Cáceres quiere ser el mayor centro de peregrinación budista de occidente
La Fundación Lumbini Garden tiene proyectado un macrocomplejo turístico y cultural con representación de varios países asiáticos y un gran Buda de 47 metros de altura el más grande de esta parte del mundo
A las afueras de Cáceres, a unos pocos kilómetros del casco urbano de la ciudad extremeña, la Fundación Lumbini Garden, una asociación sin ánimo de lucro registrada en Extremadura, formada por patronos tanto españoles como asiáticos, tiene el objetivo de construir, desde el año 2019, un macrocomplejo budista. El primero de occidente que estaría presidido por un gran Buda de 47 metros de altura. Alrededor de ese monumento se levantarían una serie de ...
A las afueras de Cáceres, a unos pocos kilómetros del casco urbano de la ciudad extremeña, la Fundación Lumbini Garden, una asociación sin ánimo de lucro registrada en Extremadura, formada por patronos tanto españoles como asiáticos, tiene el objetivo de construir, desde el año 2019, un macrocomplejo budista. El primero de occidente que estaría presidido por un gran Buda de 47 metros de altura. Alrededor de ese monumento se levantarían una serie de elementos icónicos de arquitectura asiática tradicional de los países orientales que financiarían el proyecto, en total son 15 los que forman parte de la iniciativa.
Según explica el director de relaciones institucionales y asuntos budistas de la Fundación, Ricardo Guerrero, es un proyecto cultural, religioso y turístico, el cual tiene el objetivo de tender puentes entre Europa y Asia. “La idea surge en la cabeza del presidente de la Fundación, José Luis Vilanova, que ha vivido muchos años en China. Como todos los que tenemos relación con Asia, se dio cuenta de que hay un enorme abismo, fundamentalmente cultural, entre oriente y occidente. Eso hace que las relaciones sean difíciles, porque pensamos de manera distinta”, explica. Guerrero incide en que Asia supone casi el 40% del Producto Interior Bruto del mundo y es en esa zona del planeta es donde se mueve el eje global en términos demográficos.
La estatua de 47 metros estaría hecha de una estructura central de hormigón hueca y recubierta por una serie de bloques de jadeíta blanca que donan desde Asia. “Presentamos el proyecto en Myanmar y llegamos a un acuerdo con empresarios de la asociación de gemas y joyería de este país, que son propietarios de canteras de este material. Se tallaría in situ y se trasladaría a España para, posteriormente, montar poco a poco en pisos el gran Buda. Calculamos que se necesitarían entre 5.000 y 6.400 toneladas”, cuentan fuentes de la Fundación a EL PAIS.
Esa escultura estaría rodeada de una serie de elementos de variado uso. Desde un centro de meditación, que llevaría a cabo Corea, varias reproducciones de centros icónicos de Tailandia hasta lugares dedicados al ocio, aunque desde la organización destacan que no quieren que se vea como un parque de atracciones, sino como un gran lugar donde poder descansar, reposar y admirar este tipo de monumentos. También cuentan qué habría réplicas de monumentos emblemáticos de los países como Pagodas o un centro de estudios que convertiría a Cáceres y a España en la primera en tener estudios del tipo universitario en torno a la filosofía oriental dentro del mundo hispanohablante. En cuanto a la inversión la cifran en torno a los 200 millones de euros y una repercusión importante en empleo directo e indirecto.
En un primer momento, el proyecto se presentó en Madrid, bajo el mandato de la alcaldesa Manuela Carmena, que encargó desarrollar esta idea en la capital. Sin embargo, cuando el actual alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida, llegó al consistorio, se desechó el proyecto y a partir de ahí quedó a merced de buscar nuevos emplazamientos en el país. Varias provincias mostraron interés en el mismo, entre ellas Cáceres. Los promotores cuentan que su principal valedor fue el expresidente de la Junta de Extremadura Guillermo Fernández Vara que hizo una apuesta rotunda para que el proyecto llegase a Extremadura. “Hemos estado trabajando durante cuatro años en Cáceres y en Asia porque se necesita de la concurrencia de los donantes asiáticos, que son los que van a construir el macrocomplejo”, destacan Guerrero.
Desde el Ayuntamiento de Cáceres explican que el compromiso que se pide a la ciudad desde la Fundación en ese momento es la cesión de un terreno público para construirlo, el consistorio hace la propuesta del cerro Arropez, a las afueras de la ciudad, el cual cuenta con algo más de 100 hectáreas. El actual alcalde de Cáceres, Rafael Mateos (PP), detalla que la finca que se propuso tiene una serie de condicionantes. La primera es una zona ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves), lo cual supone que es incompatible con cualquier tipo de construcción, además de que es un terreno donde existen derechos mineros y, por lo tanto, hay que buscar una solución con los propietarios. Situación que ha llevado el proyecto a un punto muerto y a la espera de que las administraciones resuelvan los trámites.
La Fundación Lumbini incide en que este monte es una alameda de Eucaliptos con poco interés medioambiental. “Nosotros queremos conservar y recuperar este lugar, estamos preparados para comenzar a construir el complejo, contamos con los donantes asiáticos, aunque las ayudas no están para siempre”, afirma Guerrero. También trasladan que los estudios que se han hecho demuestran que por allí no pasan, ni anidan ninguna de las especies que justifican la existencia de la zona de protección. “No hay cigüeña negra, ni águila real, ni avutarda, que son las que lo caracterizan”, incide.
El alcalde de Cáceres expone que con el paso del tiempo se ha hablado de buscar soluciones alternativas, construir solo la estatua o un complejo provisional como un centro de interpretación del budismo, pero ellos abogan porque se respete la idea inicial de complejo turístico completo. “No queremos que esto se resuma en la colocación de una estatua a la entrada de Cáceres. Esta es la situación que nos hemos encontrado al llegar al cargo y trabajamos con la Junta de Extremadura para buscar posibles soluciones que pasan por la posibilidad de levantar esa ZEPA, de hacer un cambio normativo que posibilite y elimine esas trabas para construir el centro en cerro Arropez. Si al final no se puede hacer, sería la propia fundación la que tendría que decidir”, asevera Mateos.
En total son 15 los países que se han interesado por el proyecto. Entre ellos grandes templos de Asia, algunas jefaturas de estado de países asiáticos y de casas reales. Los promotores informan que hay ciudades de España que ya se están interesando por la iniciativa al ver la situación de paralización, además de países como Japón o Portugal. “No podemos dar un ultimátum, pero urgimos a la Junta y al Ayuntamiento a tomar una decisión. Se han dado pasos como la sacralización del suelo, vino una delegación política de Nepal, se ha hecho un hermanamiento entre Cáceres y Lumbini, no queremos acabar con el trabajo poniendo una fecha límite, pero esperamos tener una solución en septiembre”, cuenta Ricardo Guerrero.
Rafael Mateos entiende que cualquiera que quiera desarrollar un proyecto y vea que no hay avances tenga desconfianza, pero incide en que el gobierno municipal está trabajando para salvarlo. “Tengo confianza en que el proyecto vea la luz, esto marcaría un antes y un después para Cáceres”. El edil también lamenta el elevado número de zona ZEPA que tiene la ciudad, lo cual limita su desarrollo.
Desde la Junta de Extremadura afirman querer actuar de forma diligente y con rapidez. “Si no fuera posible acometerlo en su ubicación inicial, estaremos siempre dispuestos a colaborar para buscar alternativas al emplazamiento”, trasladan desde la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible. Explican que han remitido al Ayuntamiento de Cáceres la información y documentación solicitada por el mismo hace varios días para avanzar y estudiar todas las posibilidades de este proyecto.
Desde el PSOE de Cáceres, partido que gobernó la ciudad los últimos cuatro años, consideran que su objetivo ha sido consolidar un proyecto que abriría puentes entre Extremadura y Asia. Sobre las trabas medioambientales, Belén Fernández, portavoz socialista, afirma que la situación estaba en vías de solución antes de las elecciones, pero que debido al cambio de gobierno, tanto en la ciudad con en la Comunidad Autónoma, para la Junta ya no es una prioridad. “Con el anterior ejecutivo se aprobó el decreto para la redistribución de las ZEPA en Extremadura, el cual buscaba poder superar estas trabas. Al final ha tardado más en aprobarse y por lo que se ve para el actual no es una prioridad”, se lamentan desde la oposición.
El cerro Arropez cuenta con dificultades que pueden alargar la resolución del proyecto, analizan desde el PSOE. “Se valoraron varios lugares entre el Ayuntamiento y la Fundación. Al final se consideró que el elegido era el más idóneo, aunque se pensó que los trámites iban a ir de otra manera”, sostiene Fernández, que reconoce que el proyecto en el terreno actual se complica y que si la Fundación decide instalarse en otro punto de Cáceres lo apoyarán.