Telefónica aportó capital humano valorado en 50.000 euros para el proyecto tecnológico de la cátedra de Begoña Gómez
El representante legal de la compañía relata que Rosauro Varo, miembro del consejo de la teleco, intermedió para financiar el proyecto de la Complutense
Telefónica afirma que aportó capital humano valorado en 50.000 euros en el proyecto tecnológico de la cátedra que dirigía Begoña Gómez en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y que fue Rosauro Varo, por entonces miembro del Consejo Asesor de la empresa, el que intermedió con la esposa del presidente de Gobierno para que la compañía se sumara a la iniciativa. Así ha declarado el representante legal de la empresa de telecomunicaciones, Nicolás Oriol, este miércoles ante el juez Juan Carlos Peinado, según relatan fuentes judiciales presentes en la audiencia. Peinado instruye ...
Telefónica afirma que aportó capital humano valorado en 50.000 euros en el proyecto tecnológico de la cátedra que dirigía Begoña Gómez en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y que fue Rosauro Varo, por entonces miembro del Consejo Asesor de la empresa, el que intermedió con la esposa del presidente de Gobierno para que la compañía se sumara a la iniciativa. Así ha declarado el representante legal de la empresa de telecomunicaciones, Nicolás Oriol, este miércoles ante el juez Juan Carlos Peinado, según relatan fuentes judiciales presentes en la audiencia. Peinado instruye la causa contra Gómez por los presuntos delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, intrusismo y apropiación indebida durante su trabajo como docente, codirectora de dos másteres propios y la cátedra extraordinaria.
Gómez está acusada de haber inscrito a su favor la marca y el software de ese proyecto tecnológico en una sociedad de su propiedad. Cabe destacar que UCM investigó en junio de 2024 la posible inscripción de la que se le acusa y consultó al registro de la propiedad intelectual si esto era cierto. El registro contestó que ni la esposa del presidente ni su empresa habían registrado nada. Pese a la respuesta, la universidad pidió a Peinado que lo investigase y acabó imputando a Gómez en octubre por un presunto delito de apropiación indebida y otro de intrusismo profesional. A nombre de Begoña Gómez solo está el dominio web donde se alojaría la plataforma tecnológica, cuyo coste fue de 25 euros que pagó de su bolsillo.
Oriol, que es el secretario general y director de regulación y relaciones institucionales de Telefónica España, matiza que hubo tres reuniones con Gómez, la primera a mediados de diciembre en la sede de la compañía en Las Tablas, en Madrid. Allí, siempre según estas fuentes presenciales, trataron “temas técnicos” sobre la colaboración de Telefónica en una plataforma tecnológica que estaba desarrollando la cátedra que dirigía la esposa del presidente.
Junto con Telefónica, estaban llamados a declarar el vicerrector de Relaciones Institucionales de la UCM, José María Coello, y su predecesor en el cargo, Juan Carlos Doadrio. Ambos ya declararon que no tenían competencias en facturas y contratos relacionados con este proyecto tecnológico. También estaban citados como testigos otras empresas que participaron en la creación de la plataforma Indra, Google, Fundación Manspower y ARSYS Internet. Pero el juez no le ha tomado declaración por motivos técnicos de conexión (algunas habían solicitado declarar por videoconferencia) o porque estas compañías no enviaron a un representante legal, sino a un apoderado. Estas compañías invirtieron en el proyecto tecnológico más de 200.000 euros, pero no necesariamente aportando dinero en metálico.
El profesor Juan Manuel Ruano, titular de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y excodirector del máster de Gómez, explicó este diciembre durante la comisión de la Asamblea de Madrid que investiga también el caso, que uno de los objetivos de la cátedra no era desarrollar un software, como se ha publicado, sino “un proyecto tecnológico de medición de impacto, en el que trabajan gratuitamente varias empresas y los miembros de la cátedra”.
La iniciativa, que buscaba ayudar a empresas, principalmente pymes, y a desarrollar su actividad productiva, se desarrolló un 80%, nunca se terminó y, por esa razón, nunca se registró. También afirmó que el logo del proyecto lo registró Gómez y lo pagó de su bolsillo, que el dominio web lo pagó Blanca de Juan, excoordinadora del máster de captación de fondos, y era externo a la Universidad. “Es una práctica habitual en los másteres propios”, ha asegurado el profesor.
La esposa del presidente comenzó su relación con la UCM en 2012, cuando Pedro Sánchez aún no era ni secretario del PSOE, como directora de un curso de captación de fondos. Dos años después (Sánchez ya era secretario general) ese curso evolucionó a un máster. En ese momento, se pone al frente de otro: el Máster de Transformación Social Competitiva. Como sucede con el primero, debe codirigirlo, ya que la normativa de la Complutense obliga a que siempre haya un profesor titular. Es cuando Ruano entra a trabajar al lado de Gómez. La cátedra, según afirmó también Ruano, nació del propio rector de entonces, con la intención de recoger esos dos másteres que ya codirigía, y no al revés.
En España se conocen como cátedras extraordinarias a lo que dirigió Gómez, en realidad son iniciativas de investigación subvencionas. La universidad madrileña tiene hoy más de 50. Se impulsan a través de recursos procedentes de patrocinadores, habitualmente son necesarios unos 30.000 euros para ponerlas en marcha.