Queda en libertad Lacoste, un supuesto ‘hacker’ español acusado de estafar dos millones de euros en Francia

La policía gala asegura que secuestró las bases de datos de diversas empresas para después pedir un rescate

Los abogados del supuesto 'hacker' español, Juango Ospina y Beatriz Uriarte, a la salida de la comparecencia de Lacoste en París.EL PAÍS

Los policías solo tenían un apodo: Lacoste, como la marca del cocodrilo. Según las autoridades francesas, tras este pseudónimo se encuentra un hacker español que, desde su piso del centro de Madrid, por el que pagaba 7.000 euros al mes de alquiler, exigía rescates a empresas francesas a cambio de devolverles el acceso a sus bases de datos, que previamente había secuestrado. Esta es la versión de la policía gala, que lo acusa de causar daños a 26 compañías por valor de más de dos millones de euros, si se suman ...

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Los policías solo tenían un apodo: Lacoste, como la marca del cocodrilo. Según las autoridades francesas, tras este pseudónimo se encuentra un hacker español que, desde su piso del centro de Madrid, por el que pagaba 7.000 euros al mes de alquiler, exigía rescates a empresas francesas a cambio de devolverles el acceso a sus bases de datos, que previamente había secuestrado. Esta es la versión de la policía gala, que lo acusa de causar daños a 26 compañías por valor de más de dos millones de euros, si se suman las pérdidas por la falta de actividad, la compra de programas informáticos y el propio pago del rescate. La defensa sostiene que el perjuicio de los ciberataques es mucho menor de lo que aseguran los agentes y que ni siquiera está probada la participación del español en la extorsión. Una jueza francesa, por ahora, lo ha dejado en libertad provisional a la espera de que acabe la investigación.

Todo comenzó en julio de 2021, con la denuncia de una compañía de venta e instalación de calderas. La firma, con sede a unos kilómetros de Burdeos, aseguraba que alguien habían encriptado sus bases de datos y le habían dejado un mensaje cibernético en el que exigía el pago de un rescate. Desde esa fecha hasta febrero de 2022, las autoridades galas identificaron otros 25 ataques similares de la misma procedencia. Al menos dos de las empresas -la de las calderas y otra dedicada a instalar sistemas de ventilación y calefacción- llegaron a pagar rescates, pero esta transacción no les sirvió para recuperar sus datos.

Cómo actuaba

El método que usaba esta red de extorsión para blindar los datos de las víctimas es el ransomware [programa secuestrador] Babuk, un virus que se introduce en los sistemas mediante correos electrónicos de phishing (que simulan una página real y conducen a una falsa) o que busca vulnerabilidades en herramientas informáticas desactualizadas. Una vez que se ejecuta en el sistema de la víctima, Babuk busca y cifra archivos importantes para lo que utiliza algoritmos criptográficos. Las víctimas preferidas de este tipo de cibercriminales son las empresas de tamaño medio, con un volumen suficiente de datos informatizados, pero con unos sistemas de protección no tan sofisticados como los de las grandes empresas.

La investigación de las autoridades condujo hasta Lacoste, un hombre de 29 años ubicado en España. Los investigadores galos descubrieron que el rescate se cobraba en bitcoin (moneda virtual) y también hallaron transacciones entre las empresas extorsionadas y un monedero virtual a nombre del acusado, pero solo pudieron probar un pago de 600 euros. Los agentes también incluyeron como pruebas varias fotos del hacker con fajos de billetes, coches de lujo y el contrato de alquiler de pisos de lujo en Madrid. El supuesto pirata informático se enfrenta a una acusación por los delitos de organización criminal, de blanqueo de capitales, estafa y de extorsión.

La fiscalía francesa ordenó la detención del español en julio y, en agosto, la Audiencia Nacional aceptó su entrega a la justicia francesa, un trámite que se frenó a la espera de decidir un recurso de su defensa, ejercida por el abogado Juango Ospina. Finalmente, el letrado negoció una declaración voluntaria, en lugar de una entrega forzosa, que tuvo lugar la semana pasada. Tras pasar cinco horas declarando, la fiscalía solicitó su ingreso en prisión provisional y el juez la autorizó.

Sin embargo, una herramienta de la justicia francesa permite recurrir esa decisión en ese momento frente a un juez de garantías, un magistrado totalmente ajeno al caso que escucha a la acusación y la defensa desde cero. El abogado del español sostuvo que la investigación de la policía se basa en “conjeturas” y que la cifra estafada se aleja mucho de los dos millones de euros. Esta nueva jueza decidió dejar al español en libertad al no encontrar ningún motivo de riesgo de fuga y al apreciar que no ha habido nueva actividad delictiva en los últimos meses.

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