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La muerte por calor del glaciar leonés Trasllambrión: “Es el final de una época, queda sin hielo por primera vez en 700 años”

Los científicos que controlan las masas gélidas montañosas en el norte de León ratifican el declive de este patrimonio natural

Lo que eran 10 generosas hectáreas de hielo han quedado reducidas a apenas unas “manchas” gélidas en la montaña leonesa. El glaciar leonés Trasllambrión encara su decadencia tras al menos 700 años seguidos, y milenios en otras épocas, cubierto de hielo los 12 meses. El aumento de las temperaturas de los últimos años “acentuado por la acción del ser humano” ha acarreado que este helero de los Picos de Europa haya mermado tanto que se puede considerar desaparecido. El científico Javier Santos, especialista en glaciares y geógrafo en la Universidad de León, lamenta la decadencia estudiada tras muchos análisis, en épocas diversas, sobre esta menguante masa congelada: “Es un golpe a un elemento singular del patrimonio natural, los heleros de los Picos de Europa son elementos muy valiosos”.

El análisis de esas áreas montañosas se ha ido ejecutando desde el siglo pasado, con fotografías que revelan la superficie de hielo perenne, y se ha reforzado por un equipo de especialistas desde 2004. Los expertos explican que durante la denominada “pequeña Edad de Hielo”, entre el siglo XIV y XIX, el Trasllambrión “tenía en torno a 10 hectáreas, pero a lo largo del siglo XX se fue reduciendo”, según revelan las fotografías tomadas en esas décadas. A comienzos del siglo XXI aún había cerca de dos hectáreas de hielo dividido ya en tres manchas menores que se han ido reduciendo paulatinamente. Los especialistas vieron como las abundantes nevadas entre 2009 y 2020 ocultaban el helero, con nieve mantenida durante años, pero en el último lustro “ha tenido un retroceso muy fuerte por las altas temperaturas y la menor cantidad de nieve”. Ya en 2023 constataron que apenas había media hectárea congelada en forma de dos manchas mínimas y en octubre ratificaron “la presencia de hielo testimonial”, con apenas un bloque de 15 metros de largo por 15 de ancho.

“La pérdida supone el final de una época, ya que deja el Trasllambrión libre de hielo por primera vez en unos 700 años. Es la pérdida de un elemento muy singular del patrimonio natural de Castilla y León”, recogen los científicos del Grupo de Investigación Geopat (Geomorfología, Paisaje y Territorio). “Los glaciares son muy buenos indicadores de los cambios del clima, y están retrocediendo en la mayor parte del planeta debido al calentamiento actual”, señalan, alertando de que en los Pirineos se sospecha que los pocos que aún quedan pueden esfumarse entre 2030 y 2050, algo ya sufrido en la Cordillera Cantábrica a la altura de León. Javier Santos, geógrafo y profesor del Grado en Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de León, con experiencia en las formas de origen glaciar y periglaciar en el norte de España y en los Andes, la Antártida, Islandia o Canadá, lamenta ese declive constatado: “Es un representante de una época del enfriamiento climático del siglo XIV al XIX, ahora vivimos su final”.

El docente comenta que el objeto de sus estudios no tiene el volumen de los ingentes glaciares andinos o del Himalaya, “que dan de beber a mucha gente, aquí no hay tanta vida dependiendo de ellos”, pero que en León conforman parte clave del patrimonio natural de esos “heleros” de los Picos de Europa. Santos explica que en 2010 tuvieron leves indicios de optimismo dadas las abundantes nieves de aquellos inviernos, también con copos en primavera y otoño y con temperaturas mínimas y máximas menos elevadas que los años posteriores. En cambio, el reciente calor de los últimos lustros y la escasez de nieves, que no se han aferrado a la montaña, han derivado en la fusión de esas placas amplias de hielo. “Es difícil predecir el futuro, depende de las temperaturas y la nieve, pero la tendencia es negativa”, afirma el científico leonés, destacando que el equipo de especialistas ha estudiado las dinámicas de los glaciares desde hace 45.000 años para constatar su evolución.

En la provincia, en los ahora despejados valles del Sil y la zona de Villablino, “había glaciares de 40 kilómetros de superficie y 300 metros de espesor, como los de las grandes cadenas montañosas. Las evoluciones climáticas marcaron las desapariciones, como hace seis milenios durante el periodo del Holoceno hasta que, más recientemente, en esa “pequeña Edad de Hielo”, nacieron nuevos glaciares tanto en España como en zonas como los Alpes, algunos tan grandes que devastaron aldeas alpinas.

El próximo diciembre, añade Santos, se leerá una tesis en la Universidad Leonesa acerca del desarrollo de las capas de nieve y hielo en la Cordillera Cantábrica, a cargo de uno de sus alumnos, donde se esperan resultados poco halagüeños en materia de heleros o glaciares. El investigador se ha apoyado en imágenes de satélite y de cámaras para examinar en detalle la evolución de esa cubierta de nieve, que en las últimas décadas ha pasado de amplias extensiones a quedar prácticamente evaporada.

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