Laboratorios contra la despoblación en Andalucía
Las administraciones diseñan estrategias para dinamizar el medio rural y retener talento local
A Roberto Moreno Jiménez le quita el sueño la dinámica regresiva demográfica que vive la España de interior y, muy especialmente, la del medio rural. Vive en primera persona esa sensación de zozobra como alcalde de Torres, un pueblo incrustado en lo más profundo de la Sierra Mágina jiennense que en la última década ha perdido un 20% de su población. “El diagnóstico ya lo sabemos, ahora toca que las administraciones actúen con celeridad y concreción, no podem...
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A Roberto Moreno Jiménez le quita el sueño la dinámica regresiva demográfica que vive la España de interior y, muy especialmente, la del medio rural. Vive en primera persona esa sensación de zozobra como alcalde de Torres, un pueblo incrustado en lo más profundo de la Sierra Mágina jiennense que en la última década ha perdido un 20% de su población. “El diagnóstico ya lo sabemos, ahora toca que las administraciones actúen con celeridad y concreción, no podemos esperar más, nuestros pueblos se apagan cada vez más”, exclama Moreno, de 38 años y que afronta el segundo mandato al frente de este municipio de 1.331 habitantes. Lejos quedan ya los 4.700 censados a mediados del siglo pasado, o los 1.800 que había cuando empezó el actual milenio.
El 53,8% de los municipios andaluces (423 sobre un total de 786) presenta “problemas de despoblación”, según ha puesto de manifiesto la Junta de Andalucía al diseñar la Estrategia de Desarrollo Rural Horizonte 2030. Y el 67,26% de esos pueblos, con menos de 5.000 habitantes, se localizan en zonas rurales, sin duda las más afectadas por el declive demográfico que se ceba especialmente con las comarcas de las sierras del interior de Andalucía.
Con esta normativa que aún está en su fase preliminar, la Junta busca fomentar la cohesión social creando oportunidades para atraer a empresas innovadoras, ofreciendo acceso a empleos de calidad al estimular la creación de nuevas vías de negocio en el mundo rural tras la modernización de las infraestructuras y la implantación de nuevos servicios. Una estrategia para la mejora de la calidad de vida y fijar la población al territorio.
Entre las líneas de actuación se quiere aprovechar el papel de la agricultura sostenible y las actividades económicas existentes para aportar acciones que les permitan incrementar el emprendimiento mediante la diversificación de los sectores productivos. Y eso es lo que se está haciendo en Torres, que ya fue pionero en la diversificación agraria al introducir el cultivo de la cereza y de la trufa como complemento al olivar, y ahora quiere abrirse paso con el turismo rural. “Queremos ofrecer una oferta diferenciadora y convertir el turismo rural en un elemento que aporte renta más allá del olivar y la cereza”, señala el alcalde torreño. Entre las iniciativas puestas en marcha destacan el columpio gigante, con vistas privilegiadas al parque natural de Mágina, el sendero circular y pasarelas colgantes alrededor de una vía pecuaria o la ruta de las cerezas gigantes.
Jaén es la provincia andaluza que sufre con mayor virulencia los embates de la despoblación. En los últimos 13 años acumula ya una sangría demográfica que supera los 50.000 habitantes y 80 de sus 97 municipios vienen perdiendo población casi de manera contante. Pero la proyección de población que hace el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) es aún más demoledora, porque apunta a que podría perder hasta 103.000 habitantes antes de 2040, jóvenes en su gran mayoría.
“Jaén no es la España Vaciada, el olivar está ayudando a fijar población”, señala Domingo Bonillo, alcalde de Carboneros, un pueblo del norte de Jaén con menos de 600 habitantes, ubicado en plena autovía de Andalucía, que intenta revertir la situación gracias a la adquisición de viviendas que se ofertan a familias jóvenes en régimen de alquiler con opción a compra. En el otro extremo de la provincia, en la Sierra Sur, la alcaldesa de Frailes, Encarnación Castro, también está esperanzada en revitalizar el turismo rural tras la apertura del antiguo balneario, que se gestiona mediante cohousing. “Los ayuntamientos no tenemos la varita mágica contra la despoblación, en realidad es que no existe”.
Andalucía ha sido la primera región europea en adherirse al Pacto Rural Europeo que “apuesta por el establecimiento de una política de desarrollo rural intensa que debe aplicarse de forma integral”, en palabras de la consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Carmen Crespo. Lacomunidad ha propuesto en Bruselas la puesta en marcha de un Observatorio de las Zonas Rurales para avanzar en la gobernanza de estas áreas.
Ecosistemas para retener población
Mientras, la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP), ha creado el Laboratorio por la Innovación y la Cohesión Social Territorial, financiado desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) que plantea medidas para la lucha contra la despoblación y la puesta en valor del espacio rural en comunidad. “Queremos interactuar con el ecosistema local y contribuir a inventar e incubar soluciones que respondan a los retos demográficos actuales de una manera creativa y positiva”, apunta Teresa Muela, coordinadora de este laboratorio que, de momento, trabaja con 16 experiencias piloto en otros tantos municipios andaluces, todos ellos menores de 5.000 habitantes: Almócita, Gérgal y Fiñana (Almería); Alcalá del Valle (Cádiz); Fuente Obejuna (Córdoba); Torvizcón y Algarinejo (Granada); Calañas y El Granado (Huelva); Santiago Pontones, Lupión y Siles (Jaén); Genalguacil y Algatocín (Málaga); Cazalla de la Sierra y Alanís (Sevilla).
“Se ha apostado por darle voz a las personas que residen en localidades afectadas por estas características porque son ellas las que conocen esta problemática y nos pueden aportar ideas, sugerencias y soluciones desde la proximidad. Por lo tanto, es un compromiso que nos afecta a toda la sociedad”, ha indicado el presidente de la FAMP y alcalde de Córdoba, José María Bellido.
Los grupos de trabajo en estos 16 pueblos ya han identificado problemas y nuevas necesidades sociales relacionadas con el reto demográfico. Al mismo tiempo, han analizado experiencias desarrolladas en otros territorios para tratar de repliacarlas en el entorno rural andaluz que puedan ser útiles para combatir el éxodo rural y el abandono del territorio.
En otras zonas del interior andaluz se están llevando a cabo otras iniciativas que buscan atraer a pobladores. Como la denominada Alpujarra Tierra de Nómadas Digitales, que busca captar, fidelizar y asentar a emprendedores tecnológicos en esta comarca granadina, donde se ha notado en los últimos años el incremento de la población flotante de profesionales liberales, principalmente de origen extranjero, que buscan el contacto con la naturaleza y huir de las aglomeraciones urbanas.
En Añora (Córdoba) se ha puesto en marcha el proyecto ERI (Entornos Rurales Inteligentes) para impulsar acciones de desarrollo sostenible en la comarca de Los Pedroches. Y en Villanueva de los Castillejos (Huelva) se ha diseñado el centro para el emprendimiento rural, un hub enfocado en la incubación de proyectos innovadores y en la promoción de un ecosistema emprendedor que propicie la transformación territorial, la reactivación social y económica de la Mancomunidad de Municipios de Beturia.