La justicia militar investigará finalmente la muerte de dos soldados en unas maniobras en Cerro Muriano
La Audiencia de Córdoba rechaza el recurso de las familias de las víctimas, que querían que un juez civil instruyera la causa
La justicia militar investigará finalmente la muerte de dos soldados el pasado 21 de diciembre mientras realizaban maniobras en un lago artificial de la base de Cerro Muriano (Córdoba). La Audiencia Provincial de Córdoba ha rechazado el recurso interpuesto por las familias de los dos fallecidos (el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, de 34 años, y el soldado Carlos León Rico, de 24),...
La justicia militar investigará finalmente la muerte de dos soldados el pasado 21 de diciembre mientras realizaban maniobras en un lago artificial de la base de Cerro Muriano (Córdoba). La Audiencia Provincial de Córdoba ha rechazado el recurso interpuesto por las familias de los dos fallecidos (el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, de 34 años, y el soldado Carlos León Rico, de 24), contra el auto del Juzgado de Instrucción 4 de Córdoba, que se inhibió del caso en favor de la justicia militar. Los recurrentes alegaron que, al contrario que en la jurisdicción ordinaria, el delito de homicidio doloso no existe en la castrense ―en la que tampoco se admite la acusación popular—, lo que beneficiaba a los eventuales responsables.
La decisión de la sala permitirá al titular del Juzgado Togado Militar 21 avanzar en la instrucción de una causa que ya se ha elevado a la categoría de sumario y en la que se ha imputado al capitán jefe de la compañía, al teniente a cargo de la sección y a un sargento como presuntos autores de un delito contra la eficacia del servicio con resultado de muerte, castigado con hasta cinco años y tres meses de cárcel.
El Tribunal Militar Territorial Segundo, con sede en Sevilla, confirmó el pasado día 16 el auto que imputaba a los tres mandos militares, lo que ha llevado al letrado que representa a la familia del cabo a solicitar su ingreso en prisión preventiva, por “la gravedad de los hechos” y para “evitar la pérdida o manipulación” de pruebas. Se da la circunstancia de que el capitán fue apartado del mando el mismo día que se produjeron las muertes, pero el teniente y el sargento siguen en sus puestos. Ninguno de los tres ha prestado todavía declaración ante el juez.
En el auto en el que se les imputó se reconocía que las medidas de seguridad que adoptaron los mandos para la realización del ejercicio ―cruzar un curso de agua con el equipo de combate— no funcionaron: la cuerda que se tendió de una orilla a otra no reunía los requisitos para servir como “vía de vida” a la que los soldados pudieran agarrarse en caso de peligro, mientras que las mochilas no eran estancas y tenían “exceso de peso” (el soldado fallecido cargaba con una mina inerte de 3,5 kilos), por lo que no flotaban. La temperatura del agua era muy baja ―varios soldados tuvieron que ser atendidos por hipotermia― y el estanque tenía una profundidad de hasta tres metros. Por todo ello, pudo existir una “relación de causalidad entre la posible falta de idoneidad de estas medidas de seguridad empleadas” y la muerte de los dos militares, concluyó el juez.
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