Primer aniversario ‘postcovid’ de la Constitución con apuestas electorales de riesgo
Las buenas formas no han sepultado una tensión institucional, política y electoral con un PP que se erige en defensor de la Constitución y un Gobierno pendiente de reformas legislativas de calado
La primera celebración postcovid del 44º aniversario de la Constitución se ha parecido a las de los últimos años en las ausencias de independentistas y nacionalistas vascos, catalanes y gallegos, que no creen que este 6 de diciembre tengan nada que celebrar. La novedad de la celebración de este año está en que a esa actitud se ha unido la de Vox, que no ha acudido a unos actos que han trascurrido de manera civiliza...
La primera celebración postcovid del 44º aniversario de la Constitución se ha parecido a las de los últimos años en las ausencias de independentistas y nacionalistas vascos, catalanes y gallegos, que no creen que este 6 de diciembre tengan nada que celebrar. La novedad de la celebración de este año está en que a esa actitud se ha unido la de Vox, que no ha acudido a unos actos que han trascurrido de manera civilizada, salvo al izado de la bandera. A la invitación de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, sí han acudido representantes de instituciones del Estado, algunas muy en precario, como el Consejo General del Poder Judicial.
Todo aparentemente ha sido normal en esta celebración de la Carta Magna. Aparentemente, porque las buenas formas no han sepultado una tensión institucional, política y electoral presente sin voces airadas ni aspavientos. Con todo, un día de alivio para la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, consciente, no obstante, de que sus llamadas a confrontar sin zaherir tienen pocas probabilidades de ser atendidas.
Con tono mesurado, se han lanzado acusaciones de fuerte calado sobre quién defiende la Constitución y quién la ataca. El líder del PP ha empleado un tono solemne para avisar a los ciudadanos de que dentro de un año tienen la oportunidad de elegirle en las urnas para que, él sí, defienda la carta magna desde desde el Gobierno. Antes, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha invitado a los españoles a situarse ya en diciembre próximo, probable fecha electoral. “Apelo al pueblo español porque está en su mano que todo cambie en 2023″. La decisión del gobierno de que Andalucía y Galicia, gobernadas por el PP, sean las sedes de la agencia espacial y de inteligencia artificial, respectivamente, es una prueba irrefutable de que Pedro Sánchez castiga a Madrid, cree Ayuso. No hay referencias del gallego Núñez Feijóo a este juicio de su compañera de filas.
A un año de las elecciones generales, uno de los ausentes, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, achaca al Gobierno “arriesgar poco” por no abordar la Ley de Secretos Oficiales, cambios en el CNI para levantar el veto a la investigación sobre el software Pegasus o modificar la inviolabilidad del jefe del Estado. Pero esa supuesta falta de riesgo es lo contrario de lo que vislumbra Pedro Sánchez y los presidentes autonómicos y alcaldes socialistas. Los indultos a los condenados del procés, primero, y, después, la supresión del delito de sedición con la puerta de par en par para modificar también las causas de inhabilitación, son decisiones de altísimo riesgo. El parón de leyes que son bandera para Unidas Podemos, también conlleva un riesgo para los socialistas, como lo tiene el camino que tome Podemos, por un lado, y Yolanda Díaz. Las buenas expectativas electorales del proyecto Sumar, impulsado por la vicepresidenta segunda, como refleja el estudio de 40dB. para EL PAÍS y Cadena SER, son tan verosímiles como el desastre en traducción de escaños si van separados. Desde el PP, sin embargo, lo menos arriesgado parece ser atacar sin alzar la voz a Pedro Sánchez con la reiteración de que el presidente no defiende la Constitución.