Un yihadista engrilletado y custodiado por policías armados comparecerá este jueves en el Congreso por los atentados de 2017
Excepcionales medidas de seguridad ante la presencia en la comisión de investigación del 17-A de Mohamed Houli, superviviente de la explosión en la que murió el imán de Ripoll
El Congreso de los Diputados será escenario este jueves por la tarde de una imagen insólita. Mohamed Houli Chemlal, condenado a 43 años de prisión por sus vínculos con la célula yihadista que perpetró los atentados de La Rambla de Barcelona y Cambrils (Tarragona) que el 17 de agosto de 2017 costaron la vida a 16 personas y heridas a cientos más, comparecerá de manera presencial en la comisión parlamentaria que investiga estos hechos. Y lo hará, además, en medio de fuertes medidas de seguridad que ...
El Congreso de los Diputados será escenario este jueves por la tarde de una imagen insólita. Mohamed Houli Chemlal, condenado a 43 años de prisión por sus vínculos con la célula yihadista que perpetró los atentados de La Rambla de Barcelona y Cambrils (Tarragona) que el 17 de agosto de 2017 costaron la vida a 16 personas y heridas a cientos más, comparecerá de manera presencial en la comisión parlamentaria que investiga estos hechos. Y lo hará, además, en medio de fuertes medidas de seguridad que incluye la presencia de cuatro policías armados para custodiarlo y sin quitarle los grilletes, según la comunicación que se ha enviado este miércoles a los diputados de esta comisión y a la que ha tenido acceso EL PAÍS.
La presencia en la comisión de Houli, superviviente de la explosión en un chalé de Alcanar (Tarragona) en la que murió el el imán Abdelbaki es Satty, fue solicitada por Junts, desde cuyas filas se ha alentado una teoría de la conspiración que, en su versión más extrema, culpa al Gobierno de Mariano Rajoy y al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de permitir la masacre para hacer fracasar al procés.
El protocolo de seguridad adoptado para este jueves por el Congreso detalla que Houli permanecerá en todo momento “engrilletado” mientras los miembros de la comisión le hacen preguntas y que habrá de modo permanente cuatro policías armados en la sala donde se celebra la sesión, la Prim, para custodiarlo. Dos de estos agentes, vestidos de paisano, se sentarán en la primera fila, cerca del preso. Otros dos, estos de uniforme, permanecerán al fondo de la sala. La presencia de agentes armados en uno de los espacios donde se celebra un acto parlamentario es una medida excepcional y, de hecho, ha tenido que contar con el visto bueno de la Mesa del Congreso, según detalla la comunicación.
No será la única novedad respecto a otras sesiones de cualquier comisión. El preso yihadista no se sentará, como hacen habitualmente los comparecientes, junto al presidente de la comisión y el resto de miembros de la Mesa y el letrado de esta, sino que lo hará “en mesa aparte, dando la espalda a la Mesa [de la comisión], y frente a los portavoces”. Para facilitar el despliegue del dispositivo de seguridad, se ha pedido a los diputados que participen en la sesión que dejen la primera fila de mesas vacía para que se sienten en ella los dos policías de paisano. Está previsto que su comparecencia dure aproximadamente una hora, aunque es habitual que se alargue.
La comparecencia de este preso, que cumple condena en la prisión de Córdoba, se iba a celebrar inicialmente de forma telemática, pero finalmente se solicitó autorización a la Audiencia Nacional para que fuera presencial, según detallan fuentes de la comisión. Su traslado al Palacio de la Carrera de San Jerónimo exigirá, de hecho, un despliegue policial ya que, hasta ahora, nunca antes un recluso que cumple condena ha sido llevado desde una cárcel hasta el Congreso. Hasta ahora, cuando un interno era citado a comparecer en una comisión, lo hacía por videoconferencia desde el centro penitenciario en el que estuviera.
Houli no participó directamente en los atentados de La Rambla y Cambrils porque en el momento en el que se produjeron él estaba hospitalizado después de resultar herido por el estallido accidental de cientos de kilos de triperóxido de triacetona (TATP, un explosivo muy inestable conocido como madre de Satán) que la célula preparaba en un chalet de Alcanar para cometer un gran atentado en Barcelona, posiblemente en las cercanías de la Sagrada Familia o el Camp Nou. En aquel suceso murió el imán de Ripoll, líder de la célula yihadista y epicentro de una teoría de la conspiración sobre el atentado que las sentencias de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo rechazaron de plano.
Durante el juicio en la Audiencia Nacional, Houli se limitó a reconocer parcialmente su implicación en los hechos, aunque se escudó en que se vio arrastrado por los otros miembros de la célula. Durante la vista también mostró su “arrepentimiento”. Al final fue condenado por por los delitos de pertenencia a organización terrorista, fabricación de explosivos y estragos de carácter terrorista a 43 años, aunque el fallo señala que el cumplimiento efectivo de las penas no superará los 20 años. La sentencia no le condenó por las muertes y los heridos en los atentados al concluir el tribunal ya que no era posible porque el auto de procesamiento que dictó el juez instructor, Fernando Andreu, excluyó esos delitos porque no había indicios de que hubieran “participado o conocido los planes” del 17 de agosto.