El exalcalde Odón Elorza (PSOE) echa un pulso al alcalde Eneko Goia (PNV) en San Sebastián

La construcción de un centro comercial en un área protegida de la capital guipuzcoana abre una disputa entre los dos regidores de la ciudad

Imagen del inicio de las catas arqueológicas del cerro de San Bartolomé, en el centro de San Sebastián.Javier Hernández

El socialista Odón Elorza, alcalde de San Sebastián entre 1991 y 2011, abandonó la política en enero de 2023 tras renunciar a su acta de diputado en el Congreso. Desde entonces, ha acentuado su activismo ciudadano y se ha convertido en una suerte de defensor de causas perdidas. Su última cruzada va dirigida contra una operación urbanística que califica de “especuladora” y “privatizadora” en pleno corazón de la capital guipuzcoana. Ha decidido lanzar un pulso al ...

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El socialista Odón Elorza, alcalde de San Sebastián entre 1991 y 2011, abandonó la política en enero de 2023 tras renunciar a su acta de diputado en el Congreso. Desde entonces, ha acentuado su activismo ciudadano y se ha convertido en una suerte de defensor de causas perdidas. Su última cruzada va dirigida contra una operación urbanística que califica de “especuladora” y “privatizadora” en pleno corazón de la capital guipuzcoana. Ha decidido lanzar un pulso al actual regidor de la ciudad, Eneko Goia, del PNV, a quien acusa de permitir la construcción de “un artefacto comercial” en un espacio de San Sebastián protegido como bien cultural. Elorza denuncia la “falta de transparencia” y la “desviación de poder” del Ayuntamiento en la intervención urbanística que ha aprobado en el área del cerro de San Bartolomé, una colina emblemática que encierra muchos siglos de historia donostiarra y está ubicada a unos 250 metros de la playa de La Concha.

El gobierno local dio luz verde en enero de 2023, con los votos del PNV y el PSE-EE, a la transformación del cerro de San Bartolomé y permitir la construcción de un nuevo área comercial. Se prevé abrir un centro comercial y aparcamiento con nueve plantas (cuatro sobre rasante y cinco soterradas) con una superficie total de 8.000 metros cuadrados de actividad terciaria. “Sostengo que se eliminará una zona verde considerada como parte del patrimonio histórico de San Bartolomé”, afirma el exalcalde Elorza, quien añade: “El artefacto que surgirá será un ejemplo de especulación municipal, de falta de transparencia y de incoherencia con el objetivo de zona de bajas emisiones, al necesitar el nuevo centro comercial atraer tráfico para hacer negocio”.

Este mes de febrero han entrado las excavadoras en la zona para realizar catas arqueológicas por tratarse de una zona de presunción arqueológica. Las máquinas tienen que perforar el terreno para comprobar si en el suelo oculto se conserva algún vestigio histórico de la ciudad. Unos trabajos similares permitieron aflorar en 2014 las ruinas de un gran convento de los siglos XVII y XVIII, con dos claustros y otras dependencias monacales, además de una veintena de sepulturas de varios periodos, los más antiguos del XIII.

En el cerro ya se llevó a cabo años atrás una operación urbanística que permitió la creación de 500 viviendas en el barrio de Amara Viejo, la remodelación y ampliación de un colegio y la rehabilitación de la antigua Casa de Baños. La polémica se centra ahora en una nueva intervención para incrustar en la parte baja de la colina un centro comercial que promoverá el fondo de inversión vasco Midfield Capital. Para ejecutar esta obra (se prevé una inversión de 50 millones de euros) será necesario derribar el actual muro que sujeta el cerro, de 29 metros de altura desde la calle Easo, y su reconstrucción respectando su aspecto actual una vez rematada la obra del supermercado.

Contra esta intervención se han levantado también dos asociaciones vecinales (Amara Bai y Erdian Bizi) y otra de comerciantes del centro de la ciudad (Dendartean), que tienen interpuesto un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco para paralizar el controvertido proyecto. Critican “la completa desnaturalización y artificialización del entorno” si finalmente se lleva a cabo el plan comercial, para el que aún no está aprobada la licencia definitiva de obras. “La actividad de las excavadoras”, dicen en un comunicado conjunto los vecinos y comerciantes, “solo se puede entender como una maniobra de hechos consumados para inducir a pensar que una vez destrozado el monte ya es mejor hacer un centro comercial”.

El alcalde Goia ha defendido en varias ocasiones la legalidad del proyecto e insistido en que el Plan Especial de San Bartolomé que permite la operación es “la última pieza que falta por ejecutar” en el desarrollo urbanístico previsto en la zona. “La ladera de San Bartolomé no se puede quedar así, hay que completarla”, ha llegado a decir el regidor. La reforma de este entorno, que acumula 12 años de reformas, se compone de “muchas piezas” y “decir que la última parte no gusta es complicado desde el punto de vista de la sostenibilidad”.

Los vecinos y comerciantes, en cambio, ponen el acento en que el nuevo área comercial conllevará “afecciones dañinas” al comercio minorista de la zona centro, tendrá efectos negativos en la contaminación por el aumento del tráfico, además de “desvirtuar” el actual estado del muro de San Bartolomé.

El muro de San Bartolomé donde irá ubicado el futuro centro comercial, en San Sebastián.J. H.

El exalcalde Elorza sintoniza con esta visión. El exdiputado socialista opina que la construcción del mencionado centro comercial traerá “consecuencias perjudiciales para el interés general”. Por eso, en abril del año pasado presentó una queja “como ciudadano donostiarra” ante el Ararteko (el Defensor del Pueblo vasco) tras no obtener respuesta a un escrito que previamente había presentado a la Alcaldía. Al ombudsman le entregó “200 páginas con argumentos” ante el “silencio de Goia” a sus requerimientos. Elorza ha escrito estos días en su blog personal que el futuro edificio comercial “invadirá la ladera y privatizará zonas verdes”: “Asistiremos a una gran excavación de 42 metros, la desaparición del carril bus en un tramo de la calle Easo y la eliminación de 25 metros lineales del muro protegido”. Y sentencia: “La movilización ciudadana no puede esperar”.

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