Los cardiólogos de Valladolid se rebelan contra el traslado a Salamanca de trasplantes de corazón: “Dividir perjudica a los pacientes”
La Organización Nacional de Trasplantes desaconseja el plan de la Junta de repartir las operaciones
Divide y perderás. Los cardiólogos del Hospital de Valladolid han levantado la voz contra el plan de la Junta de Castilla y León de crear una unidad de trasplante cardíaco en Salamanca frente a los criterios científicos. Los especialistas en cuidado del corazón de otros hospitales también se han posicionado contra el proyecto autonómico y la ...
Divide y perderás. Los cardiólogos del Hospital de Valladolid han levantado la voz contra el plan de la Junta de Castilla y León de crear una unidad de trasplante cardíaco en Salamanca frente a los criterios científicos. Los especialistas en cuidado del corazón de otros hospitales también se han posicionado contra el proyecto autonómico y la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) no percibe necesidad alguna de actuar así. “Atomizar esta actividad podría repercutir negativamente en los resultados postrasplante de los pacientes”, ha señalado la ONT en un informe no vinculante desoído por el mando autonómico. Luis de la Fuente, responsable del programa afectado en Valladolid, achaca la iniciativa a estrategias políticas y teme repercusiones negativas sobre la ciudadanía: “Dividir perjudica a los pacientes”.
El runrún de los dos últimos años en la unidad de Cardiología del Hospital Clínico de Valladolid se confirmó la semana pasada, primero con un anticipo de El Norte de Castilla y con la posterior ratificación del portavoz de la Junta, dirigida en coalición por PP y Vox, Carlos Fernández Carriedo. Este, actualmente al frente también de Sanidad por la baja médica de su titular ordinario, Alejandro Vázquez, achacó la medida a “aprovechar recursos”, pues “todo lo que suponga coordinar este trabajo supone fortalecer estos recursos”. El plan conllevaría que el actual sistema de trasplante de corazón, ubicado en las dependencias vallisoletanas y según los expertos la más compleja operación médica, se dividiría entre Valladolid y Salamanca. Carriedo emplazó a “no dividir sino sumar” para “hacer más efectivo y eficaz un programa de trasplantes poniendo todos los dispositivos de la red al servicio de hacerlo más útil, y todas las capacidades al servicio de este programa de trasplantes”.
Carriedo, pese al informe negativo de la autoridad nacional de trasplantes, dependiente del Ministerio de Sanidad, aseguró trabajar “siempre con criterios científicos” y que repartir entre ambas ciudades los recursos de la comunidad sería “muy positivo y muy científico”. “Cualquier informe es muy interesante y ayuda a que el desarrollo e implantación de este modelo en red sea lo más operativo posible, por supuesto los tendremos en cuenta y los profesionales así lo harán”, intentó argumentar el portavoz. Palabrería, según los afectados, encendidos ante lo que consideran una decisión puramente política sin base científica.
El responsable del programa de trasplante cardíaco de Valladolid, Luis de la Fuente, saca un hueco en su mañana de consulta para atender telefónicamente a EL PAÍS. “Dividir perjudica a los pacientes, estamos contando esto por ellos”, esgrime el especialista, portavoz de un colectivo poco dado a expresarse con esta firmeza. De la Fuente relata cómo desde hace dos años llevan escuchando rumores sobre esta posible intención de la Junta, si bien al principio los desdeñaban porque no le encontraban lógica y el pronunciamiento de la ONT parecía despejar la amenaza. Hasta hace unas semanas, cuando se les confirmó el afán de la consejería por repartir entre Salamanca y Valladolid una logística inaudita en el resto de autonomías: solo Andalucía, con 8,5 millones de habitantes, cuenta con una doble unidad de trasplantes de corazón (Sevilla y Córdoba). Castilla y León, con 2,3 millones de personas, no tendría por qué repartir así el servicio. Los demás territorios concentran sus esfuerzos en un solo lugar, aunque Madrid y Barcelona tienen tres unidades cada uno, no están repartidas en diferentes ciudades sino en hospitales. El responsable del Hospital de Salamanca prefiere no pronunciarse y remite a la consejería.
“Dividir trasplantes es empeorar la calidad, nos sorprendía porque nadie de la consejería nos daba buenas razones hasta que nos dijeron que eran órdenes de arriba”, señala De la Fuente, aludiendo a que el presidente de la comunidad, Alfonso Fernández Mañueco (PP), procede de Salamanca, ciudad donde fue alcalde antes del salto a dirigir Castilla y León. La polémica incluso ha generado algo casi inédito: el apoyo de León a Valladolid. El jefe del servicio leonés de Cardiología, Felipe Fernández-Vázquez, ha expresado su “absoluta confianza” en los compañeros vallisoletanos. Estos también han recibido una carta de apoyo de diversos grupos de trasplantes, remitida sin respuesta al consejero. Los partidos de la oposición también han cargado contra la Junta.
Los números, sostiene el sanitario jefe, avalan al equipo pese a la alta mortalidad habitual en estas operaciones críticas. En su caso, han actuado sobre 34 personas en los últimos tres años y 33 siguen vivas, datos extraordinarios y con porcentajes superiores a la media nacional o europea. La pandemia, incide De la Fuente, exigió reciclaje y readaptación de los cardiólogos para atender a los pacientes en el postoperatorio y acometer así nuevos mecanismos en su beneficio. “La ciencia nos recalca que es absurdo”, reitera el doctor, pues el hospital afronta anualmente entre 10 y 15 casos que habría que repartir con Salamanca. Las conclusiones de la ONT refrendan este pensamiento. “Rogamos que la decisión de abrir un programa de trasplante cardiaco en Castilla y León sea estudiada con la máxima prudencia”, indica el informe no vinculante, zanjado así: “Atomizar esta actividad añadiendo otro programa podría repercutir negativamente en los resultados”.
El responsable de trasplantes de Valladolid lamenta la “ambición desmedida” del hospital salmantino, atribuible al “prestigio” que otorga para los centros el disponer de áreas de trasplante, si bien allí ya se trabaja con reconocimiento nacional con riñones, páncreas o médula ósea. “Esto ha generado cierto clima de desconfianza, estamos a disgusto con ellos aunque no somos como los políticos de tirarnos los trastos a la cabeza, una cosa es la macropolítica y otro el detalle, seguimos en contra, protestando y peleando pero tenemos que acatar”, admite De la Fuente, sin contacto de la Junta desde que se difundió la controversia. Otro de los galenos de la unidad de Cardiología vallisoletana tilda de “cacicada, una barrabasada peligrosa” el plan de dividir “sin criterio técnico” y recuerda el sobrecoste de impulsar este servicio en Salamanca: “Cada trasplante cuesta unos 85.000 euros y desarrollar el sistema es muy caro por recursos humanos e infraestructura, se ha perdido el norte sin pensar en que la gente sobreviva, hay una rivalidad tremenda por la ambición y la competitividad”.