Desmantelados 19.000 metros cuadrados de invernaderos en Conil cuajados de marihuana ilegal
La policía interviene 20.000 plantas a una empresa que intentó pasar un cultivo de marihuana por cáñamo industrial en Conil de la Frontera
Conil de la Frontera es una localidad gaditana afamada por su carácter marinero. Fuera de Cádiz, quizás es menos conocido que sus verduras son también un manjar codiciado por su calidad. Lo que ya es más extraño es que, en tres de esos centenares de invernaderos y tierras de labranza que deben cultivar esos reputados vegetales, estuviesen ocultas hasta 20.000 plantas de marihuana. La policía las descubrió la semana pasada justo cuando 17 trabajadores de la plantación recolectaban manualmente los cogollos, pese a que el respon...
Conil de la Frontera es una localidad gaditana afamada por su carácter marinero. Fuera de Cádiz, quizás es menos conocido que sus verduras son también un manjar codiciado por su calidad. Lo que ya es más extraño es que, en tres de esos centenares de invernaderos y tierras de labranza que deben cultivar esos reputados vegetales, estuviesen ocultas hasta 20.000 plantas de marihuana. La policía las descubrió la semana pasada justo cuando 17 trabajadores de la plantación recolectaban manualmente los cogollos, pese a que el responsable, detenido y en prisión provisional, aseguró que eran una empresa legal dedicada solo al cultivo de cáñamo industrial.
Sin embargo, los investigadores tienen otra idea muy distinta de lo que se cultivaba en esos invernaderos. “El cáñamo no es más que el trozo de tallo de una planta y en este caso solo había cogollos (…). Ninguna de las plantaciones está dedicada a lo que dicen. Además, aún no tenemos todos los análisis, pero algunos dan por encima [de THC, el principio psicoactivo] y más”, confirman fuentes judiciales cercanas al caso. De hecho, entre cogollos y plantas, la policía decomisó unas ocho toneladas de cannabis, distribuidas en tres invernaderos que pasaban desaparecidos entre otros cultivos legales de vegetales de El Colorado, una pedanía de Conil de la Frontera.
En total, los 18 investigados, acusados de delitos contra la salud pública y pertenencia a grupo criminal, tenían hasta 19.000 metros cuadrados dedicados al cultivo de marihuana. Toda esa extensión estaba equipada con un avanzado sistema de cultivo con lámparas de calor, paneles, sistema individualizado de riego y lonas retractiles para poder oscurecer los invernaderos, según la nota de prensa que ha difundido este lunes la Comisaría de Cádiz de la denominada operación Giant. La organización empleaba una máquina industrial desbrozadora de última generación y con capacidad para procesar “ingentes cantidades de plantas y recolectar los cogollos de modo automático”, ha explicado la policía. Además, los investigadores han intervenido un tractor agrícola, empleado por los detenidos en labores de cultivo: “Es la primera vez que los agentes encuentran un tractor en una plantación de marihuana, lo que da una idea de las dimensiones de la explotación desarticulada”,
Los investigadores decidieron explotar la operación la semana pasada, cuando atestiguaron que en los tres invernaderos se estaba produciendo marihuana ilegal. La zona era la misma en la que ya hace dos años los agentes tuvieron que intervenir en otra plantación similar, en ese caso, dirigida por otra persona que figura como investigada en un juzgado de Chiclana de la Frontera. En el operativo de estos días —dirigido por el Juzgado de Instrucción Número 1 de Chiclana—, aparece otro encargado, el único que ha quedado en prisión provisional tras la redada. “Es una persona desconocida, puede ser alguien que hayan puesto ahí. De otras operaciones, los agentes saben de gente en Sevilla que se encarga de proporcionar todo lo necesario para poner en marcha estas plantaciones”, apunta la misma fuente cercana a la investigación.
El cáñamo como escondrijo
En las plantaciones de El Colorado también intentaron dar una aparente cobertura legal con la constitución de una empresa que era la supuesta encargada del cultivo industrial de cáñamo. Sin embargo, no cumplían con todos los requisitos. El más evidente era que en los registros solo aparecieron plantas y cogollos con niveles aparentemente superiores al permitido, pese a que ellos aseguraron dedicarse solo a la fibra. Además, las compañías dedicadas a estos cultivos legales tienen otras obligaciones, como la necesidad de emplear semillas certificadas que garantizan que el THC sea mucho más bajo que el que se intenta conseguir con la marihuana ilegal o la exigencia de comunicar la producción a la Administración que ahora la investigación tendrá que determinar si se cumplían en este caso.
El cultivo de marihuana, especialmente potente en la zona oriental de Andalucía, es un problema creciente en la provincia de Cádiz, habitualmente más enfocada al tráfico de hachís desde Marruecos. La Fiscalía lleva ya varias memorias anuales advirtiendo del crecimiento de este tipo de narcotráfico en cultivos cada vez más grandes que intentan camuflar como plantaciones legales de cáñamo, pero que siempre muestran niveles de THC disparados. Una de las primeras marcroplantaciones fue la descubierta en 2019 por la Fiscalía Antidroga en Setenil de las Bodegas, donde tres empresarios acabaron detenidos por plantar 24 hectáreas de plantas de cannabis que aseguraban ser legales, pese a tener niveles de psicoactivo mayores al permitido.