Mueren quemados en Marruecos una emigrante nigeriana y sus tres hijos

La familia habitaba en una chabola en un monte cercano a la ciudad norteña de Nador. Los menores fallecieron el 24 de enero y la madre, este domingo en el hospital

Imagen de archivo de un grupo de emigrantes guineanas y senegalesas en un taller de costura de Nador pensado para dar apoyo y formación a mujeres en situación de vulnerabilidad.Paula Bayarte

La nigeriana Happiness Johans murió el pasado domingo a las diez de la noche en el hospital Hassani, en la ciudad de Nador, en el norte de Marruecos, a causa de las quemaduras que sufrió cuando ardió la chabola de plástico donde vivía con sus tres hijos, todos menores de siete años, según informó la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH). Los niños murieron calcinados en la chabola. La mujer permaneció varios días ingresada en el hospital sin saber nada de sus hijos.

Omar Naji, delegado d...

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La nigeriana Happiness Johans murió el pasado domingo a las diez de la noche en el hospital Hassani, en la ciudad de Nador, en el norte de Marruecos, a causa de las quemaduras que sufrió cuando ardió la chabola de plástico donde vivía con sus tres hijos, todos menores de siete años, según informó la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH). Los niños murieron calcinados en la chabola. La mujer permaneció varios días ingresada en el hospital sin saber nada de sus hijos.

Omar Naji, delegado de la ONG en Nador, cuenta que Hapinnes Johans, al enterarse de que sus tres hijos habían muerto no paraba de decir que ella quería morir también. La asociación ha publicado un escrito donde responsabiliza de la muerte de Johans a las “políticas migratorias que empujan a los seres humanos a vivir en un bosque debajo de plásticos”.

Decenas de emigrantes habitan en chabolas que levantan en el monte Gurugú o en sus inmediaciones, próximo a la frontera con Melilla, a la espera de encontrar el momento propicia para pasar hacia España. El pasado 22 de julio consiguieron entrar en la ciudad autónoma española al menos 238 emigrantes de origen subsahariano. Y entre el 12 y el 14 del mismo mes, unas 140 personas lograron entrar en Melilla. La mayoría de los emigrantes pasan la mayor parte del tiempo en el Gurugú hasta que llega el momento de intentar pasar al otro lado.

La asociación AMDH explica que las bajas temperaturas que se registran en los bosques cercanos a la ciudad llevan a los emigrantes a prender fuegos que provocan este tipo de situaciones. En el origen de la tragedia, según esta ONG, se encuentra el hecho de que a los subsaharianos se les prohíbe alquilar casas en Nador. La asociación ha solicitado al ministerio del Interior mediante una carta publicada en redes sociales que se les permita alquilar viviendas.

Omar Naji asegura que Johans rozaba la treintena y que sus hijos era menores de siete años. Y añade que el bosque donde habitaban se encuentra casi a dos kilómetros al oeste de Nador, ciudad fronteriza con Melilla.

Naji ha denunciado en numerosas ocasiones las persecuciones policiales que sufren los subsaharianos en Nador. A menudo los emigrantes son trasladados en autobuses a otras ciudades del centro o del sur del país, como Fez o Beni Melal, alejadas de las fronteras. Naji considera que esa política migratoria no tiene ningún sentido. “¿Para qué detener y trasladar a migrantes que luego van a regresar a Nador?”, se preguntaba Naji en agosto de 2019 en este diario. Y él mismo respondía: “Marruecos tiene que justificar la financiación que viene de Europa”.

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