cojones de todos nosotros”.

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