Algunos héroes de la dana en el Congreso: “Al día siguiente vivimos soledad, silencio y oscuridad”
En el segundo día de la comisión en el Congreso, las asociaciones denuncian una falta de coordinación y piden un pacto de Estado “más allá de las siglas”
En Valencia estaban solos. Así lo han denunciado las víctimas que han comparecido en el segundo día de la comisión de investigación de la dana en el Congreso de los Diputados. Los testimonios del presidente de una asociación de damnificados, un bombero y una exagente de la policía local que se pasaron la noche del 29 de octubre tratando de salvar la vida de decenas de personas, reflejan el abandono institucional que vivieron los municipios de L’Horta Sud en las horas más críticas. También las 72 horas posteriores a la tragedia. Así, el presidente de la asociación, Cristian Lesaec, ha pedido a ...
En Valencia estaban solos. Así lo han denunciado las víctimas que han comparecido en el segundo día de la comisión de investigación de la dana en el Congreso de los Diputados. Los testimonios del presidente de una asociación de damnificados, un bombero y una exagente de la policía local que se pasaron la noche del 29 de octubre tratando de salvar la vida de decenas de personas, reflejan el abandono institucional que vivieron los municipios de L’Horta Sud en las horas más críticas. También las 72 horas posteriores a la tragedia. Así, el presidente de la asociación, Cristian Lesaec, ha pedido a todos los grupos políticos que “se olviden de las siglas” y que asuman un “pacto de Estado” para evitar que algo así vuelva a suceder en cualquier otro rincón de la vertiente mediterránea: “Los días siguientes vivimos soledad, silencio y oscuridad. No vino nadie”, ha declarado, mirando de frente a los diputados.
Lesaec, presidente de la Asociación de Damnificados de L’Horta Sud, tenía una misión: poner claridad sobre lo que vivieron los municipios de esta zona de Valencia no solo en las peores horas de la dana, sino los días posteriores. Y más que una respuesta, tenía todavía un año después, muchas preguntas. Porque sigue sin entender por qué cuando él estaba viendo el cadáver de un hombre debajo de un coche al día siguiente, no veía por ahí ningún policía, ni bombero, ni guardia civil, ni a nadie del Ejército. Estaba en Massanasa, donde fallecieron 12 vecinos. No quería, lo advirtió al inicio de su intervención, más pugnas políticas entre los asistentes por alertas ni competencias, lo que los vecinos a los que representa necesitaban y necesitan es “que se lo tomen en serio”.
“Yo soy profesor y les acabo de poner deberes. Les pido que cumplan”, los reprendió. “A mí me da igual que no hayan aplaudido. No me preocupa eso, sino que se tomen en serio los deberes que les he pedido y se pongan a trabajar. Porque por un momento veo que todos me dan la razón, pero a los 15 minutos ya vi discordancias y peleas y tenía que haber sacado al rincón de pensar a unos cuantos”, les recriminó, medio en broma, medio en serio, a los legisladores. “He venido con una actitud positiva y reconstructiva, vamos a hacer algo nuevo. Por favor se lo ruego, seamos capaces de hacer de esto algo que aprendamos en el futuro, que sirva de algo. Ahora trabajen ustedes”, apuntó. “No nos olvidemos de que esto puede suceder también en Cataluña, Murcia, Baleares y Andalucía. Estamos todos en este peligro”, advertía Lesaec.
Tanto la denuncia de Lesaec, que pedía una mejora del sistema de emergencias y más coordinación entre instituciones, también autonómicas y estatales, como el relato del bombero Alejandro Carabal y la expolicía Verónica Vicent, apuntaban al corazón de un problema que a nadie se le escapa en estos municipios. La falta de coordinación, que permitió que los cuerpos de seguridad y de emergencias de la ciudad de Valencia, a unos 10 kilómetros de la zona cero, se quedaran en sus cuarteles, provocó una herida extra a la catástrofe: la sensación de abandono. “Estuvimos cinco días solos en Masanasa. Me preguntan, qué hubiéramos necesitado. Hospitales de campaña, militares, policías, no vimos nada, no había nadie. Pero es que empezaron a saquear supermercados y no había nadie. Pero es que al día siguiente tampoco había nadie. Estuve ayudando a la policía a que no saquearan. Estamos a siete minutos en coche de Valencia, no en una aldea lejana. No entendíamos nada”, relató Carabal.
A Vicent, vecina de Benetúser y retirada de la policía por una lesión medular, todavía se le aparece la mirada de la niña de seis años cuando duerme que engulló el agua esa noche porque ella, que trató de salvarla mediante una escalera de dos metros atada a una verja, siente que no hizo lo suficiente. Salvó a decenas, también a un niño de cuatro años y a su madre. También se pasó las horas posteriores buscando supervivientes entre los vehículos. “Si no fuera por usted, no hubieran sido 229, hubieran sido muchas más. Y se merece la más alta distinción y no los escoltas de Mazón”, le reconocía el portavoz de Sumar, Alberto Ibáñez.
“No entiendo lo que pasó la tarde del 29, pero yo me sentí muy abandonada”, ha lamentado Vicent, que ha recordado cómo sí existían protocolos de emergencias que se debían haber implementado. “Porque mi presidente, que debía de protegerme, decidió que tenía mejores cometidos. Me siento defraudada, porque la norma de la casa siempre fue la seguridad”, ha agregado. Vicent cuenta que se ha tomado la molestia de medir la distancia entre un bar y el portal donde vivía la familia que regentaba el bar. “Hay 80 metros, a paso medio, se recorren en un minuto y medio. Un mensaje de ‘pónganse a salvo’, solo 10 minutos antes, hubiera salvado vidas, por lo menos la mirada de esa niña. No les recrimino nada. Quiero que se comprometan”, ha pedido.