Podemos busca su sitio en un curso clave para medir su utilidad
El partido de Belarra, convertido en otro socio incómodo de Sánchez, elegirá en noviembre seis direcciones autonómicas y celebrará en 2025 su quinta Asamblea Ciudadana
Podemos arranca un curso político clave, que servirá para medir su utilidad en la oposición y en el que renovará hasta seis direcciones autonómicas y el liderazgo del partido. La formación de Ione Belarra, que cuenta con cuatro diputados en el Grupo Mixto de la Cámara baja y dos asientos en el Parlamento Europeo, se ha revelado estos meses como un socio duro e incómodo para el Ejecutivo, al que ha puesto contra las cuerdas en no pocas ocasiones. El último ejemplo, aunque simbólico, se evidenció el martes, cuando en la primera reunión de la Diputación Permanente de la Cámara baja, la propia Bel...
Podemos arranca un curso político clave, que servirá para medir su utilidad en la oposición y en el que renovará hasta seis direcciones autonómicas y el liderazgo del partido. La formación de Ione Belarra, que cuenta con cuatro diputados en el Grupo Mixto de la Cámara baja y dos asientos en el Parlamento Europeo, se ha revelado estos meses como un socio duro e incómodo para el Ejecutivo, al que ha puesto contra las cuerdas en no pocas ocasiones. El último ejemplo, aunque simbólico, se evidenció el martes, cuando en la primera reunión de la Diputación Permanente de la Cámara baja, la propia Belarra forzó con su abstención la repetición de hasta dos votaciones referidas a las comparecencias del presidente Pedro Sánchez y del titular de Transportes, Óscar Puente, a pesar de que era el PP quien las solicitaba. En una situación compleja para el Gobierno de coalición, que en manos también de un Junts volátil tiene muy difícil sacar adelante los próximos Presupuestos Generales del Estado, el tándem que forman Belarra e Irene Montero jugará sus cartas para dar visibilidad a un partido obligado electoralmente a adelantar por la izquierda al conglomerado de organizaciones que lidera Yolanda Díaz.
El tono contra el PSOE, siempre crítico, se ha endurecido desde que se materializó su salida del Ejecutivo en noviembre y, a pesar de su escaso peso numérico, la aritmética parlamentaria ha convertido los cuatro votos de Podemos en esenciales. La formación amenazó a final de julio con dejar caer el decreto anticrisis si no eliminaba el recorte al bono social eléctrico que contemplaba y en enero pasado había tumbado ya la norma que reformaba el subsidio del paro del departamento de Díaz, que debió ser reformulada para ver la luz cinco meses después.
“Nuestros votos no los vamos a regalar”, advierte Pablo Fernández, secretario de Organización del partido tras la marcha de Lilith Verstrynge a comienzos de año. En el inicio del curso, los de Belarra redoblan las críticas. “La legislatura progresista está muerta y enterrada por la actitud del PSOE de pactar el Poder Judicial con el PP para seguir permitiendo la guerra judicial. No han hecho nada en un año, más allá de esto y la aprobación de la amnistía”, censura el también procurador en las Cortes de Castilla y León, quien ve un intento por volver al bipartidismo que tacha de malo “para el país y la izquierda”. Fuentes de Podemos añaden que la interlocución, hasta el momento, se ha dado fundamentalmente con los socialistas, en particular a través del titular de la Presidencia, Félix Bolaños, con quien Belarra tenía ya una relación más fluida cuando formaba parte del Consejo de Ministros.
En los próximos meses, el partido de izquierdas será particularmente incisivo con la problemática del acceso a la vivienda, la turistificación, los permisos de ocho semanas para lograr que sean remunerados y la regularización de cientos de miles de inmigrantes, que se tramita en una Iniciativa Legislativa Popular actualmente en el Congreso, aunque enfrenta problemas para prosperar. “Se trata de un asunto fundamental ante la ofensiva xenófoba y racista por parte de la derecha y la ultraderecha, que emiten bulos y criminalizan a los migrantes”, insisten en Podemos.
La novedad en septiembre será el nuevo papel de Irene Montero que, junto a Isa Serra, ocupa un escaño en Bruselas. La delegación de Podemos centrará su acción en el fortalecimiento de las alianzas con la izquierda europea, especialmente cercanos a partidos como La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, e impulsarán políticas “sociales, feministas y de defensa de los derechos humanos frente a la deriva de la UE”, aseguran y que ejemplifica, opinan, el Pacto de Migración y Asilo.
Pese a la cascada de bajas que han sufrido desde 2023 y los malos resultados en Galicia y Euskadi, donde no lograron representación, los escaños obtenidos en las elecciones europeas —uno menos que Sumar— han insuflado un cierto ánimo en las filas de la organización, que ve en estos comicios un “punto de inflexión”.
Entre las citas inmediatas, se sitúa la Universidad de Otoño del partido, el foro anual de reflexión y rearme ideológico que tiene previsto celebrarse en Madrid entre el 18 y el 19 de octubre y donde el año pasado hicieron pública su estrategia de alejamiento de los de Díaz. En esta ocasión, según apuntan fuentes de la dirección, se hará hincapié en las prioridades de la legislatura y la escenificación de la cooperación internacional con otras fuerzas políticas para dar “la batalla cultural frente a una extrema derecha echada al monte”.
Primarias autonómicas
Podemos, además, afronta en noviembre la elección de hasta seis ejecutivas autonómicas. Es el caso de Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, La Rioja, Euskadi y Galicia. En esta última comunidad, la formación está en manos de una gestora desde junio, cuando su coordinador, Borja San Ramón, enfrentado durante su mandato a la dirección estatal por la estrategia con la vicepresidenta segunda, dimitió. La implantación territorial de Podemos es el talón de Aquiles del partido desde su creación y los resultados en las autonómicas y municipales de 2023 dejaron a la organización en una situación de debilidad extrema, forzándolos incluso a poner en marcha un ERE.
De entrada, la V Asamblea Ciudadana, el congreso para renovar el liderazgo estatal, deberá esperar unos meses más, hasta junio del próximo año. De momento, en la cúpula argumentan que es pronto para hablar de la futura estructura. Las fuentes consultadas ponen en valor el papel de Belarra al frente de la Secretaría General en una etapa, tras la marcha de Pablo Iglesias, “extraordinariamente” complicada, pero reconocen también la figura de Irene Montero como un referente “internacional” del partido. Distintas voces deslizan que ella es su mejor baza electoral y como en su día hizo el exvicepresidente, no descartan su regreso anticipado para ser la cabeza de lista en las próximas generales. Pero mientras eso no ocurre, Podemos seguirá vendiendo caro su apoyo al Gobierno esta legislatura.