El pulso de los vecinos por las aguas del valle del Jamuz contra la embotelladora proyectada por Bezoya

El proyecto de aprovechamiento de unos acuíferos en una zona rural de León enfrenta a parte de los vecinos con el Grupo Pascual

Vecinos de Quintanilla de Flórez con una pancarta en contra de la embotelladora, el 9 de julio.Emilio Fraile

Los contenedores de basura y las sábanas hablan en Quintanilla de Flórez (León, 48 habitantes). “No embotelladora”, pone en el mobiliario público; “No a la embotelladora”, suscribe una tela con letras rojas oreando al atardecer mientras el sol se esconde tras la montaña leonesa, desnuda de nieves antaño resistentes hasta finales de verano. Un puñado de vecinos recibe en el centro social, junto a un manzano y un huerto que engordan sus frutos con las aguas del río Jamuz y el acuífero subterráneo. La calmada vida rural choca contra el proyecto del Grupo Pascual, mediante su línea de ...

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Los contenedores de basura y las sábanas hablan en Quintanilla de Flórez (León, 48 habitantes). “No embotelladora”, pone en el mobiliario público; “No a la embotelladora”, suscribe una tela con letras rojas oreando al atardecer mientras el sol se esconde tras la montaña leonesa, desnuda de nieves antaño resistentes hasta finales de verano. Un puñado de vecinos recibe en el centro social, junto a un manzano y un huerto que engordan sus frutos con las aguas del río Jamuz y el acuífero subterráneo. La calmada vida rural choca contra el proyecto del Grupo Pascual, mediante su línea de aguas minerales Bezoya, de instalar en la comarca una embotelladora temida por su impacto ambiental y por la paulatina escasez de las fuentes en un valle hace décadas envidiado por su riqueza hídrica. La empresa promete empleos y beneficios, promesas receladas por los críticos y creídas por la alcaldesa de Quintana y Congosto, de donde depende el Valle, y los presidentes de las juntas vecinales, favorables a la idea. Algunos habitantes han dejado de hablarse por sus posturas enfrentadas.

La gradual reducción de aguas en la comarca se comprueba mirando a las cumbres peladas, sin la masa blanca que garantizaba sustento líquido para meses. Tampoco arrojan optimismo los paseos por el monte, como aquellos que daba la madrileña de nacimiento pero leonesa por amor, Charo Montoro, de 71 años, cuando su marido, Ángel Martínez, de 74 años, le exhibía la abundancia paisajística en aquellos caños generosos, actualmente yermos. El regadío, base económica junto a la ganadería en estos lares, depende de unos acuíferos últimamente con dificultades para abastecer las necesidades de la agricultura. Los pozos, antaño boyantes, han perdido nivel freático. Incluso en pueblos de los alrededores han necesitado camiones cisterna ante sequías como las de 2022. Rosalina Germán, de 72, una de las habitantes más belicosas contra la embotelladora, recuerda que en 2022 la ONU, mediante su área de Agricultura y Alimentación, otorgó al sistema Montañas de León el reconocimiento Sipam por su importancia como patrimonio agrícola y natural. “Este valle sin agua es la ruina, además es un territorio protegido”, esgrime la mujer, quien ante los empleos prometidos por Bezoya recuerda que el sector primario puede verse perjudicado por esas instalaciones. Asimismo, y ante tal reconocimiento oficial, pide apostar por la “producción ecológica”, hacer valer el título y el entorno y obtener así los puestos ofrecidos por la embotelladora.

Un grupo de mujeres al fresco junto a una de las fuentes de Quintanilla de Flórez.Emilio Fraile

El grupito, que hace unos meses capitaneó una visita infructuosa a las Cortes de Castilla y León (Valladolid), sospecha de Pascual porque primero les plantearon 80 empleos y luego bajaron a 25. “Por aquí no tenemos población joven para trabajar allí, así que la gente vendría de fuera y difícilmente se quedara en el pueblo”, se resigna Esperanza Boo, de 67 años. El envejecimiento medio en esta provincia, como en la mayoría del oeste español, les hace referirse a “los mayores” como si ellos, jubilados, pertenecieran a la juventud. “Hay mucha gente mayor en contra que no lo dice porque no quieren enemistarse, las empresas juegan con gente envejecida que no pelea y con que somos muy pocos”, resume Montoro. Quintana y Congosto roza los 400 residentes, muchos ancianos, contra los casi 2.000 de hace 60 años.

Un portavoz del área de Economía de la Junta explica que la Dirección General de Minas se encarga de otorgar la licencia de agua mineral y que así ha ocurrido con este caso. También cuentan con un informe favorable de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) sobre la cantidad por extraer. Será mediante “una primera fase para ver cómo reacciona el acuífero” y luego irán maniobrando. De los trámites autonómicos solo queda un estudio de la consejería de Sanidad. Una vez obtenido, la cuestión volverá al Ayuntamiento, última pata del proceso. Si el Consistorio lo aprueba, pese a la división popular, la empresa podrá iniciar los trabajos. Tres portavoces de Grupo Pascual, responsables de diversas áreas, sostienen a EL PAÍS que el proceso ha sido mediante un “sistema muy garantista” con múltiples contactos con la Junta “para tener la aquiescencia de la Administración”. La empresa afirma que en la primera fase se embotellarán 0,5 hectómetros cúbicos de un acuífero con recarga positiva, citando para ello análisis de la CHD sobre este manantial. Estos representantes aseguran que “no hay nada que se haya atragantado” pese a las críticas de los habitantes e insisten en los “informes favorables de las instituciones”. Ahora todo depende de que la Junta remita su ratificación para “desarrollar actividad económica y un proyecto de futuro”. Pascual, mediante Bezoya, pretende “empezar cuanto antes, lo primero es adecuar el terreno, mínimo serán tres o cuatro años de trabajo” y aseguran que no causarán grandes problemas en lo paisajístico.

Pancarta en contra de la planta embotelladora proyectada en Quintanilla de Flórez.Emilio Fraile

Los portavoces también se ofrecen a reuniones con los críticos, pero tanto el grupo citado en Quintanilla de Flórez como la alcaldesa del cercano Jiménez de Jamuz (800 habitantes), Carolina Castro (PSOE), insisten contra la embotelladora: “Como alcaldesa en Santa Elena de Jamuz, un municipio de tres pueblos, uno de ellos y el más afectado con el tema de la embotelladora Jiménez de Jamuz, voy a luchar para que no se lleve a cabo ese proyecto. Por mi parte y la de muchos de los vecinos haremos lo que haga falta”. “Es un acuífero muy pequeño de donde dependemos todos los pueblos del valle del Jamuz. Si hacen esa embotelladora... ¿Cuánto tardaremos en quedarnos sin agua?”, se pregunta la leonesa: “Nadie nos lo asegura, todos los pozos y fuentes de Quintanilla de Flórez que es donde está hecho el pozo están secos desde hace años, por el río Jamuz apenas corre agua, incluso ni en invierno, y en la montaña del Teleno cada año nieva menos que es de donde depende ese acuífero”. La alcaldesa carga contra Pascual por “irse por otros temas sin responder, no respondían a las preguntas que le hicimos, hay mucho tabú por su parte desde en el momento 0″.

La plataforma contra la embotelladora se citaron este 22 de julio frente a la Dirección de Minas, en León ciudad, para seguir defendiendo sus aguas. Los representantes de Bezoya, lamentan los agraviados entre enfadados e irónicos, les han prometido garrafas si eventualmente la zona, como temen, se quedara sin agua potable. Eso sí, solo para consumo humano o cocina.

-¡Y nos duchamos en el río!-, exclama Charo Montoro.

-Si no va a haber agua…-, responde lacónica Rosalina Germán.

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