Manejar la rabia y el descontento

Dudas en el PSOE sobre la eficacia de atribuir a Vox el liderazgo de las propuestas sociales. El Gobierno confía en que los agentes sociales canalicen las demandas

El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, el vicepresidente del PP Europeo, Esteban González Pons, y la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, atienden a la prensa antes del comienzo de la manifestación por el mundo rural, este domingo, en Madrid.Ricardo Rubio (Europa Press)

El mundo del campo ha salido este domingo a protestar a las calles de Madrid, tras haberlo hecho días atrás en distintas ciudades. Una heterogeneidad de colectivos que ahora han unido reivindicaciones antiguas y del presente inmediato. Un día antes, ...

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El mundo del campo ha salido este domingo a protestar a las calles de Madrid, tras haberlo hecho días atrás en distintas ciudades. Una heterogeneidad de colectivos que ahora han unido reivindicaciones antiguas y del presente inmediato. Un día antes, Vox convocó concentraciones contra el Gobierno, con proclamas de muy distinta índole, pero al grito de “¡elecciones ya!”. El partido de ultraderecha se sabe en racha, con un PP aún por definir, y nada mejor que ir de inmediato a las urnas. No es esa la intención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al menos por ahora. Su empeño pertinaz está en que el 29 de marzo pueda anunciar medidas que alivien los precios desbocados de los carburantes y mitiguen la cadena de desastres para algunos sectores por la huelga de los transportistas.

La decisión del Gobierno, clandestina hasta que la Casa Real de Marruecos la hizo pública, de apostar por una autonomía para el Sáhara frente a la histórica propuesta de un referéndum de autodeterminación, ha hundido en el desánimo a la izquierda social y política. Incluido al PSOE, aunque no por ello habrá un levantamiento, máxime cuando se impone el cierre de filas ante todo lo demás. Bastante protestará ya su socio de coalición, Unidas Podemos, y el resto de las fuerzas parlamentarias que esperan de inmediato a Sánchez en el Congreso para que se explique, como este lunes solicitarán 12 partidos en el registro de la Cámara.

Hay poderosas razones para no perder los nervios, señalan en fuentes socialistas, porque el Gobierno tomará medidas, algunas ya muy pensadas y decididas, aunque, según su plan, no será hasta el Consejo de Ministros del próximo 29 de marzo, dentro de ocho días, cuando se anuncien. La gira de Sánchez por varias capitales europeas, con la intención abierta de agitar y hacer proselitismo para que toda la UE adopte decisiones que modifiquen el cálculo de los precios de la energía, le hacen mirar al Consejo Europeo de los días 24 y 25 como la madre de muchas de las soluciones.

Esperad, esperad hasta ese Consejo y, después, con el fruto del mismo, se llenará de contenido el decreto del día 29. Este es el requerimiento que el Gobierno de Sánchez hace a la sociedad y a sus socios. ¿Se puede esperar hasta el día 29? Esta pregunta la formula la oposición política, pero también los sindicatos clásicos y de clase, a sabiendas de que hay un terreno fértil para que cunda la protesta airada. No todo es extrema derecha, ni mucho menos, en la huelga del transporte, ni del campo, ni de la distribución. Los sindicatos lo saben. Muchas empresas pequeñas trabajan a pérdidas por lo que no les cuesta nada unirse a las manifestaciones. Ese día, al no trabajar, no pierden.

La salida coordinada de miembros del Gobierno con la invocación de que la protesta está manejada por los ultraderechistas no es bien acogida por muchos dirigentes socialistas. Los sindicatos lo consideran erróneo y en Unidas Podemos tampoco se comparte que esa sea la mejor apelación, aunque haya agitadores ultraderechistas. Apuntar a Vox supone atribuirle la portavocía de todas las protestas y hacerles portadores de la antorcha. Esta tesis no es minoritaria en el PSOE. Por las cuatro esquinas de España se aprecia la dureza de los problemas, aunque algunos tengan tres décadas de antigüedad. Y ahora están agravados.

Tan empeñado y confiado está Sánchez en que conseguirá resultados beneficiosos para su país —con él está el sur europeo— que no ha visto necesario imitar, por ejemplo, al presidente francés, Emmanuel Macron: no ha reducido impuestos de los carburantes, pero ha anunciado que lo va a hacer, desde el 1 de abril. Entra dentro de lo muy posible que esta semana haya algún anticipo al respecto. Europa responderá aunque es previsible que el Gobierno tome medidas propias, como hará Alemania, que no es partidaria de que todos tengan que regirse por el mismo patrón.

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La confianza en que las organizaciones estables, es decir, sindicatos y patronal, serán fundamentales en las respuestas a una realidad tan cambiante se mantiene intacta. Una posición clásica de que la rabia debe tener cauces para la negociación. Al desánimo en la izquierda se añaden kilos de peso con el cambio del PSOE sobre el Sáhara. “Duele, duele mucho en el partido”, reconocen interlocutores socialistas. Pero añaden que no habrá fuego, porque hay que apagar otros mucho más intensos.


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