EL PAÍS

Las urnas someten a escrutinio la política más doméstica de Gibraltar

Los gibraltareños votan a su ministro principal con un ojo puesto en la vivienda o la sanidad y otro en un tratado con la UE que nunca llega

El cabeza de lista de la coalición GSLP-GLP, Fabian Picardo, ejerce su derecho a voto durante las elecciones celebradas este jueves en Gibraltar.
El cabeza de lista de la coalición GSLP-GLP, Fabian Picardo, ejerce su derecho a voto durante las elecciones celebradas este jueves en Gibraltar.PACO PUENTES

Imprimir las alargadas papeletas con las que 25.198 gibraltareños tienen que escoger a su ministro principal es un reto de los que quitan el sueño. “¿No me ves los ojos cargados?”, bromea Adrián Lima, mientras hace cola en el colegio electoral de Ince’s Hall. El dueño de Easi Print lleva ya más de cuatro elecciones encargado de materializar esas volatinas —además de los programas electorales de los principales partidos— con los nombres de los 21 candidatos a elegir, pero no recuerda unas tan tensas: “Ha sido una campaña de la...

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Imprimir las alargadas papeletas con las que 25.198 gibraltareños tienen que escoger a su ministro principal es un reto de los que quitan el sueño. “¿No me ves los ojos cargados?”, bromea Adrián Lima, mientras hace cola en el colegio electoral de Ince’s Hall. El dueño de Easi Print lleva ya más de cuatro elecciones encargado de materializar esas volatinas —además de los programas electorales de los principales partidos— con los nombres de los 21 candidatos a elegir, pero no recuerda unas tan tensas: “Ha sido una campaña de las más duras”. Tanto que las hermanas Naomi y Marian Hassan acabaron por decantar su voto hace apenas unos días, justo después de que un escándalo por unas declaraciones antisemitas del pasado salpicasen a uno de los componentes de la lista del GSD, el partido conservador de la oposición.

Que las hermanas Hassan, enfadadas con el conservador Youssef El Hana, hayan votado al actual ministro principal de Gibraltar, el socialista Fabian Picardo, no significa que él parta como favorito en estos comicios. Tras 12 años en el cargo, una pandemia y siete años de un Brexit que sigue atascado, el cabeza de lista de la coalición GSLP-GLP ve peligrar su reelección. Dos de las tres encuestas publicadas en los días atrás así lo vaticinan. Para Mayte —”a secas”, pide—, voluntaria del GSD que reparte papeletas de su formación a la puerta del Ince’s Hall es casi un sentir que palpa en las largas colas que, a lo largo de la mañana, se han formado en muchos colegios: “Cuando la gente sale a votar activamente es que tienen ganas de cambio. Ya ha pasado antes”. Pero la taxista Mary, acérrima defensora de los socialistas laboristas de Picardo, hace aspavientos al volante de su coche de tan solo oír que los vaticinios se cumplan: “Eso es porque las encuestas preguntan a quien ellos quieren”.

En este jueves laborable en Gibraltar y festivo en España —las elecciones en la Roca siempre son en jueves—, en el lado británico de la frontera solo les queda la discusión política, la conjetura o el deseo sobre quién será el ganador. Los resultados sobre quién será el próximo inquilino del número 6 de Convent Place no se conocerán hasta este viernes de madrugada, momento en el que se conocerá quienes serán los 17 escogidos para ocupar sus escaños en el parlamento. La digitalización parcial del conteo promete agilizar el proceso, en un nuevo sistema que ya se aprobó en 2021 con la consulta que se realizó para legalizar el aborto. El partido que sume nueve diputados —los electores pueden votar hasta diez candidatos de la misma formación o de varias— se llevará inmediatamente el gato al agua. De hecho, la histórica lentitud en el recuento, pese a las mejores, es la única dilación que se permite el proceso electoral gibraltareño. La toma de posesión del nuevo equipo resultante de las urnas está previsto, si no hay sobresaltos, para este mismo viernes.

Los actuales moradores de la sede del gobierno ya dejaron todas sus pertenencias recogidas de los despachos días atrás, en otra norma no escrita del proceso electoral llanito, como se conoce a los habitantes de la Roca. De los electores que este jueves hacían cola en los 15 colegios electorales disponibles para votar dependerá de si vuelven a colocar sus aperos o se los llevan a otra parte. Lo que sí es seguro es que el ganador tendrá que prestar interés a las cuestiones domésticas. Hace ya tiempo que el gibraltareño se acostumbró a la transitoriedad permanente que el Brexit y el tratado de relaciones pendiente imprimió a sus vidas. En la lista de preocupaciones de los gibraltareños, el tratado con la UE y España ya no está en el top three de la lista: la deuda, la construcción de vivienda pública o la atención primaria sanitaria le adelantan, según encuestas recientes publicadas por medios locales.

Picardo se la juega

Mary ahí sí cree que los sondeos atinan y se queja desde el tráfico, a la vivienda, pasando hasta por los problemas para aparcar. “Porque lleve muchos años votándolos no significa que les vaya a tocar las palmas en todo”, se queja la mujer. Picardo es tan consciente que se la juega que, justo después de votar a las 10 de la mañana en el colegio de Central Hall, ha asegurado que ni tenía previsto presentarse a las elecciones de 2023, pero que ha sentido la “obligación” por la deuda que tuvo que contraer como gobierno para pagar los sueldos de los trabajadores que se quedaron temporalmente sin trabajo en la pandemia. “No iba a irme con el rabo entre las piernas,(…) Ahora tenéis el derecho de echarme o de dejarme quedarme”, ha explicado el socialista.

Carteles electorales, este jueves en Gibraltar.PACO PUENTES

Aunque no esté entre las prioridades de inmediato, el todavía ministro principal también ha usado la baza del tratado con la UE y con España como ventaja de su candidatura. “No sería bueno cambiar el equipo porque puede que lo que esté ya acordado, no lo esté”, ha añadido Picardo, poco después de depositar el voto. Pero al otro lado, el líder del conservador GSD, Keith Azopardi, no cree que sea un argumento válido: “No vamos a empezar de nuevo. Seguiremos donde se haya quedado. Si es verdad lo que ha dicho el señor Picardo, que le dijo a EL PAÍS que estaba al 0,1% de llegar a un acuerdo de los principios, bueno, empezaremos por ahí”, ha explicado el también abogado y diputado del parlamento, con idas y venidas, desde 1996.

El recuento largo, pero modernizado dirá quién continúa tiene la razón. A las trabajadoras transfronterizas Marta y Leti, empleadas en el cuidado de las personas mayores, les da tan igual quien salga que esta mañana a primera hora ni sabían que había elecciones. Aunque sí tenían una petición para el victorioso. “A ver si el que sale arregla esto de una vez porque no nos creemos nada ya”, apuntaba Marta, mientras señalaba una frontera colapsada de coches, patinetes y bicicletas. Y en ese descreimiento el sentimiento es compartido. “Lo que anunciaron con el tratado de que iban a quitar la frontera nunca va a pasar. Entre quien entre en el Gobierno, ni Picardo ni el que sea lo va a arreglar”, zanjaba Mary desesperanzada.

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