Ni la tragedia logra sacar al Congreso de sus trincheras
La actividad parlamentaria se suspende a medias por el temporal entre duros reproches de PP y Vox al Gobierno y sus socios
La concordia duró un minuto. Exactamente un minuto de reloj. Fue el tiempo en que sus señorías, justo al comienzo del pleno de este miércoles en el Congreso, se pusieron en pie, con gesto grave y en absoluto silencio, como señal de duelo por las víctimas de la gota fría. Luego llegaron algunas breves declaraciones conciliadoras y al momento estallaron las hostilidades. Hasta que unos minutos después, el PP interrumpió bruscamente su ofensiva y pi...
La concordia duró un minuto. Exactamente un minuto de reloj. Fue el tiempo en que sus señorías, justo al comienzo del pleno de este miércoles en el Congreso, se pusieron en pie, con gesto grave y en absoluto silencio, como señal de duelo por las víctimas de la gota fría. Luego llegaron algunas breves declaraciones conciliadoras y al momento estallaron las hostilidades. Hasta que unos minutos después, el PP interrumpió bruscamente su ofensiva y pidió la suspensión del pleno. No fue más que el aperitivo de una nueva bronca.
Durante 45 minutos, los integrantes de la Mesa y los portavoces de los grupos debatieron a puerta cerrada si paraban la actividad parlamentaria. PP y Vox querían suspenderlo todo. El Gobierno y sus socios, solo la sesión de control, manteniendo otro pleno extraordinario con el único punto de convalidar el decreto que reduce las mayorías necesarias para elegir el Consejo de Administración de RTVE. La presidenta, Francina Armengol, aceptó el criterio de la mayoría. El PP lo convirtió en un agravio de tal magnitud que su líder, Alberto Núñez Feijóo, salió a emitir una declaración para denunciar la “bajeza moral” del Ejecutivo: “Nunca había visto nada igual en mi vida política”.
Tras el minuto de silencio, le correspondía abrir fuego a Cuca Gamarra. Su pregunta a la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, tenía el siguiente texto: “¿Qué institución asaltará mañana el Gobierno?” La secretaria general del PP hizo malabarismos retóricos. Comenzó recordando a las víctimas del temporal, apeló a la solidaridad y a la colaboración entre las Administraciones y subrayó que en momentos como este es cuando se ve que “las instituciones son clave para atender las necesidades de los ciudadanos”. Y ahí tomó impulso para hilvanar la consternación por la tragedia con su pregunta inicial: “¿Qué institución están pensando en ocupar próximamente?”.
Montero propuso que el “rifirrafe político” quedase “para otro día”. “Le haríamos un favor a la ciudadanía si mostrásemos unidad”, aleccionó. Gamarra siguió combinando el tono institucional al referirse a la tragedia con el ataque al adversario: “Ustedes llegaron diciendo que eran el Gobierno más limpio y más feminista de la historia, y ni lo uno ni lo otro”. La vicepresidenta insistió: “Hoy no es el día, señora Gamarra”.
Tras Montero, llegó el gran objetivo del PP en la sesión: la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, tocada por el escándalo de las denuncias de algunas mujeres contra su exportavoz parlamentario Íñigo Errejón. El ariete popular era Jaime de Olano, que comenzó excusándose: “Si el pleno no se ha aplazado, nuestra obligación es seguir controlando al Gobierno”.
Unos minutos antes de iniciarse la sesión, el PP comunicó a los medios que había solicitado guardar un minuto de silencio, sin ninguna mención a un posible aplazamiento. Así que Olano prosiguió el plan de ataque previsto, eso sí, con un volumen de voz más bajo de lo habitual. “Usted ha pactado más con Errejón para tapar sus agresiones que con trabajadores y empresarios”, afirmó.“Lo sabía todo y lo tapó todo”, completó, antes de llamar “cínicas” e “hipócritas” a Díaz y a la ministra de Sanidad y líder de Más Madrid, Mónica García, ausente de la sesión. La vicepresidenta replicó que el cese de Errejón se produjo a las 48 horas de conocerse la primera denuncia, “48 horas en las que se hizo lo que no se había hecho nunca”, enfatizó. Admitió que el machismo “no es de derechas ni de izquierdas” y pasó al contraataque. Trajo a colación el viejo episodio de acoso sexual por el alcalde popular de Ponferrada Ismael Álvarez a la concejal Nevenka Fernández y recordó que el PP pactó en Valencia con el ahora diputado de Vox en el Congreso Carlos Flores, condenado por maltrato a su exesposa.
Mientras las noticias que llegaban al hemiciclo multiplicaban exponencialmente la cifra de víctimas en la Comunidad Valenciana, el PP daba muestras de incomodidad, sin detener la ofensiva. El turno siguiente fue para otra de las voces más afiladas, Ester Muñoz, de nuevo con Díaz como objetivo. “Es la sesión de control más difícil”, empezó reconociendo Muñoz, también con un volumen más atemperado que de costumbre. La diputada se las ingenió para unir una cosa con la otra y cargar contra la vicepresidenta: “En un día tan duro como hoy, ha manoseado y utilizado a una víctima como Nevenka”. Díaz, otras veces muy crítica con el y tú más, siguió en modo contraataque. Agitó en su mano uno de los tomos de la sentencia del caso Gürtel y cifró en 60.000 millones de euros —no citó la fuente— lo que ha costado a España la “corrupción del PP”.
Entonces pidió la palabra Miguel Tellado. Esta vez no era para reprender a nadie: el portavoz parlamentario del PP propuso suspender el pleno. Eran las 9,27 horas y Armengol anunció un receso de tres minutos para consultar a los grupos en privado. Tardaron casi una hora en regresar. PP y Vox pedían detener toda la actividad parlamentaria. El Gobierno, apoyado por el bloque de investidura, defendió que se suspendiese solo la sesión de control y se mantuviese la “actividad legislativa”. Eso incluía el pleno convocado a continuación para convalidar el decreto de RTVE y algunas comisiones. Esa fue la decisión de la Mesa.
En los pasillos, ministros y diputados de las formaciones del Gobierno alegaban que, fuera de la zona afectada, el país continuaba su rutina normal y no había ninguna razón para detener el trabajo legislativo. Y negaban ninguna urgencia sobre la reforma de la radiotelevisión pública. Dos diputados de la mayoría, los de la formación valenciana Compromís, decidieron ausentarse del pleno, al igual que PP y Vox. Feijóo compareció ante los medios en el tono más dramático para denunciar la actitud del Gobierno y sus socios: “No son conscientes de la gravedad de la decisión que han tomado”. Tras él, llegó Pepa Millán, la portavoz de Vox, tan indignada o más que el PP ante lo que definió como “un espectáculo dantesco”. Una jornada trágica y un día más en la trinchera del Congreso.