Una estación del AVE vasco en la nada
La estación construida en Ezkio-Itsaso (Gipuzkoa), con un coste de cuatro millones, podría quedar sin uso si las instituciones deciden ahora que la conexión ferroviaria entre Euskadi y Navarra se haga por Vitoria
Del pequeño municipio rural de Ezkio-Itsaso (575 habitantes, Gipuzkoa) se conocen muy pocas cosas fuera de su entorno. Merece una visita el caserío Igartubeiti, una típica edificación campesina de la arquitectura vasca en madera de los siglos XVI y XVII. Los devotos marianos suelen acudir a la campa de Anduaga, donde se cree que en 1931 ...
Del pequeño municipio rural de Ezkio-Itsaso (575 habitantes, Gipuzkoa) se conocen muy pocas cosas fuera de su entorno. Merece una visita el caserío Igartubeiti, una típica edificación campesina de la arquitectura vasca en madera de los siglos XVI y XVII. Los devotos marianos suelen acudir a la campa de Anduaga, donde se cree que en 1931 la virgen se apareció a dos niños que llevaban las vacas al establo, unas visiones que la Iglesia nunca ha reconocido como verdaderas. El pueblo se compone de varios caseríos, dos iglesias y cuatro ermitas. En ese paisaje tan campestre, también hay una estación de tren, construida en 2022, pero que todavía no ha entrado en funcionamiento y podría quedarse para siempre como un armatoste de hormigón sin uso ninguno.
La estación de Ezkio se construyó porque iba a ser el punto de conexión de la red ferroviaria vasca de alta velocidad (conocida como Y vasca) con Navarra y el corredor mediterráneo. Esta era la solución técnica recogida en el trazado oficial, pero ahora se está barajando renunciar a este ramal de 55 kilómetros y optar por el trayecto Vitoria-Pamplona (75 kilómetros). El ministro de Transportes, Óscar Puente, se ha decantado recientemente por esta última: “Con toda franqueza, el tramo de Ezkio nos ofrece problemas. No les oculto que la opción de Vitoria es, sobre el papel, la más plausible”, dijo a mediados de julio tras reunirse con la presidenta navarra, la socialista María Chivite.
El ministerio se ha comprometido a elaborar los informes técnicos definitivos (podrían estar listos a finales de este año) que servirán a los Gobiernos vasco, navarro y español para tomar una decisión definitiva. La disyuntiva entre Ezkio-Itsaso y Vitoria ha provocado un terremoto político, territorial e institucional. Las Diputaciones de Gipuzkoa y Álava, ambas gobernadas por el PNV y el PSE-EE, barren para casa y chocan frontalmente al defender que la conexión con Navarra se realice por su territorio. Los socialistas guipuzcoanos han apoyado la solución de Ezkio al día siguiente de que su líder en Euskadi, Eneko Andueza, mostrase su preferencia por Vitoria. El Gobierno vasco, que en 2018 hizo una defensa a ultranza de la estación Ezkio-Itsaso, ha optado ahora por la neutralidad. El lehendakari, Imanol Pradales, ha eludido tomar partido y se ha limitado a pedir que todo se resuelva “con urgencia” para que el tren de alta velocidad “llegue de una santa vez a Euskadi”. Los trabajos de Y vasca ferroviaria arrancaron en 2006 y se desconoce aún en qué fecha estará operativa. La última promesa es que la red troncal estará funcionando en 2027, aunque los trenes no llegarán al centro de Bilbao y de Vitoria hasta varios años más tarde, posiblemente en 2033.
El debate abierto (Ezkio o Vitoria) afecta de lleno a una infraestructura casi terminada y que requirió de una inversión de cuatro millones de euros. El Gobierno vasco (tiene la encomienda de gestión del tramo guipuzcoano del AVE vasco) adjudicó en marzo de 2021 por esa cantidad económica las obras de la estación de Ezkio-Itsaso porque iba a ser el punto desde el que los trenes iban a poder continuar hacia Navarra. En julio de 2022, el Ejecutivo que presidía Iñigo Urkullu decidió rescindir ese contrato porque los plazos para el nuevo ferrocarril se estaban alargando y tuvo que compensar a la adjudicataria con el 6% del precio acordado. La terminal quedó prácticamente acabada, a falta de los últimos flecos, y su mantenimiento y vigilancia cuestan 240.000 euros anuales.
Desde 2022 la estación fantasma permanece sin cambios: es una estructura de hormigón a la que se accede por una carretera nueva y bien pavimentada. Una valla metálica cerrada con candados impide acceder al recinto, donde ya están previstas zonas de aparcamiento para vehículos y transporte público. Un operario de seguridad vigila las instalaciones. La maleza va apoderándose con fuerza del terreno y en las paredes de la estación abundan las pintadas y grafitis.
El futuro de la terminal de Ezkio-Itsaso está a la espera de una decisión crucial. Si finalmente se opta por construir el ramal Vitoria-Pamplona, aquella quedaría inservible. Cuando a comienzos de 2018 se sometió a información pública el proyecto de corredor ferroviario cantábrico-mediterráneo, el Gobierno vasco tomó partido por la solución de Ezkio-Itsaso. En sus alegaciones consideró más ventajosa esta opción porque “es la más óptima desde el punto de vista de funcionamiento ferroviario”, aunque es más cara que el enlace desde Vitoria.
Las diferencias entre una y otra posibilidades son notorias. El tramo Ezkio-Pamplona, de 55 kilómetros, exigiría construir 30 kilómetros de túneles (incluye uno doble de 21 kilómetros de longitud para salvar la sierra montañosa del parque natural de Aralar). El ramal Vitoria-Pamplona, de 75 kilómetros, iría prácticamente a cielo abierto (solo 5,8 kilómetros serían soterrados). El primero tendría un coste de 1.705 millones (1.255 según el Ejecutivo vasco), frente a los 580 millones (755 millones según el Gobierno autónomo) que supondría la variante vitoriana. Los estudios realizados señalan que un viajero tardaría 44 minutos en trasladarse en el AVE desde San Sebastián a Pamplona si se opta por Ezkio-Itsaso, frente a los 69 minutos que serían necesarios desde Vitoria. El Gobierno vasco concluyó en 2018 que Ezkio-Itsaso era su “opción preferente”. Ahora, en cambio, escurre el bulto y lo fía todo a los estudios técnicos que se van a realizar sobre ambas alternativas. Esta neutralidad ha enfadado a la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza (PNV), quien ha recordado que la conexión por este territorio ha sido “una cuestión de país”.
El Ministerio de Transportes ya ha dejado entrever por dónde van sus preferencias. El ministro Puente parece más partidario de reconducir la situación y llevar los trenes desde Vitoria hasta la capital navarra. Es una elección que, a su juicio, evitaría los “problemas” que han surgido para hacer los sondeos hidrogeológicos: “No se nos está autorizando por parte de algunos Ayuntamientos, incluso de algunos particulares” contrarios a perforar la sierra de Aralar por los daños medioambientales que podría entrañar semejante obra. Por eso dijo que Vitoria es la opción “más plausible”. La estación de Ezkio-Itsaso, en ese caso, sería víctima de la rocambolesca ejecución de la red ferroviaria vasca de alta velocidad.