El maravilloso encargo de inventarse un nombre para la tercera ciudad de Extremadura: “Los vecinos me paran para darme el suyo”

Una comisión paritaria de 14 catedráticos y profesores deberá pensar en dos meses el topónimo de Villanueva y Don Benito, que aprobaron fusionarse el pasado 20 de febrero

Los alcaldes de Villanueva de la Serena, Miguel Ángel Gallardo (izquierda) y de Don Benito, José Luis Quintana (derecha), celebran la aprobación del proyecto de fusión de ambos municipios el 20 de febrero.Roberto Palomo

Hay llamadas telefónicas que ya forman parte de la historia de la última gran ciudad creada en España. Este lunes, Julio Carmona, profesor de la Universidad de Extremadura y dombenitense de nacimiento, recibió un telefonazo del alcalde de Don Benito, José Luis Quintana. No todos los días un vecino recibe un encargo desde el despacho más importante del Ayuntamiento. Tampoco era un recado cualquiera. Era una misión sin precedentes: pens...

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Hay llamadas telefónicas que ya forman parte de la historia de la última gran ciudad creada en España. Este lunes, Julio Carmona, profesor de la Universidad de Extremadura y dombenitense de nacimiento, recibió un telefonazo del alcalde de Don Benito, José Luis Quintana. No todos los días un vecino recibe un encargo desde el despacho más importante del Ayuntamiento. Tampoco era un recado cualquiera. Era una misión sin precedentes: pensar el nuevo nombre de la localidad resultante de la fusión de Don Benito y Villanueva de la Serena del pasado 20 de febrero. Dilucidar qué cartel borrará para siempre al anterior, el que se estudiará en todos los colegios, el que se colocará al inicio de los municipios, el que colgará de azul en las autovías nacionales, el gentilicio de los nuevos vecinos que nacerán el día de mañana: el nombre, en definitiva, que pasará a formar parte de la historia del municipalismo en España:

―Julio, creemos que eres una de las personas idóneas.

Carmona no dudó ni un segundo al escuchar las palabras de su alcalde. “Yo no conozco nada semejante en España”, explica él mismo por teléfono. “Pensar el topónimo de mi nueva ciudad tiene mucha sensibilidad. Esto es carne viva para los vecinos. ¡Las palabras nos identifican!”. Al hacerse público su nombre en los medios locales, los paisanos le paran cada dos por tres por las esquinas. Hay mucha sensibilidad en Don Benito, donde el sí a la fusión se alcanzó por solo dos décimas. Fue una votación ajustadísima. Aquella madrugada del 20 de febrero los vecinos vivieron un conteo de infarto, acuciado, además, por un falló informático. Si era necesario el 66% de síes, en Villanueva se alcanzó el 90% y en Don Benito, el 66,2%. Al límite.

Tres semanas después, los vecinos ya conocen que el futuro nombre de su ciudad no se votará en referéndum, pero aprovechan cualquier resquicio para frenar a los pensadores por la calle, ofrecerles sus propuestas, que les resuene en la cabeza como una mera posibilidad, una especie de lobby vecinal de los topónimos encubierto. Tanto es así, que hasta Carmona ha tenido que abrir un apartado en el bloc de notas de su móvil con los nombres que le van diciendo a sus oídos. Ya lleva ocho: “Carmona, Don Benito-Villanueva es lo suyo”. “Pon Las Vegas del Guadiana”. “Anota Las Vegas”.

Recuento de votos en Villanueva durante el referéndum, el pasado 20 de febrero. ROBERTO PALOMO

Carmona es consciente de lo que representa. “Es una responsabilidad inmensa. En la Universidad de Extremadura lo hemos comentado entre los compañeros. Mi familia está muy orgullosa”, cuenta. No será el único que deberá darle vueltas al nombre. Los dos municipios, que juntos suman ya 63.000 habitantes y 710 kilómetros de extensión, han cambiado de opinión tras el resultado del referéndum. Si en un primer momento los dos alcaldes habían barajado la posibilidad de que la comisión del nuevo topónimo la formarían cuatro personas ―los dos cronistas de ambas ciudades y dos profesores universitarios―, ahora, sin embargo, serán 14 pensadores. Y paritarios.

Siete mujeres y siete hombres tendrán la misión de colocar en el mapa de la geografía española el nuevo nombre de la que ya es oficialmente la tercera ciudad de Extremadura, por detrás de nada menos que Badajoz y Cáceres y por delante de Mérida y Plasencia. Lo harán de manera altruista. La forma de reunirse y la metodología de trabajo se conocerá en unos días. Aunque, según cuentan tres de ellos, varios se están llamando por teléfono e intercambiando puntos de vista por iniciativa propia. De momento, este viernes, los dos Ayuntamientos han aprobado en un pleno los 14 nombres, que a partir de ahora tendrán dos meses para pensarlo, reunirse, y darle vueltas al coco. “Representan a distintos grupos de edad y a diferentes instituciones, tanto regionales como nacionales”, cuenta por teléfono Miguel Ángel Gallardo, el alcalde de Villanueva. Y de todos los ámbitos académicos: filólogos, historiadores, investigadores, arqueólogos…

Algunos de los componentes de este grupo de expertos son César Chaparro, catedrático de Filología de la Universidad de Extremadura; Trinidad Nogales, doctora en Arqueología, historiadora y directora del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida; Carmen Fernández-Daza, filóloga, historiadora, y académica numeraria de la Real Academia de Extremadura, los dos cronistas municipales, Antonio Barrantes Lozano, de Villanueva, y Diego Soto Valadés, de Don Benito…

“Nosotros queremos ser libres. La mayoría somos gente sensata”, cuenta por teléfono el cronista de Villanueva, Antonio Barrantes. “De verdad, todavía no he barajado ninguno. Primero quiero oír a los demás. Hay que pensar también qué criterios vamos a tener en cuenta: si el topónimo, la geografía o la historia”. Él, personalmente, cree que les va a unir la geografía. “Lo único que tenemos en común es el río Guadiana. Somos una zona agrícola muy potente. Estas aguas nos abrazan, nos riegan los campos de Don Benito y Villanueva”. Pero, por ahora, se guarda sus bazas.

“Esto es precioso de hacer”, dice Carmen Fernández, filóloga, historiadora, y académica de la Real Academia de Extremadura. “Mi opinión es que tenemos que tener en cuenta distintos factores. Hay nombres históricos maravillosos con ríos, montes, arroyos, cerros. No voy a decir ninguno, pero lo ideal sería formar un nombre con factores de diversa índole. Todos los neologismos tienen una raíz, un afecto del hombre en un hecho histórico. Esto es apasionante”.

Una vez puestos en común, los 14 pensadores deberán elegir los dos nombres finalistas. Y, aquí otra de las novedades, los dos topónimos resultantes serán finalmente elegidos por las dos corporaciones municipales. El más votado entre los concejales será el definitivo. Los alcaldes, eso sí, dejaron bien claro que no podrán utilizarse ni Don Benito ni Villanueva. Nada del pasado. El maravilloso encargo de inventarse un nombre para la tercera ciudad de Extremadura ha comenzado.

Cartel del referéndum en una de las calles de Don Benito cercanas al consistorio municipal.Roberto Palomo

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