Del ‘crossfit’ y el lujo a prisión: la caída de la emperatriz de la cocaína en Marbella
La Policía Nacional ha detenido a la considerada como gran intermediaria del tráfico de drogas en la Costa del Sol desde hace dos décadas
Amante del crossfit, la ropa cara y los restaurantes más exclusivos, María Teresa —no ha trascendido el apellido—, apodada La Modelo por los policías que la investigaron, pasaba por una dama de la alta sociedad de Marbella (Málaga). Cliente de las tiendas de lujo de Puerto Banús, cambiaba con frecuencia de coche y tenía un teléfono encriptado. Residía en una enorme y lujosa casa donde la encontraron los agentes que, el pasado 20 de septiembre, irrumpieron en la vivienda a las seis de la mañana para detenerla. La operación, cuyos detalles se han desvelado ahora, puso fin a la dilatada ca...
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Amante del crossfit, la ropa cara y los restaurantes más exclusivos, María Teresa —no ha trascendido el apellido—, apodada La Modelo por los policías que la investigaron, pasaba por una dama de la alta sociedad de Marbella (Málaga). Cliente de las tiendas de lujo de Puerto Banús, cambiaba con frecuencia de coche y tenía un teléfono encriptado. Residía en una enorme y lujosa casa donde la encontraron los agentes que, el pasado 20 de septiembre, irrumpieron en la vivienda a las seis de la mañana para detenerla. La operación, cuyos detalles se han desvelado ahora, puso fin a la dilatada carrera de esta colombiana de 49 años que llegó a la Costa del Sol de la mano de Michel Curtet, narcotraficante francés con el que tiene tres hijos. Desde entonces, acumuló poder en la sombra, hasta que aquella madrugada bajó con tranquilidad desde su habitación para encontrarse con los policías, que solo hallaron un kilo de cocaína decorado con el logo de Rolls Royce en el armario. A la espera de juicio, está entre rejas en la prisión de Alhaurín de la Torre, también en Málaga.
La policía cree que María Teresa llegó a Marbella a principios de la década de los 2000 tras conocer a Curtet en Colombia. Residían desde entonces en Villa Elaumar, propiedad de una empresa con sede en un paraíso fiscal. Fue la vivienda donde años antes había explotado un artefacto explosivo —al que había adosados una chocolatina y una moneda de 20 peniques— como parte de una guerra de mafias francesas. Su marido, investigado en el caso de blanqueo de capitales Ballena Blanca, cayó en Portugal en 2005 con 6.100 kilos de cocaína. Más tarde también lo hizo su cuñado, pero ella salió indemne de aquel embrollo. La situación se repitió a lo largo de los años: su segundo marido fue también detenido con 200 kilos de cocaína y otras muchas personas de su entorno fueron arrestadas en España o Europa. Ella siempre quedaba al margen. Se llegó a creer que era una confidente de la DEA norteamericana. Hasta que en 2020 una información confidencial la situó como intermediaria en un envío de cocaína a España desde Colombia por vía aérea.
Se inició entonces una investigación dirigida por el Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) de la Costa del Sol, que se centró en reunir indicios de su presunta relación con el tráfico de drogas. Los agentes comenzaron a saberlo todo sobre su vida. Con quién se movía, dónde viajaba, cómo era su familia. Descubrieron que tenía entrenador personal y cocinera en casa. Que practicaba crossfit con frecuencia y le gustaba ir “de punta en blanco”, de ahí que quienes la han investigado le pusieran como alias La Modelo. También averiguaron que se comunicaba con un teléfono encriptado y cambiaba de coche de alquiler con frecuencia como medida de seguridad. Y que su labor era, presuntamente, poner en contacto a los vendedores de Colombia y los compradores asentados en España.
Pasaba por empresaria o miembro de la alta sociedad marbellí. Una más. Con muy buenos contactos en Marbella, pero también en Madrid o Barcelona, donde mantenía reuniones ocasiones. Cuando viajaba, “la cita se producía en el mejor restaurante, se iba de fiesta a la mejor discoteca del mejor reservado y dormía en el mejor hotel”, afirman los investigadores. Nunca pagaba, siempre la invitaban. “Utilizaba muy bien su imagen”, relatan las mismas fuentes, que explican que conseguía sentarse a negociar con personas a quienes otros no tenían acceso. “Hay pocas mujeres con tanto poder. Este es un mundo habitualmente de hombres”, dice un policía, que apenas recuerda perfiles similares, salvo casos puntuales como el de Ana María Carmeno, condenada hace unas semanas a 16 años de cárcel por traficar con cocaína.
Nacida en 1973, es madre de cuatro hijos y abuela de una nieta. Ejercía de jefa del clan familiar y buena parte de los miembros —que dependían de ella económicamente— residían con ella en Villa Elaumar, ubicada en la zona de Valdeolletas. La habitación de la colombiana tenía jacuzzi y un enorme espejo en el techo. Según el portal inmobiliario Idealista, es un chalé de 1.790 metros cuadrados construido en 1975 en una parcela de 3.425 metros cuadrados, con pista de tenis y piscina. El portal indica que su valor oscila entre 1,6 y 2,3 millones de euros. A Curtet, ahora en libertad, se le ha visto entrar y salir de la vivienda varias veces.
La investigación policial progresaba mientras esperaba el momento perfecto para el arresto. Las primeras informaciones hablaban de un cargamento de cocaína que volaría desde Colombia y la policía esperaba que llegase para intervenirlo y arrestarla. El problema es que la operación de compraventa se rompió después de que un intermediario sufriera el robo de una gran cantidad de dinero en Países Bajos. Las relaciones comerciales se interrumpieron, pero los agentes siguieron adelante con su trabajo porque tenían otro punto al que agarrarse: una banda de narcotraficantes polacos con los que esta mujer colombiana estaba relacionada. Se les considera “violentos y peligrosos” y solo cuatro de sus miembros acumulaban 20 detenciones en su país por robo, tráfico de drogas, estafa, falsedad documental o secuestro. En una actuación previa de la Operación Driada ya habían arrestado a varios de sus miembros con 200 kilos de marihuana. Finalmente, el 20 de septiembre fue la fecha señalada para acabar el trabajo.
A las seis de la mañana de aquel martes, realizaron arrestos a la misma hora en Barcelona, Murcia, Alicante y varios puntos de la provincia de Málaga, además de Marbella. En total 16 personas, entre las que estaba María Teresa, que no se esperaba la actuación policial. En su armario se encontró un paquete de un kilo de cocaína adornado con un logo de Rolls Royce —adorno presuntamente colocado p-por el suministrador de la droga— y una pequeña apertura en una de sus esquinas. Era la muestra que ofrecía a sus clientes para que la probaran. Y una de las pruebas que ha permitido que esta histórica narcotraficante acabe en prisión.