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Sánchez saldrá a la ofensiva en su comparecencia para darle la vuelta a la estrategia del PP

El PP pondrá el foco en los pagos en efectivo y mantendrá en secreto el senador que le interrogue hasta el final

Pedro Sánchez ha convertido la tradicional idea de “hacer de la necesidad virtud” en un eje conductor de esta compleja legislatura. La utilizó incluso para justificar la amnistía a los presos del procés. El presidente no tenía ninguna intención de hacerla. De hecho, aseguró que nunca la haría. Pero una vez se vio forzado a llevarla adelante para lograr su investidura, Sánchez se concentró en sacarle el máximo jugo político a la decisión para dar el carpetazo definitivo al procés y reforzar al PSC. Y de hecho es lo que sucedió. De nuevo, Sánchez y su equipo se aferran a “hacer de ...

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Pedro Sánchez ha convertido la tradicional idea de “hacer de la necesidad virtud” en un eje conductor de esta compleja legislatura. La utilizó incluso para justificar la amnistía a los presos del procés. El presidente no tenía ninguna intención de hacerla. De hecho, aseguró que nunca la haría. Pero una vez se vio forzado a llevarla adelante para lograr su investidura, Sánchez se concentró en sacarle el máximo jugo político a la decisión para dar el carpetazo definitivo al procés y reforzar al PSC. Y de hecho es lo que sucedió. De nuevo, Sánchez y su equipo se aferran a “hacer de la necesidad virtud” para enfrentarse a la comparecencia en el Senado sobre corrupción a la que acude forzado por la mayoría absoluta del PP. En La Moncloa están convencidos de que el presidente podrá darle la vuelta a la estrategia del PP con una salida a la ofensiva para convertir lo que en principio era una baza de la oposición en una forma de reforzarse si sale bien parado.

El presidente y su equipo más cercano han hecho ya una primera evaluación de posibles estrategias —aún es pronto para pensar en papeles e ideas aterrizadas, que llegarán más adelante con su equipo de discurso— y están convencidos de que es muy factible darle la vuelta y salir mejor de lo que entró. La comparecencia, por el formato, es mucho más difícil de las que suele hacer en el Congreso, donde tiene tiempo ilimitado y la enorme ventaja de poder hacer larguísimos monólogos y contestar solo las preguntas que elige o incluso ninguna. En una comisión de investigación los diputados pueden repreguntar de forma reiterada, puede interrumpir, y pueden apretar mucho a los comparecientes. Y además el presidente de la Comisión es del PP, con lo que no ayudará en ningún caso a Sánchez.

Aun así, en La Moncloa recuerdan que con esas mismas reglas, varios ministros del PSOE han salido airosos y están seguros de que con el presidente pasará lo mismo. Sánchez, recuerdan, tiene ya mucha experiencia, mucha más y a mayor nivel que los senadores que podrán interrogarle, y un estilo a la ofensiva al que es difícil hacerle frente, como se ve en muchos debates parlamentarios.

El tono es la clave en una comparecencia así. Algunos en La Moncloa se imaginan un estilo similar al que Sánchez marcó en la exitosa campaña electoral de 2023. Entonces el presidente, que apenas daba entrevistas, se volcó en varios platós y emisoras de línea editorial conservadora y salió bien parado de la mayoría de ellos, al menos según el análisis que quedó instalado en el ambiente progresista. Allí pudo exponer su mensaje con comodidad y con ese y otros elementos —sobre todo el miedo a un Gobierno PP-Vox— le dio la vuelta a las expectativas electorales y logró mantenerse en La Moncloa.

Por eso en el entorno del presidente creen que el PP, que ha esperado un año para tomar esta decisión, puede haber cometido un error importante al permitirle a Sánchez un escaparate para ofrecer su mensaje principal, esto es que una cosa es el caso Ábalos, Cerdán y Koldo, donde asume las acusaciones y por eso forzó la salida de los tres del PSOE, y otra los casos de su esposa y su hermano, donde defiende hasta el final su inocencia. En La Moncloa esperan que todo se mezcle en la comparecencia, y se imaginan una especie de causa general, pero Sánchez intentará diferenciar y explicar que sí hay indicios contra Ábalos y Cerdán, y por eso rompió con ellos, pero no de financiación ilegal del PSOE, la línea roja que han marcado los socios del Gobierno.

Acompañada de los senadores Alejo Miranda de Parra y José Antonio Monago, la portavoz del PP en la Cámara alta, Alicia García, anunciaba a mediodía de este jueves la cita marcada en rojo por los populares: el 30 de octubre a las 9.00. Ese día, todas las acusaciones de corrupción vertidas durante los últimos meses por parte de los cargos populares contra el PSOE, el presidente y todo su entorno familiar y personal tendrán su máxima expresión en los 50 minutos de intervención del elegido para disparar contra Sánchez frente a frente, sentados en la sala Clara Campoamor de la Cámara alta.

Por la misma estancia han desfilado ya más de 70 comparecientes en año y medio. De algunas citas ha salido bien parado el PP, como el interrogatorio a una exjefa de Tragsatec que confirmó que la presionaron para que obviara las irregularidades sobre la pareja del exministro José Luis Ábalos. Pero en otras no fueron tan bien. Como cuando recientemente la presidenta del Tribunal de Cuentas, Enriqueta Chicano, transmitió que si había o no caja b del PSOE ella no era la adecuada para atestiguarlo. Tampoco le constaba. También han acudido varios imputados, que no soltaron prenda al estar amparados por su derecho a no responder.

Las preguntas fueron formuladas por la mayoría de los 17 senadores del PP que integran la comisión y que se han ido repartiendo el juego en función de los temas y los comparecientes. En cuanto a la de Sánchez, Génova supervisa la operación desde su sala de máquinas y quiere poner el foco “con toda intensidad” en los pagos de dinero en sobres por parte de Ferraz. Sobre todo después de que el presidente del Gobierno respondiera en la Cadena SER que él también había percibido alguna “liquidación de gasto” en efectivo.

Hasta ahora, “nunca” se ha anticipado el nombre del senador popular designado para preguntar con antelación. Y tampoco ocurrirá en esta ocasión. Pero esta vez no por los mismos motivos. El equipo de Feijóo quiere guardar hasta el último momento el secreto de quién será el senador del Partido Popular que interrogará a Sánchez. Decir de antemano su nombre podría generarle mayor “presión” mediática, afirman fuentes del gabinete de Feijóo, conscientes del peso que implicará para quien tenga que enfrentarse al presidente. Además de que supondría desvelar las cartas a La Moncloa antes de tiempo: “Es mejor el efecto sorpresa”, señalan en esa línea fuentes parlamentarias populares. Tampoco será fácil asumir a posteriori un fracaso si Sánchez sale airoso del combate, como algunos senadores del PP temen.

Eso sí, la cúpula del PP reconoce que ve con buenos ojos a los senadores Alejo Miranda de Larra y Rocío Dívar como candidatos. Tampoco descartan al parlamentario Alfonso Serrano, número dos de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Pero esa tercera hipótesis podría desviar el foco de la comisión de investigación hacia un nuevo cara a cara entre la baronesa popular y el presidente del Gobierno. En cualquier caso, fuentes del grupo del PP en el Senado aseguran que solo será una persona la que pregunte a Sánchez para que la intervención no pierda fuerza. Aunque en el equipo de Feijóo no descartan ese escenario del todo.

El senador Miranda de Larra gana enteros como el posible elegido, ya que ha destacado por sus intervenciones en la comisión y se ocupa de buena parte de la preparación y gestión de los trabajos. Parlamentario electo por Cuenca, fue el responsable de interrogar a la presidenta de Navarra, la socialista María Chivite, el pasado 29 de septiembre. En su contra juega que Miranda de Larra no era muy conocido hasta ahora.

El Senado se levantará ese día como un gran plató de televisión. Los trabajadores de la Cámara alta ya aventuran que tendrán que habilitar más salas para la prensa. Y en el PP estiman que cada portavoz agotará sus correspondientes 50 minutos. Sánchez tendrá que presentarse a las 9.00 del 30 de octubre, un día después del aniversario de la dana, que dejó 229 víctimas mortales.

Apenas unas horas antes, el miércoles 29, a las 18.00, el presidente del Gobierno acudirá en Valencia al funeral del Estado. Fuentes de Génova restan importancia a la coincidencia con el aniversario. La cita de Sánchez puede diluir la resaca de una tragedia marcada por las críticas hacia la gestión del presidente valenciano, el popular Carlos Mazón. Familiares de las víctimas han solicitado que el jefe del Consell no se presente en el funeral.

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