El giro sobre el Sáhara Occidental contiene la inmigración irregular hacia España

El control de Marruecos arroja, por primera vez desde 2018, cifras negativas en la vía canaria. Descienden también las llegadas desde Argelia

Policías marroquíes persiguen a decenas de sudaneses que intentaron cruzar el pasado 24 de junio el puesto fronterizo que separa el Barrio Chino de Nador (Marruecos) de Melilla.Stringer (EFE)

La nueva etapa de colaboración con Marruecos empieza a marcar una tendencia a la baja de la inmigración irregular hacia España. El espaldarazo de Pedro Sánchez el pasado marzo al plan marroquí de hacerse con la soberanía del Sáhara Occidental se ha traducido en más control, m...

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La nueva etapa de colaboración con Marruecos empieza a marcar una tendencia a la baja de la inmigración irregular hacia España. El espaldarazo de Pedro Sánchez el pasado marzo al plan marroquí de hacerse con la soberanía del Sáhara Occidental se ha traducido en más control, más detenciones y más interceptaciones de migrantes que intentan pisar suelo europeo, según fuentes policiales. El resultado es que desde finales de agosto, España presenta una caída de dos dígitos en las entradas irregulares. Hasta el 19 de septiembre se habían registrado 21.518 llegadas, un 16,5% menos que en el mismo periodo del año anterior, según datos del Ministerio del Interior a los que ha tenido acceso El PAÍS. A mediados de marzo, antes del deshielo con Rabat, el aumento era del 77%.

A pesar del aparente punto de inflexión, que rompe un periodo de dos años de fuertes subidas, fuentes destinadas al control de fronteras muestran cautela. Los próximos meses son los de mareas más favorables en las rutas canaria y argelina y, por tanto, de más actividad. La tendencia puede cambiar porque sigue habiendo miles de candidatos a emigrar esperando su oportunidad. El refuerzo marroquí, en cualquier caso, ha influido en que España sea, desde finales de junio, la ruta europea con menos entradas irregulares, un hito poco frecuente.

Tras el acercamiento, las autoridades españolas comenzaron a ver nuevos gestos de cooperación de los marroquíes, aunque estos han tardado varios meses en reflejarse en las estadísticas. La principal muestra de fuerza fue la brutal respuesta al intento de salto del puesto fronterizo de Barrio Chino el pasado 24 de junio, en el que murieron al menos 23 migrantes, pero ha habido más. Dos fuentes policiales revelan que Rabat hizo limpieza de oficiales corruptos que favorecían la salida de pateras en el Sáhara Occidental, lo que ha provocado que hayan disminuido allí las salidas que ahora se concentran al sur de Marruecos. También se han ejecutado varias operaciones contra organizaciones dedicadas al negocio de la inmigración irregular. Según Marruecos, en lo que va de año ha desmantelado 124 redes de tráfico de migrantes y ha frustrado 40.600 tentativas de emigración a Europa, un 11 % más que en 2021.

La cooperación marroquí ha supuesto también más interceptaciones en el mar, más detenciones y más traslados forzosos a Argelia o ciudades alejadas de la frontera, las prácticas más violentas contra los migrantes. Refugiados sudaneses, parte de los que intentaron sin éxito cruzar a España el pasado 24 de junio, están intentando ahora saltar la valla de Ceuta y, aunque algunos de ellos lo han conseguido, la mayoría están siendo capturados y alejados a la fuerza de la frontera, según han contado varios de ellos a EL PAÍS en las últimas semanas. El colectivo Alarm Phone denuncia que las redadas han aumentado, en particular en El Aaiún (en el Sáhara Occidental), en el marco de lo que las autoridades denominan Operación Saneamiento, que consiste en “detener a las personas negras en sus casas y alejarlas cientos de kilómetros”. El pasado 12 de septiembre, la organización Caminando Fronteras denunció que la Gendarmería marroquí mató de un disparo a una mujer subsahariana cuando intentaba embarcar en una patera con destino a Canarias.

Canarias y Argelia, dos rutas clave

Los datos de llegadas por provincias muestran dos hitos importantes. El primero es que la ruta hacia las islas Canarias, que lleva en ascenso continuo desde 2018, ha empezado a mostrar cifras negativas. La caída es muy sutil, de apenas un 2%. A pesar del descenso, se han registrado 11.513 desembarcos y las llegadas continúan siendo habituales, aunque en cifras más moderadas que el año pasado. No todo es atribuible a Marruecos: Mauritania, Senegal y Gambia trabajan hace meses más estrechamente con las autoridades españolas para frenar salidas de su territorio. Entre los recién llegados al archipiélago, según datos de Frontex a los que ha tenido acceso EL PAÍS, el 40% son marroquíes, seguidos de los senegaleses (17%). La nueva etapa con Marruecos, por otro lado, ha vuelto a permitir los vuelos de devolución de sus nacionales desde las islas. También Senegal está aceptando pequeños cupos.

Otra cuestión es que no se han cumplido los presagios que alertaban de que Argelia, con quien España entró en crisis al reconciliarse con Marruecos, empujaría cientos de pateras hacia costas españolas. La segunda semana de septiembre, sin embargo, saltaron las alarmas porque llegaron 900 personas en barcos que partieron de costas argelinas, pero fuentes policiales aseguran que el episodio se explica más por las buenas condiciones de navegabilidad de esos días que por una estrategia deliberada de Argel. Las cifras revelan que la ruta levantina, integrada por Murcia y Alicante y destino de las lanchas argelinas, presenta una caída del 33%. El Estrecho, que incluye la costa Atlántica, pero también Almería, puerto habitual de llegada de argelinos, también cae un 40%. Solo Baleares, con 1.400 llegadas, muestra un aumento de casi el 14%, pero se trata de un aumento de solo 170 personas más respecto al año anterior. Las islas llevan desde 2019 viendo cómo los desembarcos han crecido exponencialmente y si se comparan las 430 llegadas de 2020 con las de 2022, sí se observa un aumento del 224%. Los que llegan siguen su camino, porque uno de los castigos que Argelia ha impuesto a España ha sido suspender las repatriaciones de sus nacionales.

Ceuta y Melilla presentan escenarios más específicos. En su conjunto, en las dos ciudades autónomas las llegadas, por tierra y por mar, han caído un 3,3%. Melilla, sin embargo, registra un 26% más de entradas que se explican, principalmente, por los saltos de marzo y junio y por un tránsito inusual de migrantes que han entrado en la ciudad autónoma en motos de agua.

Marruecos espera recibir de la Unión Europea 500 millones de euros para cubrir parte de sus gastos en materia migratoria durante el periodo de 2021-2027. Sin embargo, el máximo responsable marroquí de migraciones, Jalid Zeruali, declaró a la agencia Efe que el montante “está por debajo” de sus expectativas, pues Rabat calcula que gasta en atender y controlar migrantes y refugiados unos 427 millones anuales.

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