Las rutinas del concejal asesinado en Llanes ayudaron a tenderle una emboscada
La viuda y los dos hijos de Javier Ardines corroboran que el acusado de preparar el crimen conocía al detalle los hábitos del edil
Los supuestos asesinos de Javier Ardines prepararon el crimen conociendo a la perfección las rutinas del concejal de Llanes (Asturias). La comparecencia, este viernes en el juicio, de Nuria Blanco, viuda del edil, y de los dos hijos de la pareja reforzó la teoría de que...
Los supuestos asesinos de Javier Ardines prepararon el crimen conociendo a la perfección las rutinas del concejal de Llanes (Asturias). La comparecencia, este viernes en el juicio, de Nuria Blanco, viuda del edil, y de los dos hijos de la pareja reforzó la teoría de que el viejo amigo familiar Pedro Nieva urdió con un compinche y dos sicarios la emboscada que acabó el 18 de agosto de 2018 con este pescador reconvertido a político. El proceso que desde la semana pasada intenta aclarar la muerte de Ardines en la Audiencia Provincial de Oviedo contó este viernes con el testimonio de los allegados de la víctima.
La declaración de los tres fue breve, apenas 15 minutos entre todos, muy lejos de las tandas de cinco horas que necesitaron varios agentes que participaron en la investigación. El magistrado que preside el tribunal del jurado pidió a las partes que evitaran detalles escabrosos para la esposa y los hijos del fallecido. Desde que comenzó el juicio se han desgranado las relaciones extramatrimoniales de Ardines y el encuentro sexual que mantuvo con otra mujer horas antes de ser apaleado y asfixiado en un camino cercano a su casa en Belmonte de Pría, un pequeño pueblo cercano a Llanes.
La esposa de la víctima afirmó que ella y su marido mantenían una relación “de amistad y parentesco” con Nieva, casado con Katia Blanco, prima de la compareciente, con quien Ardines mantenía un idilio de décadas. “Salíamos casi todos los fines de semana”, precisó la viuda.
La infidelidad se descubrió a raíz de una grabación de Nieva en un encuentro que mantuvo con su esposa y con Ardines, al que no acudió Nuria Blanco por hallarse de viaje en Líbano aquel 8 de diciembre de 2017. El acusado ha sostenido en el juicio que se percató por casualidad, pero los investigadores insisten en que la grabó ex profeso, temiendo que su esposa le estuviera engañando con su amigo Ardines. Ese día, según la fiscal, comenzó una “fijación” que se habría saldado con el asesinato orquestado por el que le piden 25 años de prisión a él, a su socio Jesús Muguruza y a los dos presuntos ejecutores del crimen, Maamar Kelii y Djillali Benatia.
La pareja de la víctima ha asegurado que tanto ella como él, un aspecto que también han corroborado sus dos hijos, se percataron de que había una nueva valla en la senda que solían utilizar para desplazarse. Las pesquisas apuntan a que los dos sicarios la colocaron el 1 de agosto en una primera intentona fallida de emboscada, que luego perfeccionaron, en la madrugada del día 18, al ubicar más balizas y forzar que el hombre se bajara del vehículo y cogerlo indefenso.
Blanco emitió un rotundo “por supuesto” al responder sobre si Nieva conocía las costumbres del asesinado, entre las que se encontraba salir temprano con su furgoneta rumbo al mar. Además, ha asegurado que su marido “no siempre se duchaba todos los días”, una cuestión aparentemente banal pero clave, porque en el cadáver se hallaron restos de ADN correspondiente a otra mujer. Esta reconoció, en los primeros compases de la investigación, haber mantenido una cita sexual con el concejal la tarde antes. Las defensas han intentado en vano desviar las sospechas hacia ella.