Ilias, el incansable “reportero de la yihad” detenido por tercera vez en siete años

De 35 años y nacionalidad española, vivía con una pulsera de control telemático en Ceuta después de haber cumplido una condena por enaltecimiento del terrorismo cuando fue arrestado de nuevo

Ilias M., sentado ante el tribunal de la Audiencia Nacional, en diciembre de 2019.Luca Piergiovanni (EFE)

Ilias M., de 35 años y nacionalidad española, no ha desistido en su incansable labor propagandista del terrorismo islámico en los últimos siete años. La Guardia Civil lo detuvo por tercera vez a finales de noviembre en Ceuta, en el barrio Príncipe Alfonso, el más deprimido de la ciudad autónoma y de mayoría musulmana, cuando todavía se encontraba en libertad vigilada tras recibir una condena de cuatro años y ocho meses de prisión por formar parte de la red propagandística...

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Ilias M., de 35 años y nacionalidad española, no ha desistido en su incansable labor propagandista del terrorismo islámico en los últimos siete años. La Guardia Civil lo detuvo por tercera vez a finales de noviembre en Ceuta, en el barrio Príncipe Alfonso, el más deprimido de la ciudad autónoma y de mayoría musulmana, cuando todavía se encontraba en libertad vigilada tras recibir una condena de cuatro años y ocho meses de prisión por formar parte de la red propagandística del autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). Definido durante estos años por los investigadores como “el reportero de la yihad” ―un perfil que utiliza la organización terrorista para distribuir en tiempo real las novedades y noticias del ISIS― y también como un “cazador de mentes” por su labor de captación de potenciales islamistas radicales, vivía solo en la ciudad autónoma. Sus últimos comportamientos hicieron saltar de nuevo las alarmas de los investigadores y precipitaron su nuevo último arresto.

Hace siete años, a finales de 2017, Ilias M. ya fue detenido en el mismo barrio ceutí en una operación en la que se le consideró una “pieza esencial” del aparato de proselitismo y captación del ISIS. La Policía Nacional le conocía porque no ocultaba su animadversión hacia ellos y les había agredido durante otras operaciones contra el yihadismo y el tráfico de drogas. Las pesquisas le situaron en una red de captación, adoctrinamiento y reclutamiento que resultaba especialmente peligrosa por su “profunda influencia” en los jóvenes asentados en el barrio de El Príncipe y por su vinculación con yihadistas desplazados a Siria para engrosar las filas del Estado Islámico.

Con 30 años, en diciembre de 2019, se sentó en el banquillo de la Audiencia Nacional. Vestido con un jersey y pantalón vaquero azul oscuro y zapatillas deportivas, aceptó un pacto con la Fiscalía que lo definió como “un activista informativo” encargado de difundir los postulados yihadistas en Europa. Respondió al tribunal que aceptaba el delito de enaltecimiento del terrorismo, pero insistió en que no había “adoctrinado a nadie”. Con la atenuante de confesión, fue condenado a cuatro años y ocho meses de prisión, además de a cinco años de libertad vigilada una vez fuera excarcelado. Según la Fiscalía, formaba parte del aparato propagandístico del ISIS desde 2013.

Recluido en el Centro Penitenciario de Murcia II, en la localidad de Campos del Río (2.143 habitantes), Ilias M. cambió las habilidades informáticas con las que, cuando estaba en libertad, divulgaba el ideario yihadista, para esgrimir su capacidad de persuasión y liderazgo para captar nuevos adeptos entre los internos. Su fuerte complexión y forma de ser reservada e irascible fueron sus instrumentos para adoctrinar a otros presos musulmanes que estaban en prisión por delitos comunes y que se mostraban vulnerables, explicaron entonces fuentes de la investigación. Los funcionarios de prisiones de los Grupos de Seguimiento y Control, cuya función es vigilar a presos peligrosos, alertaron a la Policía Nacional de sus actividades y fue detenido en abril de 2021.

La Guardia Civil también le ha relacionado con Mohamed Achraf, considerado un miembro destacado de la Operación Escribano, en la que se descubrió una red de radicalización presente en 17 cárceles en la que participaban presuntamente 25 reclusos musulmanes. “Se le llegó a tomar declaración como investigado, pero finalmente el procedimiento solo siguió con los líderes”, apuntan fuentes conocedoras de aquel caso. “La sentencia por la Operación Escribano marcó un hito judicial al ser la primera condena por terrorismo en prisiones desde 2008 y la primera tras la reforma del Código Penal en 2015, que tipificó las conductas relacionadas con la captación y el adoctrinamiento con fines terroristas”, explica Daniel F. Pérez, responsable de proyectos en la Fundación Euroárabe, y uno de los autores de una investigación sobre radicalización en contextos penitenciarios. “Además, la investigación interrumpió actividades que, de no haberse detectado, habrían facilitado la perpetuación y expansión del ideario extremista en entornos penitenciarios”, añade el investigador.

“Ni lo oculta, ni se esconde”

Una vez en libertad, y de nuevo en Ceuta, Ilias M. continuaba realizando actividades yihadistas por internet: administrando numerosos perfiles en redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea encriptadas, según informó la Guardia Civil tras su detención. Entre esos archivos encontraron los últimos discursos del portavoz oficial del Estado Islámico, Mujahid Abu Hudhaifah Al-Ansar, considerados “idóneos” para la “autocapacitación yihadista y la incitación para la comisión de atentados terroristas”. Cuando le detuvieron llevaba la pulsera de control telemático que se le había instalado por su situación de libertad vigilada.

“Es persistente. Hay gente que es detenida y después pasa sin pena ni gloria. Pero él sigue. Ni lo oculta ni se esconde”, añaden fuentes de la lucha antiterrorista. Ilias M. ha vuelto a responder en un juzgado como investigado por delitos de autoadoctrinamiento y autocapacitacion, según fuentes jurídicas. El jueves 28 de noviembre ingresó en prisión preventiva por orden del juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge. En lo que va de año, las Fuerzas de Seguridad han detenido en España a 77 presuntos yihadistas, la cuarta cifra más alta de la historia solo superada por las de 2004, cuando se cometieron los atentados del 11-M y fueron detenidos 131 presuntos yihadistas; las de 2005, cuando hubo 92 arrestados; y las de 2023, cuando fueron solo uno más, 78, según las estadísticas oficiales del Ministerio del Interior.

El último informe sobre la situación y las tendencias del terrorismo en la UE, publicado el lunes 16 de diciembre, destaca al terrorismo yihadista como una “preocupación fundamental” para la seguridad europea. “La amenaza yihadista se deriva de un panorama fragmentado de grupos terroristas extranjeros, redes en línea y terroristas individuales”, resume. En 2023, fue el tipo de terrorismo que tuvo un impacto más dañino sobre las víctimas.

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