Cervezas de subsistencia

El bar musical Barbara Ann, en Barcelona, hace frente al confinamiento vendiendo ‘online’ bonos de copas canjeables hasta 2021

La clientela del Barbara no ve el momento de volver a juntarse en el bar.ran-el cabrera

Muchos clientes ya pasan por sus librerías de cabecera a recoger los libros comprados online durante el confinamiento. Los del Barbara Ann, un bar musical del barrio de Les Corts, en Barcelona, todavía deberán esperar para tomarse las cervezas o las copas que han encargado (y pagado) con anticipación, también online, durante un confinamiento que todavía no está claro cuánto más va a durar. Desde el 13 de marzo el garito está cerrado a cal y canto, como manda el estado de alarma, pero los impuestos, los sumi...

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Muchos clientes ya pasan por sus librerías de cabecera a recoger los libros comprados online durante el confinamiento. Los del Barbara Ann, un bar musical del barrio de Les Corts, en Barcelona, todavía deberán esperar para tomarse las cervezas o las copas que han encargado (y pagado) con anticipación, también online, durante un confinamiento que todavía no está claro cuánto más va a durar. Desde el 13 de marzo el garito está cerrado a cal y canto, como manda el estado de alarma, pero los impuestos, los suministros, el alquiler y demás contadores de gastos siguen corriendo. Lo de abrir solo para una tercera parte de la clientela y en la terraza no lo acaba de ver Oscar, camarero y propietario del local e ideólogo de la medida que ha lanzado en redes sociales para subsistir, los Bonos bárbaros: 10 cervezas por 25 euros; 5 cubatas por 30. Todo canjeable hasta 2021.

El Barbara Ann (efectivamente, un homenaje a la canción de los Regents, inmortalizada también por los Beach Boys) es un bar musical especial. Con los años se ha convertido en un pequeño templo de la música underground de Barcelona: rhythm and blues, punk, rock and roll, power pop… “Hay un tejido social que lo mantiene vivo desde que abrió, en 1988”, explica Adrià, músico, cliente habitual y ex copropietario del local. Basta decir que hace cuatro años el dueño decidió traspasarlo pero con una condición: que mantuviera el espíritu de siempre. “Si el comprador era alguien que pensaba montar otro tipo de establecimiento, quemaba la licencia y punto. El Barbie tenía que seguir siendo el Barbie”, recuerda Adrià. No apareció comprador y, ante el riesgo de perder lo que era más que un bar para una nutrida parroquia de fieles, este miembro de The Excitements y seis amigos de los que desde las primeras noches ochenteras han cotizado en aquella barra, decidieron quedárselo y respetar esa liturgia tan especial del local. Todos contentos. Dos años más tarde, traspasaron el negocio, ya con total garantía de continuidad, al camarero y Dj Óscar Guindilla, que lo regenta desde hace casi dos años.

“Los Bonos bárbaros funcionan porque la clientela del bar es muy fiel”, subraya Óscar, que ya ha recaudado (o, más bien, adelantado) más de 2.000 euros con la iniciativa. Y, conociendo a sus clientes, también puso en marcha una subasta de parte del material que adorna el local: posters, fotografías, discos, cuadros, dedicatorias de músicos, recuerdos… “La gente no para de apoyar, ya sea pujando por cada objeto, ya sea cediendo material para recaudar fondos”. Ilustradores como Beatriz Marín, Jordi Duró, Mr Bratto, Laura con Blum, Adiartk Works han cedido parte de su obra; bandas musicales (The Excitements, Tiger Mosquito, Sacramentos, Safety Pins…) también han donado material, igual que varias discográficas (Penniman Records, Daily Records o El Beasto). “Las pujas arrancan con cinco euros, por ejemplo, pero la primera oferta pues resulta que es de 40”, comenta Óscar, que reconoce que se esperaba una buena respuesta de la gente, pero que “la peña se ha estirado mucho”.

Y la factoría de recursos para sobrevivir a la crisis no deja de fabricar. Este 11 de mayo, rifa. 90 números, todos vendidos, a cuatro euros cada uno y una oferta: por 10 euros, tres números. “Discos, elepés, epés…, vamos a poner casi tantos regalos como números, así que el premio está casi asegurado”, explica Óscar. ¿Es posible que el día de la reapertura, el Barbara Ann presente un aspecto diferente? “No… Los discos que cuelgan del techo seguirán allí, la mayoría de los cuadros, fotos y recuerdos también ocuparán su lugar”, tranquiliza Óscar a su parroquia. “La mayoría de las cosas que sorteamos o rifamos son donaciones”. Por eso, desde la cuenta de Facebook del bar, Óscar Guindilla no se olvida de agradecer la colaboración de la gente: “Solo queremos daros otra vez las mil gracias por haber colaborado tan generosamente en la causa de salvar al Barbie de la catástrofe (…) por una larga vida a la logia Barbara Ann, llena de fraternidad, ritmo y pasión por la música”.

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