El liquidador de las sedes de Ciudadanos pide el finiquito: “Si Albert volviese, el partido reflotaría”
Luis Díaz, exjefe de logística y uno de los trabajadores más antiguos del partido, se marcha tras haber cerrado 26 locales desde enero, en torno al 50%
Luisete, como lo apodan sus amigos y colegas, es un hombre campechano y cercano. Desde 2012, su vida ha estado ligada estrechamente a Ciudadanos, un partido en el que ha confiado políticamente y donde ha ejercido como jefe de logística durante los últimos años. Por eso, al recordar la noche del 10 de noviembre de 2019, en la que Albert Rivera pasó de 57 a 10 escaños en el Congreso, a Luis Díaz se le saltan las lágrimas. Se quita las gafas, se limpia los ojos y respira. “No solo lloro por lo que viví, que también, sino ...
Luisete, como lo apodan sus amigos y colegas, es un hombre campechano y cercano. Desde 2012, su vida ha estado ligada estrechamente a Ciudadanos, un partido en el que ha confiado políticamente y donde ha ejercido como jefe de logística durante los últimos años. Por eso, al recordar la noche del 10 de noviembre de 2019, en la que Albert Rivera pasó de 57 a 10 escaños en el Congreso, a Luis Díaz se le saltan las lágrimas. Se quita las gafas, se limpia los ojos y respira. “No solo lloro por lo que viví, que también, sino por todo lo que dejo ahora”. Lo que deja Díaz, de 35 años, es su empleo. Hace un par de semanas, se despidió y pidió el finiquito, consciente de la profunda crisis que arrastra la formación. “No tengo ninguna duda de que si Albert volviese, el partido reflotaría”, afirma rotundo en un restaurante de Madrid.
La primera vez que Díaz vio al exsecretario de Organización de Cs, Fran Hervías, fue el día que acudió a la sede de Ciudadanos de Barcelona para afiliarse, hace ahora 10 años. El propio Hervías tramitó su carnet. “En una reunión con amigos salió el tema de Rivera, que estaba empezando. Vi sus discursos en internet y eso me llevó a sumarme”, recuerda. Se sumergió en el partido y empezó a trabajar dentro; de simpatizante pasó a empleado a sueldo. Y hasta la fecha era uno de los asalariados más antiguos de Cs. Junto a Hervías —hoy de su “propia familia”—, inició una gira por Cataluña y por el resto de España para armar un partido que por aquel entonces, ya en 2015, era un cohete. En sus viajes captaban a los nuevos cargos, atraían militantes… “Llegabas a los sitios y la gente se implicaba muchísimo”, cuenta.
Como responsable de logística, ha organizado infinidad de mítines —”los de antes comparados con los de ahora son como si comparas un partido de la Champions con el de mi pueblo, Cervelló [Barcelona, 9.233 habitantes]”—, ha participado en numerosas campañas electorales y ha ejercido de chófer —llevó a Rivera hasta la multitudinaria manifestación del 8 de octubre de 2017 en Barcelona convocada por Sociedad Civil Catalana tras el referéndum ilegal—.
Además, en 2015, Díaz seleccionó, acomodó e inauguró la cincuentena de sedes de Ciudadanos distribuidas por las distintas provincias. Literalmente subió la persiana de la mayoría de los locales. Este año ha hecho el recorrido inverso. Desde enero, ha ido cerrando una por una las sedes de Asturias, Ceuta, Aragón… así hasta un total de 26, según Díaz. En torno al 55% de las sedes provinciales que Cs tenía en pie. En algunas comunidades, como Galicia, ya no queda ninguna.
La dirección acordó en otoño del año pasado recortar el gasto en estas instalaciones ante la merma en las cuentas. La caída en el número de cuotas que pagan los afiliados, la reducción de financiación pública ante la pérdida de cargos institucionales y las malas previsiones electorales desembocaron en esta decisión. “Cuando llegaba a los sitios a cerrar la sede, la militancia no lo entendía. Da mala imagen y ven que ya sí ha llegado el fin”, prosigue Díaz.
En cuanto a la imponente sede central del partido, un edificio de cinco pisos en la calle de Alcalá de Madrid, el futuro a medio plazo podría ser finito. Fuentes autorizadas admiten que el partido sopesa mudarse. “Hay dinero para pagarla. Pero no tiene sentido mantener un espacio tan grande para nueve diputados que quedan. Hay que ser eficientes en el gasto”, explican. El edificio está alquilado a razón de unos 35.000 euros al mes. Se descarta que la mudanza sea antes de las próximas elecciones de mayo, para las que las encuestas prevén un complicado resultado. Otro más.
El último batacazo fue el del 19 de junio, cuando Cs pasó de 21 escaños a ninguno en los comicios andaluces. Además de quedarse sin diputados autonómicos, la pérdida de financiación para el grupo parlamentario provocó que Ciudadanos llevase a cabo un despido colectivo. La medida afectó a una veintena de trabajadores que llevaban unos siete años ligados al partido. En su caso, Díaz se ha adelantado a situaciones similares que puedan sobrevenir en el futuro. Fuentes de la dirección aseguran que las cuentas están saneadas y hay dinero para seguir a flote.
Las últimas sedes provinciales que Luisete ha clausurado son precisamente las de Andalucía. Durante este verano, ha vaciado siete locales (queda abierto solo el de Sevilla), cargado de muebles, cuadros, cartelería… Poco después, se despidió de su partido; o en su caso, de su empresa. “Seguiré afiliado porque yo creo en los ideales de Ciudadanos. En lo que no creo es en esta dirección”, sentencia. Díaz critica las decisiones tomadas respecto a cargos orgánicos, y cita el reciente lío de Barcelona, que desembocó en un motín contra la alcaldable y portavoz del grupo en el Ayuntamiento. Luz Gilarte fue la señalada por la presidenta del partido, Inés Arrimadas, para regir la ciudad que vio nacer a la formación. Gilarte acabó dimitiendo tras la revuelta.
Desde la debacle de Andalucía, el PP ha reactivado la estrategia para captar a ex altos cargos de Ciudadanos. La última, la expresidenta del Parlamento autonómico Marta Bosquet. Tras su marcha del partido en marzo de 2021, Hervías, íntimo de Luisete, inició la opa hostil mediante la cual el Partido Popular de Pablo Casado absorbió a figuras de Cs que ambos habían conocido años atrás en sus viajes. “Cuando Fran se fue, me acusaron de ayudarle desde dentro. Me daban mucha caña. Me asimilaban a él”, asegura Díaz.
Pero su adiós ha llegado ahora. El ya exjefe de logística considera que la asamblea de refundación del partido, que se celebrará del 13 al 15 de enero, “tenía que haberse hecho mucho antes, antes del verano. Ya estamos en plena campaña”. Aficionado al fútbol, a la pesca y a viajar, este antiguo trabajador de mantenimiento sin estudios superiores, que durante estos años ha vivido entre Cataluña, Madrid y Sevilla, descansará un tiempo hasta su próximo destino. “Dejo atrás muy buenos compañeros. Siempre estaré con el partido. Pero esta dirección no ha sabido ni comunicar, ni ilusionar al votante”, sentencia Díaz, que seguirá como afiliado.