Almeida cesó a Carromero ante la amenaza de Villacís de una moción de censura

“Ángel, tu cabeza o ponemos en riesgo el Ayuntamiento”, fue como justificó Martínez Almeida la dimisión a su gran asesor

La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, en un acto por el 8-M, este marzo.Carlos Luján (Europa Press)

El pasado 17 de febrero, a media tarde, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, cesó sin grandes explicaciones al que había sido hasta ese momento su principal asesor político y coordinador de la alcaldía, Ángel Carromero, quien se había convertido en uno de los principales sospechosos de la ...

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El pasado 17 de febrero, a media tarde, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, cesó sin grandes explicaciones al que había sido hasta ese momento su principal asesor político y coordinador de la alcaldía, Ángel Carromero, quien se había convertido en uno de los principales sospechosos de la operación de intento de espionaje a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. Todos ellos eran viejos conocidos y militantes del PP de Madrid. A partir de ese día se desbocó una crisis interna en el PP que acabó con la carrera de Pablo Casado y su equipo. Ahora están en marcha varias investigaciones judiciales y políticas. EL PAÍS ha confirmado en varias fuentes directas que el alcalde optó entonces por aceptar la dimisión de Carromero para no poner en riesgo el Ayuntamiento de la capital. Y lo hizo porque la vicealcaldesa, Begoña Villacís, le amenazó de nuevo con una moción de censura.

El alcalde madrileño, entonces aún portavoz nacional del PP, se levantó aquella mañana del 17 de febrero y convocó una declaración institucional a las 9.00. Su objetivo era desvincularse de la presunta operación de espionaje desde el PP — vinculada a empresas municipales madrileñas— contra su compañera y amiga, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. La supuesta trama había sido publicada la noche anterior por varios medios y en alguno se señalaba a Carromero.

“En relación con esta cuestión se me da traslado de una información sobre una presunta reunión entre un detective y un empleado del Ayuntamiento. Se me indica que, efectivamente, esta persona viene con el conocimiento de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Yo me comprometo a hacer todas las averiguaciones necesarias y a, en caso de que se produjera esa reunión, tomar todas las medidas y actuar sobre el responsable del trabajador de la Empresa Municipal de la Vivienda”, declaró Martínez-Almeida. Concluyó, tras sus averiguaciones, “que el detective niega la reunión, que el trabajador niega la reunión y que no hay ningún contrato”. El regidor ya anticipó en esa comparecencia que había hablado con Carromero y que éste negaba cualquier implicación, por lo que creía que no hacía falta emprender ninguna actuación de depuración interna, y también apuntó que no había tenido tiempo de conversar aún con Ayuso. Los acontecimientos se precipitaron.

Algunas informaciones aportaron grabaciones de un directivo municipal, Álvaro González, concejal de Carabanchel, amigo del alcalde y presidente de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV), llamando con urgencia y desesperación al director de la agencia de detectives Mira, Julio Gutiez, para preguntarle si alguien le había contactado. El alcalde, además, estaba muy presionado por la cúpula de su partido y en el Ayuntamiento.

La vicealcaldesa y líder en Madrid de Ciudadanos, Begoña Villacís, le dejó un mensaje claro, según tres fuentes conocedoras de la relación entre ambos: o actuaba de inmediato y cesaba al señalado Carromero o firmaría una moción de censura para acabar con su mandato en la capital de España. Martínez-Almeida, que por la mañana había hablado con Carromero para pedirle aclaraciones sobre su implicación y había creído sus negativas, por la tarde le sentenció para salvar la alcaldía.

“Lo que tengas que hacer”

Sobre las seis de esa tarde, el alcalde volvió a contactar con Carromero y le trasladó que se tenía que marchar. “Ángel, te tengo que cesar porque si no, ponemos en riesgo el Ayuntamiento y lo perdemos. Es el Ayuntamiento o tu cabeza”, le dijo el regidor, según fuentes directas conocedoras del contenido de la charla. Carromero, por su parte y según esas fuentes, comprendió el dilema y lo aceptó como “un trago duro pero necesario” para ayudar a sus amigos Almeida y Casado. “Alcalde, di que dimito para defenderme y si está en riesgo la alcaldía haz lo que tengas que hacer”, apuntan esas fuentes que replicó Carromero.

Portavoces oficiales del alcalde solo confirman que el regidor le pidió explicaciones a Carromero y justificaron su dimisión en que la institución no podía estar implicada en titulares constantes relacionados con ese escándalo. Villacís no fue localizada por este periódico. Fuentes de la dirección del PP ratifican que Almeida les trasladó al final de aquella jornada que había tenido que prescindir de Carromero porque Villacís se lo había exigido.

En el equipo político y de confianza del alcalde aseguran que esa última amenaza de moción de censura de Villacís no ha sido la única durante este mandato. Ratifican que ha habido más y desmienten que la relación entre los dos políticos del PP y Cs sea “tan idílica como aparentan”. Y añaden: “Villacís ha sondeado en ocasiones a otros partidos, pero al final nosotros también nos enteramos”.

Grabaciones y agencias de detectives

El origen del caso Ayuso parte de una serie de intentos, aún por acreditar con pruebas, de personas colocadas por el PP en empresas municipales como la EMV y la EMT que habrían contactado con varias agencias de detectives (entre ellas, el Grupo Mira) para lograr documentos que demostrasen que el hermano de la presidenta regional, Tomás Díaz Ayuso, había ingresado hasta 280.000 euros por sus gestiones para traer a Madrid 250.000 mascarillas en el peor momento de la pandemia. El intento más contrastado se empezó a fraguar unos días antes de las pasadas navidades, cuando el director del Grupo Mira, el detective Julio Gutiez, alertó a Rafael Catalá, su amigo y exministro de Justicia de Mariano Rajoy, de que un supuesto directivo municipal le había intentado contratar para que obtuviese el extracto bancario o la declaración ante Hacienda que mostrase ese ingreso. Catalá avisó de esa operación a Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Ayuso, que llamó a su amigo Alberto Ruiz Gallardón, exministro, exalcalde y expresidente regional, para que hiciese de mediador con el regidor, José Luis Martínez-Almeida.

Gallardón llamó al alcalde, que en esas fechas pasaba el confinamiento de la covid y cuando quedó personalmente con él le explicó el caso y le dio el nombre del detective. Fuentes de la dirección del PP próximas al alcalde aseguran que Gallardón esgrimió la autoridad del expresidente José María Aznar para meter más presión a Almeida en sus gestiones. Fuentes directas al tanto de esos contactos lo niegan.

Lo que sí hizo el alcalde fue hablar con su asesor Ángel Carromero y con el directivo de la EMV y concejal Álvaro González. Carromero lo negó todo. El alcalde encargó a González contactar con el detective y contrastar si se había producido algún gasto de dinero municipal en la investigación. González, agobiado, llamó varias veces sin éxito a Gutiez hasta que le localizó. En las grabaciones que luego se hicieron públicas se constatan sus urgencias: “Le llamaba por si podíamos vernos para contrastar una información que me ha llegado si fuera posible”. Fuentes del PP explican que González se mostró así de inquieto porque quería cumplir su mandato. Gutiez ha declarado hasta en televisión que le pidieron algo ilegal. Otras fuentes municipales apuntan que ese detective ya se reunió el 24 de noviembre en el hotel Wellington de Madrid con un hombre que se identificó como directivo de la EMV, con un nombre que coincide con el del asesor de una edil amiga de Carromero.

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