OCON Sur, una unidad de élite contra el narco con demasiados enemigos

El equipo capitaneado por el Guardia Civil David Oliva, investigado en la Audiencia Nacional por revelación de secretos y cohecho, se convirtió en pesadilla de los traficantes y objetivo de críticas internas por el éxito de sus operaciones

Agentes de la Guardia Civil trasladan parte de las plantas de marihuana incautadas en una macrooperación de OCON Sur en febrero de 2020 en Pinos Puente (Granada).PACO PUENTES

Cualquiera que conozca la idiosincrasia del Campo de Gibraltar sabe que es grande —más de 270.000 habitantes, distribuidos en ocho municipios—, pero no tanto como para no acabar coexistiendo en algún momento con un narco local o alguno de los suyos. Son muchos menos, pero se hacen notar en la cola del súper, en un gimnasio, paseando por la calle. En esas se llegaba a ver el guardia civil Juan —nombre ficticio— cuando acababa haciendo tiempo en un bar frecuentado por narcotraficantes, mientras esperaba de noche “la entrada ...

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Cualquiera que conozca la idiosincrasia del Campo de Gibraltar sabe que es grande —más de 270.000 habitantes, distribuidos en ocho municipios—, pero no tanto como para no acabar coexistiendo en algún momento con un narco local o alguno de los suyos. Son muchos menos, pero se hacen notar en la cola del súper, en un gimnasio, paseando por la calle. En esas se llegaba a ver el guardia civil Juan —nombre ficticio— cuando acababa haciendo tiempo en un bar frecuentado por narcotraficantes, mientras esperaba de noche “la entrada de un alijo para pillarlo”. “Y más de uno se me acercaba para ofrecerme información de otros de los suyos por despecho o envidia”, añade este exinvestigador de OCON Sur (Organismo de Coordinación de Operaciones contra el Narcotráfico) desde 2019 hasta su desmantelamiento en 2022. Las investigaciones internas apuntan ahora al que fue su jefe, David Oliva, por supuesta revelación de secreto y cohecho después de que intentase averiguar si le investigaban por coincidir con narcos en fiestas. Pero Juan el investigador es tajante sobre los métodos de Oliva: “Daría una mano por él”.

Trabajador hasta el extremo de ser “un fatiga”. Persistente para llegar “a enfrentarse a jueces o fiscales cuando no veía algo bien”. Determinado como para “ir a saco”, hasta explorar los límites de la ortodoxia en una forma de proceder que justo ahora le cuestionan por su supuesto interés en obtener información confidencial interna. Hasta cuatro guardias civiles y una fuente judicial coinciden en trazar un perfil de Oliva lleno de puntos en común, tan obsesionado en ir contra los narcos “que se ha dejado la salud y la vida en esto”, como apunta uno de los agentes. El teniente coronel, que presidió desde 2018 a su fin el OCON, se mimetizó tanto con la unidad que dirigía que a ambos les pasó lo mismo. De tan laureado y alabado que fue el grupo y su máximo responsable por sus logros, acabaron granjeándose “muchos enemigos”, como apunta una fuente judicial. El problema es que fueron tanto fuera como dentro del propio cuerpo. “Sabíamos que estaban detrás de él desde hacía tiempo”, asegura otro agente consultado.

Los narcotraficantes se sentían tan acosados por sus pesquisas que “cuando Oliva aparecía por un pueblo, ese día no tenían valor para mover droga”, como explica Juan. Pero las críticas también le venían desde dentro, de otros guardias civiles y unidades, quejosos de que su trabajo se viese empequeñecido. “Las comandancias estaban dolidas porque no se enteraban de lo que estábamos investigando”, añade el investigador. El silencio era pauta habitual de ese proceder. La madrugada del 4 de febrero de 2020 EL PAÍS acompañó a OCON Sur en una de sus redadas, en este caso contra las plantaciones de marihuana en Pinos Puente (Granada). Pocos en la comandancia granadina sabían siquiera lo que sus propios compañeros estaban investigando, se enteraban casi de forma inmediata a que se ejecutase una orden. “Era la única forma de evitar filtraciones”, justifica el agente.

OCON Sur nació en 2018 en el seno de la Guardia Civil como el golpe de efecto más visible del Ministerio del Interior para luchar contra el narco del Estrecho. Eran momentos convulsos. Día sí y día también, un traficante protagonizaba una huida con atentados contra los agentes o realizaba un alijo en una playa atestada de gente. Tanto el OCON como el Centro Regional de Análisis e Inteligencia contra el Narcotráfico (CRAIN), vinculado a este, se nutrieron de casi 150 guardias civiles destinados en comisión de servicio para unificar una persecución a los narcos que se acabó extendiendo a toda Andalucía, por encima del trabajo por separado que hasta entonces hacían los equipos de cada comandancia. “Trabajábamos sin horarios, mínimo 13 horas al día. Ese sí que era un delito consentido y conocido en Madrid. Mi mujer ni me veía”, detalla Juan, hoy en otro destino.

La fórmula funcionó tan bien que el OCON protagonizaba titulares casi a diario, a golpe de operaciones con decenas de detenidos. La más numerosa fue la Dismantle, que en el verano de 2020 detuvo a 157 miembros de la organización del poderoso Antonio Tejón, alias Castaña. La misma que desde el pasado lunes se juzga en la sede de Algeciras de la Audiencia Provincial de Cádiz. Es una de las tantas juzgadas o que están por venir. Desde julio de 2018 hasta diciembre de 2022, el Plan Especial de Seguridad —que integra también a la Policía Nacional— ya sumaba 13.411 detenidos y un volumen de droga incautada que ascendía a 1.359.112 kilogramos. Para ese último conteo, el ministerio ya llevaba tres meses enfrascada en el punto y seguido de OCON. El organismo pasó a integrarse en los equipos judiciales o de lucha de droga (EDOA) de las distintas comandancias. Los investigadores que formaron parte de la unidad regresaron a sus destinos o acabaron en otros nuevos. La argumentación de la desintegración de una unidad que funcionaba y tenía presupuesto —acabar con la interinidad de sus integrantes— levantó suspicacias nunca resueltas con claridad por Interior.

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En el caso de Oliva, regresó a Málaga, última comandancia por la que había pasado, tras estar destinado en Barbate y Cádiz. En esa trayectoria, el teniente coronel, de 42 años y originario de Algeciras, se había labrado una fama entre los narcos de agente implacable e incansable, hasta el extremo de que él y su familia han llegado a necesitar escolta. “Tiene muchos enemigos y esos saben que donde más daño puedes hacerle a un guardia civil es en el honor”, apunta un mando de Cádiz. Con todo, el investigador procuró no abandonar sus sitios de habituales o sus partidas de fútbol con los suyos. “Es de allí [por el Campo de Gibraltar] y tiene amigos de allí”, apunta una fuente judicial que resalta el respeto profesional que el agente se ganó durante años.

Intensidad en Algeciras

La mañana de este miércoles ha sido intensa en Algeciras. En el puerto, la Guardia Civil ha detenido al supuesto autor de un balazo al Tayena, un narco ceutí en guerra con la banda de Piolín, enredado a su vez con los Castaña. Y la comandancia de Algeciras, a falta ya de OCON, anunciaba una operación contra la banda internacional de ladrones y narcos albanenses de Farruku. En la sección algecireña de la Audiencia Provincial, el macrojuicio contra Tejón apuraba su tercera sesión, en la que abogada del poderoso Castaña ha reclamado la libertad para su cliente, alegando vulneración de derechos. Mientras, a Oliva, principal artífice de esa investigación convertida ya en la mayor causa judicial contra el narco en España, le ha tocado declarar como investigado ante el juez de la Audiencia Nacional Alejandro Abascal. “¿Crees que es casualidad que haya coincidido? No creo que lo suyo tenga gran recorrido judicial, otra cosa es como quede a nivel de honor”, zanja uno de sus compañeros con preocupación.

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