La ciudad mejor comunicada de Andalucía
Con 148 trenes de alta velocidad diarios, la llegada del AVE ha convertido a Córdoba en el nodo ferroviaro de la región
Cada media hora sale un tren de alta velocidad de la estación de Córdoba. En un día los muros de hormigón que sostienen sus 11 bóvedas ven pasar por los andenes una media de 11.000 viajeros. Un trajín que en estos 30 años desde que el AVE se inauguró con el servicio Madrid-Sevilla, ha convertido a la ciudad califal en la primera de Andalucía en circulación de este tipo de ferrocarriles rápidos, solo por detrás de la capital de España y Barcelona.
En Córdoba está el eje central de la movilidad ferroviaria de esta comunidad. Todos los convoyes de alta velocidad que circulan por An...
Cada media hora sale un tren de alta velocidad de la estación de Córdoba. En un día los muros de hormigón que sostienen sus 11 bóvedas ven pasar por los andenes una media de 11.000 viajeros. Un trajín que en estos 30 años desde que el AVE se inauguró con el servicio Madrid-Sevilla, ha convertido a la ciudad califal en la primera de Andalucía en circulación de este tipo de ferrocarriles rápidos, solo por detrás de la capital de España y Barcelona.
En Córdoba está el eje central de la movilidad ferroviaria de esta comunidad. Todos los convoyes de alta velocidad que circulan por Andalucía pasan o paran allí. Un cruce de caminos y de rutas que se controla desde el Centro de Regulación de Circulación que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) tiene en la Estación de Atocha de Madrid, una especie de torre de control de trenes en la que trabaja Francisco Martín, subdirector de Circulación de Alta Velocidad. Aunque gestionar una terminal por la que cada día circulan 120 trenes (148 antes de la pandemia) pudiera parecer complicado, apenas hay diferencias respecto de otras estaciones: “Inicialmente se opera igual, aunque tiene la especificidad de que es la única que tiene un sistema de señalización distinto del resto”, explica Martín.
Con todo, las cuatro vías de alta velocidad de Córdoba sí presentan particularidades propias y sobre los rieles se desarrollan operaciones que no se realizan en otras estaciones. “Las vías están soterradas y en el caso de los trenes que no tienen parada hay que disminuir la velocidad para evitar el efecto estela”, señala Martín, una desaceleración que está mecanizada. En Córdoba, además, los trenes Avant que unen Sevilla, Málaga y Granada tienen que invertir la marcha. Es el único apeadero en el que se lleva a cabo esta maniobra. “Eso tiene unas características particulares a la hora de la gestión, porque hay que cambiar el número de tren y se cambia la cabina en la que va el conductor”, añade. Tampoco es la única especificidad: “En algunos casos se hacen fusiones de ramas de trenes. En el caso del tren Sevilla-Barcelona en Córdoba se une una rama que viene de Granada y al contrario”, apunta Martín. Estas dos operaciones, la del cambio de cabina y la de la unión de los trenes, son las que obligan a prestar una mayor atención a quienes controlan el trayecto desde el puesto de mandos de Madrid.
Esta aparente complejidad, sin embargo, no ha ocasionado grandes trastornos ni incidentes reseñables. Después de más de 10 años como jefe de Estaciones de Córdoba, Juan José Mayoral es incapaz de recordar algún problema, más allá del típico viajero que ha perdido el tren. Mayoral habla con orgullo de una estación acogedora y práctica que ha revolucionado el concepto de turismo de una ciudad que gracias a la alta velocidad está a cuatro horas y 37 minutos de Barcelona y que con los billetes integrados permite a un viajero de Santiago de Compostela llegar a Córdoba en apenas seis horas. Además del AVE, la ciudad también está conectada con el ancho de vía convencional y con trenes de media distancia que vertebran el Valle del Guadalquivir, entre Cádiz y Jaén.
“Llegamos el fin de semana a Sevilla para correr la maratón y como vamos a estar esta semana, hemos decidido pasar el día hoy en Córdoba”, explica una pareja zaragozana que casi se cruza con Andrés, a punto de pillar el AVE para Málaga, a donde viaja por motivos de trabajo. “A las ocho de la tarde ya estoy de vuelta”, indica. ”Hay tramos horarios en los que se concentran hasta ocho trenes en dirección Madrid”, comenta Mayoral.
Cuando llegan los convoyes es cuando más se nota el trasiego de viajeros, pero de la misma manera que el ruido de la maquinaria reverbera en la estación para engullirse en el silencio en instantes, lo mismo ocurre con los pasajeros. Córdoba es una estación pasante, donde los trenes apenas paran unos minutos, El mismo tiempo en el que los transeúntes permaneces en la estación. “Aunque siempre están los vecinos que vienen a echar el día y ver pasar los trenes”, apunta Mayoral.
Almería, el tren de nunca acabar
En abril, a los 120 trenes de alta velocidad que cada día pasan por Córdoba se unirán los del operador Iryo, la primera empresa privada en operar en esta modalidad en Andalucía. La llegada del AVE ha transformado a Córdoba, convirtiéndola en una de las ciudades mejor comunicadas de España. Una realidad que contrasta con otras capitales de Andalucía, como Almería, cuya espera se ha convertido en el eterno cuento de nunca acabar.
Parte del trazado donde deberían transitar las vías y las catenarias en la provincia almeriense se ha cubierto de maleza, en una muestra de la parálisis que arrastra un proyecto que solo se ha ejecutado al 5%, según las cifras que baraja la Cámara de Comercio de Almería. De los 326 millones de euros que el Gobierno de España ha destinado en los Presupuestos Generales del Estado a Almería, 250 millones están destinados a la construcción de los 108,4 kilómetros de la línea de alta velocidad que discurren por el territorio de esta provincia. Los retrasos provocados por redacciones de proyectos, licitaciones, adjudicaciones, modificados han lastrado una ilusión a la que Adif ha puesto una fecha para que se hagan realidad: 2023 para la conclusión de los tramos en obras y 2026 para completar el trazado completo hasta Murcia.