Leonor, una reina para la Generación Z
La Princesa, primera heredera en 190 años, tiene la obligación de adaptarse a los tiempos para conseguir el objetivo de cualquier monarquía: subsistir
Cuentan las crónicas sociales del momento que nació a las 01.46 de la madrugada, pesó tres kilos y medio y midió 47 centímetros. Leonor de Borbón llegó al mundo el 31 de octubre hace ahora 20 años. Entonces no se sabía si iba a tener un hermano varón que la destronase en la línea de sucesión porque la Constitución, en su artículo 57.1, sigue primando al hijo varón sobre la mujer para ocupar el trono. Hoy, la princesa de Asturias, heredera a la Corona y a la jefatura del Estado, va tomando cada vez más protagonismo y encarna la esencia de cualquier monarquía: su subsistencia. Pero pese a la buena imagen que proyecta entre los ciudadanos, la primogénita de los Reyes seguirá teniendo que adaptar la institución a los tiempos que le toque vivir.
Desde 2024, la Casa del Rey trata de acercarse a la Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012), los coetáneos de Leonor. La cuenta de la Casa Real de Instagram, creada hace 17 meses, cuenta ya con casi un millón de seguidores; actos institucionales se pueden ver en YouTube (casi 300.000 suscriptores); las imágenes se difunden en X (1.100.000 seguidores) y se multiplican por los dispositivos de todo el mundo... Tania Alonso, una de las autoras del informe de REMCO Educando Reyes, advierte que “Leonor necesita una presencia pública dosificada, pero inteligente y coherente, donde la cercanía no diluya la institución, sino que la actualice sin trivializarla”.
“La Generación Z”, opinan los autores del estudio, “aunque a menudo retratada como ensimismada, ha mostrado su capacidad para movilizarse en causas que trascienden el interés personal. Ejemplos recientes, como el apoyo masivo de los jóvenes en Paiporta, evidencian que esta generación está dispuesta a la entrega por un propósito más grande que ellos mismos”.
El informe revela que los jóvenes tienen interés por la monarquía, pese a desconocer para qué sirve. Para superar eso se creó en 2009 por los entonces príncipes la Fundación Princesa de Girona, una organización con el foco exclusivamente en la juventud.
Los gestos de “acompañamiento” son importantes para una heredera, cree Alonso. Uno de los grandes empeños de los Reyes es que tanto Leonor como su hermana, la infanta Sofía, conozcan las realidades del país. Por eso viajaron a título privado ―aunque una visita así termina siempre por ser pública― hasta la zona devastada por la dana poco antes de la Navidad de 2024. “Se espera”, añade el estudio, “que la princesa Leonor pueda establecer un vínculo con las generaciones más jóvenes, ayudando a mantener la relevancia de la monarquía en una sociedad cambiante”.
Sobre su condición de mujer —sería la cuarta Reina de España después de Isabel la Católica, Juana e Isabel II, hace 190 años—, Emilio Lamo de Espinosa, sociólogo que fundó y presidió el Real Instituto Elcano, afirma categóricamente que es una “suerte” para los españoles. “Tiene, una credibilidad enorme y eso se transmite”, añade, en alusión a sus primeros actos oficiales en solitario.
“Lo que nos da Leonor”, opina Camilo Villarino, jefe de la Casa del Rey desde 2024, “es esa imagen de que las mujeres pueden ser jefas del Estado, reinas, con absoluta capacidad. Ese es el mensaje, que es muy potente, sobre todo para la juventud”. Uno de sus antecesores en el cargo, Fernando Almansa, recuerda con cariño que ve el compromiso de la heredera “muy en línea” con el que tenía su padre cuando era Príncipe de Asturias. “Todas las cartas”, señala Alberto Aza, “jefe de la Casa entre 2002 y 2011,“apuntan a que hay futuro [de la monarquía] con Leonor.
El papel de la reina Letizia es alabado por quienes conocen cómo funcionan las Casas ―o más bien las Familias― Reales. “Ha influido mucho”, apunta Rafael Spottorno, exjefe de la Casa del Rey. Una fuente cercana opina que en el momento en el que la esposa de Felipe VI interiorizó que su papel era el de ser madre de reina, y no solo el de ser Reina ella misma, la institución empezó a recuperar el vuelo. Y es que cuando Felipe VI fue proclamado jefe del Estado en junio de 2014 tras la abdicación de su padre, Juan Carlos I, por los escándalos privados y financieros, la valoración de la institución en las encuestas estaba por los suelos. Desde entonces, el CIS no pregunta directamente sobre la Casa del Rey pero expertos reconocen el desempeño de Felipe VI y Leonor y el trabajo entre bambalinas de la reina Letizia en la reparación de la imagen de su Casa.
A a la princesa heredera le esperan decenas de posesiones de presidentes, especialmente de Latinoamérica, y tener una Secretaría que lleve una agenda propia y que previsiblemente crecerá exponencialmente con los años. Por ahora se ocupa la Oficina de la Reina.
“Leonor”, opinan los autores del estudio citado anteriormente, “debe ser también una proyección de lo que la Generación Z puede aspirar a ser”. La princesa tendrá que mantener las tradiciones, la liturgia y el misterio de una dinastía, pero al mismo tiempo ser la cabeza de una monarquía del siglo XXI, tal y como prometió Felipe VI en su discurso de proclamación en 2014. Jaime Alfonsín, jefe de la Casa entre 2014 y 2024, explicó en octubre, cuando ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, que la heredera “no puede ignorar el pasado, pero tampoco estar condicionada por él”.
Estudios
Pero todo ello sucederá después de que Leonor termine sus estudios universitarios, que todo indica que comenzará cuando ponga fin a su paso por las Fuerzas Armadas, de las que está llamada a ser de manera simbólica su Capitana General. Según la más de media docena de fuentes consultadas, con un gran conocimiento del funcionamiento de La Zarzuela, la elección de la infanta Sofía de haber estudiado en el extranjero ―en el Forward College, donde cursa desde septiembre Relaciones Internacionales en Lisboa, y continuará en París y Berlín― no fue acertada para una mujer que no solo será el máximo apoyo de la futura jefa del Estado, sino que ocupa el segundo lugar en la línea de sucesión, un papel “nada fácil”, añade Villarino.
Son, por tanto, cada vez más, y más altas, las voces que opinan que la princesa Leonor debería estudiar en una Universidad española, y pública, para acercarse a los ciudadanos. Su formación es una “cuestión de Estado”, explicaba Alfonsín. De esta forma, seguiría también los pasos de su padre, que estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM); y también los de su madre, que hizo periodismo en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). “La elección de una universidad pública podría reforzar su imagen de cercanía y servicio, pero lo importante no es tanto el lugar como el sentido que dé a esa etapa”, añade Alonso. Sin embrago, el hecho de que pueda ser un centro en la capital genera algún recelo entre los estudiosos de la institución, que opinan que sería bueno que la heredera pasase una temporada en alguna otra región de un país tan heterogéneo como España. “La Corona no es solo Madrid”, resume uno de ellos.
Como ocurrió con su hermana Sofía, el misterio sigue rodeando la carrera que podría estudiar la Princesa, pero hay ciertas materias que, en opinión de los expertos, una jefa de Estado debe manejar: Derecho público, Relaciones Internacionales, Economía, Sociología, Historia y, por supuesto, dominar otros idiomas. Leonor ya habla inglés y francés, tiene nociones de las “lenguas oficiales del Estado”, según la Casa del Rey, y está aprendiendo árabe. Y eso “refuerza su perfil como futura representante internacional de la monarquía”, dice el estudio de REMCO, porque “como futura jefa de Estado, se espera que la princesa desarrolle habilidades diplomáticas”. Su paso por el Colegio Unidos del Mundo (UWC, por sus siglas en inglés) de Gales, en el Reino Unido, iba precisamente en esa dirección. Eso sí, para Alfonsín, que dice que reinar ni se estudia en el colegio ni en la universidad, es crucial que la heredera cuide su entorno y elija bien a sus amistades para que “no se guíen por el interés”, quizás en alusión velada a los círculos del rey emérito y lo que algunos de ellos supusieron para el devenir de la institución.
Descendencia
La princesa tiene ahora 20 años y “probablemente”, opina Lamo de Espinosa, en La Zarzuela ya haya alguien pensando en este tema. “En cinco, seis o siete años estaremos hablando de su boda”, pronostica. “La decisión sobre su matrimonio es la más importante para su futuro y para el futuro de la institución”, alega Alfonsín, que fue secretario del Príncipe también durante su noviazgo con Letizia Ortiz, entre otras.
“El futuro [de la institución]”, añade el sociólogo, “está asegurado porque en una monarquía no hay sede vacante”. El tema de la descendencia volverá abrir el debate de la reforma de la Constitución, que todavía prima al varón sobre la mujer en la sucesión.
La formación pública y privada de una heredera de la Generación Z es “compleja y difícil”, sugiere Alfonsín, formador del príncipe, que puede “abrumar y agobiar”. Pero es esencial, concluye, para lo que él llama “el oficio de reinar”.