Antonio Ortega, el presidente del Real Madrid durante la República que acabó fusilado en Alicante
Los restos de este militar burgalés, que fue apresado cuando trataba de huir a Argelia, yacen junto a los de otros 51 represaliados en una fosa común del cementerio alicantino
En la Fosa IX del Cementerio de Alicante yacen los restos mortales de, en principio y antes de que se excave, 52 fusilados por el franquismo. Entre ellos, los de Antonio Ortega Gutiérrez, un militar republicano de alto rango que nació en Rabé de las Calzadas (Burgos) y pasó por los cargos de gobernador civil de Guipúzcoa, de director general de Seguridad y de comandante del Ejército. Y también, con las competiciones deportivas suspendidas durante la contienda, fue presidente del Madrid Foot-Ball Club, el nombre con el que se denominó al Real Madrid CF en esa época, entre 1937 y 1938. Al acabar la guerra, fue apresado en Alicante, el último territorio controlado por la República, y fusilado.
“Al parecer, Ortega fue presidente del Madrid porque era un militar de alta graduación y estaba allí”, cuenta Jorge García Fernández, arqueólogo de la empresa Drakkar Consultores que junto al profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Alicante (UA) José Ramón García Gandía, acaba de redactar el proyecto de intervención en la fosa común alicantina que ha impulsado el Ayuntamiento de Aspe (Alicante) con una subvención de 8.300 euros de la Consejería de Justicia de la Generalitat Valenciana. “Durante la Guerra Civil la liga se suspendió”, añade García Fernández, “solo se jugaban amistosos”. Pero el equipo merengue seguía en pie, ya sin el título de real que lo vinculaba a la monarquía, y necesitaba un presidente que lo representara. El gobierno decidió que fuera Ortega.
La historia de este burgalés durante la guerra trasciende con mucho la presidencia madridista. Según la documentación presentada en la memoria del proyecto, Ortega era teniente de Carabineros en el puesto fronterizo de Irún cuando se sublevan los militares al mando de Franco. Tras escoltar al conde Romanones hasta Francia, en agosto de 1936 lo nombran gobernador civil de Guipúzcoa, cargo en el que cesa después de la caída del gobierno autónomo del País Vasco. Pasa a Madrid, donde combate para la República hasta que en mayo de 1937 es designado por Juan Negrín director general de Seguridad. Su posible implicación en el arresto de Andrés Nin y otros líderes del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) fuerzan su destitución. En 1938 llega a comandante del Ejército, sigue leal a Negrín, incluso tras el golpe de Estado de Luis Casado, y finalmente es apresado en Alicante en abril de 1939, mientras trataba de embarcar hacia Argelia. Lo fusilan tres meses después, el 15 de julio.
“La particularidad que tiene Alicante”, subraya García Fernández, “es que hay muchos republicanos de toda España que trataron de huir desde el puerto y fueron capturados aquí”. Eso complica la identificación de los restos hallados en las fosas comunes, ya que “muchos de ellos son jóvenes y sin descendencia”, con lo que se complica su identificación por el ADN, “y hay casos en los que las familias ni siquiera saben” el último destino de los represaliados.
En la Fosa IX de Alicante yacen “vecinos de 15 municipios diferentes de Alicante” y detenidos procedentes de Cáceres, Badajoz, Cádiz, León, Burgos y Almería. Entre ellos, el soldador ajusticiado a los 58 años José Martí, que llegó a ocupar el cargo de alcalde de Novelda. O Manuel Bellot, un zapatero de Elda que presidió la CNT y también ocupó la alcaldía de su ciudad natal y fue fusilado a los 35 años. Y, junto al presidente madridista yace igualmente Santiago Bernabéu Aguado, zapatero eldense de 32 años que fue condenado a pena de muerte por un consejo de guerra y que, “no tiene parentesco” con el artífice de la época dorada del club madrileño durante los años 60, según García Gandía.
La labor de documentación e identificación de los restos que puede contener cada fosa común es larga y minuciosa. Primero “se elaboró un registro de todos los fusilados”, explica el historiador de la UA, “que aparecen en los registros cementariales” de Alicante, depositados en el archivo municipal.
En ese documento se indica también la cuadrícula de hormigón en la que fueron enterrados, dentro de diferentes parcelas. La Fosa IX, según queda fichada en el registro de la Generalitat Valenciana, pertenece a la parcela 19. Para completar la documentación de la mayoría de represaliados, se acude al Archivo de Defensa de Madrid, donde constan los sumarios. Este es “el primer paso” dentro del proyecto de recuperación de los restos mortales. Los siguientes serán los de “exhumación”, detalla García Gandía, “identificación mediante el ADN” y, en el caso de que los familiares lo consideren oportuno, “reinhumación”. El profesor de la UA, confía en que la segunda fase se adjudique “en febrero del año que viene”. Calcula que la excavación de 52 restos mortales conllevará “uno o dos meses” de trabajo.