Sánchez exhibirá la acción de su Gobierno en todas las regiones

El líder socialista no eludirá el escrutinio en los comicios autonómicos y locales

Madrid -
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante un acto en valencia esta semana.Álvaro García

Invitado o no, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, estará muy presente en la larga campaña para las elecciones municipales y autonómicas del último domingo del mes de mayo. Su comienzo puede darse por inaugurado, con la breve interrupción navideña. La inmensa mayoría de los jefes de Gobierno autonómicos, y los alcaldes de las principales ciudades con regidor socialista, sí quieren a Sánchez en su territorio. No se trata de nada personal, ni de simpatías, aunque en muchos casos existan, sino de po...

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Invitado o no, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, estará muy presente en la larga campaña para las elecciones municipales y autonómicas del último domingo del mes de mayo. Su comienzo puede darse por inaugurado, con la breve interrupción navideña. La inmensa mayoría de los jefes de Gobierno autonómicos, y los alcaldes de las principales ciudades con regidor socialista, sí quieren a Sánchez en su territorio. No se trata de nada personal, ni de simpatías, aunque en muchos casos existan, sino de poner de relieve la acción del Gobierno central en sus comunidades: proyectos realizados, otros en marcha y un buen número en el capítulo de promesas electorales. Sánchez no se va a esconder, sino que va a salir a campo abierto.

El acto socialista del sábado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, con Pedro Sánchez como protagonista, tuvo una significación especial, según reconocen los interlocutores consultados. No será diferente de otros en cuanto a que el secretario general estará presente en otros territorios, como todos los dirigentes nacionales, singularmente Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, hasta las elecciones del 28 de mayo, pero sí difiere en la relevancia que el PSOE otorga a la batalla electoral por la Comunidad Valenciana. La misma que le otorga el PP. En la ciudad de Valencia se concentró el mundo municipal de los socialistas de toda España con aspirantes a alcanzar el bastón de mando municipal y algunos que lo consiguieron ya hace cuatro años, o en ocasiones anteriores. “Voy a echar de menos a dos grandes ministras”, apuntó Sánchez con la mirada en el medio de la sala, donde estaban las titulares de Comercio, Industria y Turismo, Reyes Maroto, y de Sanidad, Carolina Darias, candidatas respectivamente a las alcaldías de Madrid y Las Palmas. El aplauso constante, entre candidatos, y de estos a Sánchez, mostró en tiempos de tribulación unidad en esa familia, y ganas de ganar.

El foco se puso en el anfitrión, el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, que encadenó el recordatorio de acciones de su mandato —con un Gobierno de coalición que a pesar de muchas vicisitudes ha mostrado una notable estabilidad— con reconocimiento a algunas de las obras que han dependido del Gobierno central y la reivindicación de otras pendientes. No es Puig uno de los líderes territoriales de primera hora que estuvieron con Sánchez en las primarias frente a Susana Díaz; tampoco cuando ganó, pero su pragmatismo, en interés de su Comunidad, ha consolidado una relación de respeto y colaboración con Sánchez que es mutua. Ambos van a remar juntos en la tarea de que el PSPV pueda volver a gobernar con Puig a la cabeza de un Gabinete de coalición.

Los estrategas de la campaña electoral en la dirección federal, con la vicesecretaria general, María Jesús Montero, en la cúspide, y el secretario de Organización, Santos Cerdán, al mando de la maquinaria, podrán moverse con comodidad en casi todas las federaciones. La colaboración será intensa en la mayoría, donde se da por bueno y necesario todo apoyo de la dirección federal a las regionales y locales.

Aun así, se respetará al máximo la idiosincrasia y peculiaridades orgánicas y territoriales de cada una de ellas. Nadie como las presidentas de Baleares, Francina Armengol, y de Navarra, María Chivite, conocen cómo deben articular sus campañas. Ambas cuentan con Pedro Sánchez; como también la presidenta de La Rioja, Concha Andreu, y el jefe de Gobierno canario, Ángel Víctor Torres. El balance de la acción del Gobierno central en todas las comunidades autónomas permite que el presidente “no tenga que esconderse”, aseguran interlocutores socialistas. Y estará presente en todos los territorios a sabiendas de que en todos y cada uno de ellos habrá o puede haber colectivos que le abucheen o le griten por conflictos concretos o por el rechazo político e ideológico tan acendrado en sectores muy activos de la derecha española.

En efecto, dirigentes del PP se recrean en la afirmación de que el presidente del Gobierno “no puede salir a la calle”. Con ello cuentan en el PSOE y en la seguridad de La Moncloa, pero no es nada extraño ni inhibirá a Sánchez de moverse por el país. El líder socialista estará presente en Extremadura, donde gobierna Guillermo Fernández Vara y donde la huella del Gobierno central quiere exhibirse.

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En la lógica del PSOE de respetar la autonomía de sus federaciones en la organización de las campañas, sin ninguna duda en las que tienen el Gobierno de la comunidad, o el Ayuntamiento, como puede ser Abel Caballero, en Vigo; en A Coruña, Inés Rey; Óscar Puente, en Valladolid, o Antonio Muñoz Martínez, en Sevilla, decidirán qué imágenes potenciarán. La fortaleza de la marca PSOE se tendrá en cuenta, pero en algunos lugares prevalecerá la imagen del presidente autonómico.

A pesar de los vientos huracanados del discurso político de la oposición, los candidatos socialistas que gobiernan se reafirman en que su gestión, con dificultades sin precedentes por la pandemia y la crisis energética y de suministros por la guerra de Ucrania, es su mejor aval. También el del Gobierno central, aunque lo mismo sostienen los mandatarios del PP de las suyas. Esta apreciación vale igualmente para los presidentes autonómicos más alejados y críticos con Pedro Sánchez, como son Emiliano García-Page, de Castilla-La Mancha, y Javier Lambán, de Aragón. No hay grandes quejas en esas comunidades del trato del Ejecutivo central.

Las arriesgadas decisiones de Sánchez para favorecer al independentismo catalán, en su creencia de que favorecerá “la concordia” y no volverán a delinquir, desasosiegan no solo a Page y a Lambán; también al resto de candidatos, en el Gobierno y en la oposición, como es el caso del madrileño Juan Lobato. Si la pelea institucional con el sector conservador de la cúpula judicial y del Tribunal Constitucional se mantiene en el tiempo, así como la respuesta del Gobierno a los bloqueos con atajos legislativos, las realidades de gestión a las que se aferran los candidatos autonómicos y municipales como carta de presentación pueden saltar por los aires.

Hoy por hoy, Sánchez y la mayoría de los barones confían en sus obras y en el juicio de amplias capas de la sociedad. La cohesión del PSOE se afianza, según distintos interlocutores territoriales, si el PP agita proclamas sobre el camino irreversible de España hacia una dictadura.


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