Las grandes rebajas del IRPF que exige Feijóo se demoraron años en Galicia
El líder del PP recuperó el Gobierno gallego para su partido con bajadas de impuestos en su programa que luego, ya en el poder, aplazó
Alberto Núñez Feijóo experimentó antes que su mentor Mariano Rajoy la colisión entre prometer en campaña una rebaja de impuestos y ejecutarla tras llegar al poder. El recién ungido líder del PP recuperó la Xunta perdida por Manuel Fraga en 2009, con la Gran Recesión en marcha y un plan fiscal estrella para salvar la economía: bajar un 8% el tramo autonómico del IRPF a 600.000 familias de rentas bajas y medias “para que funcione como una inyección en vena y revitalice el consumo”. Aseguraba entonces, usando la misma palabra que ahora, que había “holgura” en las cuentas públicas para tal caída d...
Alberto Núñez Feijóo experimentó antes que su mentor Mariano Rajoy la colisión entre prometer en campaña una rebaja de impuestos y ejecutarla tras llegar al poder. El recién ungido líder del PP recuperó la Xunta perdida por Manuel Fraga en 2009, con la Gran Recesión en marcha y un plan fiscal estrella para salvar la economía: bajar un 8% el tramo autonómico del IRPF a 600.000 familias de rentas bajas y medias “para que funcione como una inyección en vena y revitalice el consumo”. Aseguraba entonces, usando la misma palabra que ahora, que había “holgura” en las cuentas públicas para tal caída de ingresos. Solo unos días después de tomar posesión anunció que aplazaba la medida sine die.
Durante aquellos primeros años en la Xunta, Feijóo eliminó de sus discursos las grandes rebajas fiscales y empezó a presumir solamente de “no haber subido impuestos”. Se dedicó a cuadrar las cuentas y cumplir las reglas fiscales a base de recortes. Cuando Rajoy llegó a La Moncloa con similares promesas e impulsó alzas fiscales culpando a la “realidad” de no haberle permitido cumplir su programa, Feijóo lo excusó esgrimiendo que estaba afrontando “una emergencia nacional”.
No fue hasta finales de 2015, con las autonómicas de 2016 en el horizonte, cuando las bajadas de impuestos que propugna el PP regresaron a sus declaraciones públicas. “Nuestro patriotismo consiste en bajar impuestos, en abrir nuestra economía y en devolver los esfuerzos a aquellos a los que tuvimos que pedírselos”, argumentó entonces Feijóo. En los presupuestos de 2022, aprobados antes de la guerra de Ucrania, llegó la mayor rebaja fiscal de todos sus mandatos, con una bajada en el tramo autonómico del IRPF por el que las arcas de la Xunta dejarán de ingresar 60 millones de euros. Son 40 millones menos que los previstos en 2009 con aquella promesa que acabó aparcando.
En sus 13 años al frente de la Xunta, Feijóo tampoco se ha apuntado al dumping fiscal (competencia a la baja) de otros territorios como Madrid. Ha mantenido, por ejemplo, el impuesto de patrimonio. En este tributo acaba de introducir, eso sí, una bonificación del 25% y ha llegado a prometer su eliminación. El pasado noviembre, cuando aún no imaginaba que en solo unos meses se convertiría en líder nacional del partido y tendría que dejar la Xunta, aseguró en un acto con directivos de grandes empresas que su plan era “reducir” hasta “dejarlo a cero”. En los últimos presupuestos autonómicos, también ha impulsado rebajas en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales.
Una supresión de impuestos en Galicia ha provocado de hecho la última batalla judicial que emprende Feijóo desde la Xunta contra el Gobierno central. El Gobierno gallego presentará un recurso de inconstitucionalidad contra la ley estatal para combatir el fraude fiscal que entró en vigor en 2021 porque pone trabas a la supresión de impuestos en las herencias en vida que impulsó Feijóo en 2016.
En Galicia están exentos de tributar quienes donen antes de morir bienes valorados en hasta un millón de euros a cada uno de sus hijos. La norma estatal establece que si alguno de esos bienes se vende antes de pasar cinco años, se deben pagar en ese momento los impuestos perdonados. “El Gobierno está invadiendo competencias propias del derecho civil gallego”, ha criticado el aún presidente de la Xunta. “Son nuestros tributos y nuestros ingresos”.