El PSOE despeja el camino para que Juan Espadas sea el líder en Andalucía a finales de julio
La principal federación socialista convocará primarias el próximo mes, tal y como quería Ferraz para acelerar la salida de Susana Díaz. Si hay más de un candidato el proceso se resolverá el 5 de septiembre
Juan Espadas ya tiene libre el camino para suceder a Susana Díaz como futuro secretario general del PSOE de Andalucía. La expresidenta de la Junta y perdedora del proceso en que la militancia eligió al alcalde de Sevilla convocará el 12 de julio un comité director para celebrar ese mes las primarias que resolverán el liderazgo en la principal federación socialista. Se cumplen así los plazos ...
Juan Espadas ya tiene libre el camino para suceder a Susana Díaz como futuro secretario general del PSOE de Andalucía. La expresidenta de la Junta y perdedora del proceso en que la militancia eligió al alcalde de Sevilla convocará el 12 de julio un comité director para celebrar ese mes las primarias que resolverán el liderazgo en la principal federación socialista. Se cumplen así los plazos que tenía pensado Ferraz y adelantó la semana pasada EL PAÍS dentro de las presiones para forzar la salida de Díaz. La previsión es que el proceso se resuelva rápido: sería una sorpresa que se presentara una alternativa a Espadas. Y en ese caso debería lograr un 2% de los avales de los militantes y afiliados directos, algo más de 900. Un listón muy elevado sin fuerza orgánica. Por tanto, si no hay sorpresas Espadas será el 23 de julio el nuevo líder de los socialistas andaluces. En el supuesto de que haya más de un aspirante que logre los avales, el proceso se iría al 5 de septiembre, debido a que agosto es inhábil.
En una comparecencia conjunta en la sede regional del PSOE pactada al detalle, Espadas y Díaz han destacado que el acuerdo, que contaba con el beneplácito previo de la dirección federal, evita la “fractura del partido” y permite una transición tranquila. El candidato a la Junta ha asegurado que el adelanto de las primarias a la secretaría general dará “estabilidad” a la organización y evitará que “haya mensajes diferentes” y los equipos del partido sepan “a quién tiene que atender”. Espadas ha dejado claro que no habrá congreso extraordinario y el congreso regional será, como marcan los estatutos, tras el 40º congreso federal de octubre. A partir de su proclamación, Espadas ejercerá como secretario general de pleno derecho. El alcalde de Sevilla ha explicado que descartó un congreso extraordinario porque considera que “no es necesario” dada la disponibilidad de Díaz a colaborar, a “arrimar el hombro” como ella ha dicho. Tampoco una gestora porque “da sensación de ruptura”. “Si hubiera observado conflicto con la secretaria general hubiera demandado la dimisión o la gestora, pero no lo hay”, ha enfatizado.
Dos semanas después del contundente resultado de las primarias, ambos dirigentes han resuelto, mostrando una sintonía absoluta, la incertidumbre que tenía paralizado al PSOE andaluz. El nuevo referente territorial del partido y su predecesora han evitado a última hora la eclosión de la crisis que se estaba gestando: Ferraz ya había transmitido que impondría un calendario en el comité federal —máximo órgano de decisión entre congresos y controlado por Pedro Sánchez— del 3 de julio si la transición no prosperaba. Díaz, que llegó la primera a la sede de San Vicente, ha enfatizado que desde la noche del 13 de junio tenía claro que la dirección de la política autonómica correspondía al vencedor y que “su voluntad absoluta” ha sido la de ponerse a su disposición. Hasta en tres ocasiones, la expresidenta de la Junta y secretaria general desde 2013 se ha quejado de “las intoxicaciones, falsedades y mentiras” que, en su opinión, ha habido en este proceso, en alusión a que ella no se ha empecinado en seguir en el cargo al no presentar la dimisión, como le reclamaban numerosos dirigentes y la dirección federal.
Tras el recuento de los votos de los militantes en las primarias para designar el candidato a la Junta, en las que Espadas se impuso con un respaldo del 55% y una diferencia de 16 puntos, Díaz se puso a disposición de Espadas para recuperar la Junta, anunció que no se presentaría a la reelección como secretaria general, aseguró que daría “un paso al lado” y que no veía “ningún motivo” para abandonar la secretaría general antes del congreso regional. Esa decisión de permanecer en el cargo encendió las alertas en la dirección federal y en la mayoría de los dirigentes afines a Espadas, que consideraban que lo mejor era la dimisión de la expresidenta. En estos dirigentes, la desconfianza es y era total. En la memoria permanece indeleble lo que ocurrió el 1 de octubre de 2016, cuando Díaz encabezó la operación contra Pedro Sánchez que acabó dimitiendo como secretario general.
Plante de Díaz
El jueves pasado Espadas y Díaz celebraron una reunión para cerrar un acuerdo con el fin de anunciarlo al día siguiente y así respetar el protagonismo de la entrevista del candidato socialista con el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, celebrado ese mismo jueves en el Parlamento andaluz. Los términos del pacto estaban perfilados, pero la información de EL PAÍS publicada ese día, en la que se daba cuenta de que la dirección federal iba a convocar primarias en julio en la federación andaluza durante el comité federal del 3 de julio viendo que Díaz no renunciaba al cargo, truncó los planes.
La previsión era cerrar el jueves la transición y anunciarla el viernes. Al final ha sido este lunes, la fecha límite que Ferraz le dio a Díaz para escenificar un acuerdo. Según fuentes del máximo nivel de la dirección federal y del PSOE andaluz, la expresidenta de la Junta se plantó entonces y exigió a Espadas que aclarase en una nota, que él escribió de su “puño y letra”, que no era ella la que ponía resistencia a su salida inmediata ni que estaba atrincherada. “Le pedí que ni renunciara ni dimitiera, sino que coordináramos una solución para que no tuviera que constituir una gestora”, dijo Espadas, quien aseguró que Díaz no ejercía ningún “bloqueo”.
Fue un giro brusco de guion del también alcalde de Sevilla, que descolocó a los suyos y a la dirección federal, con la que había acordado los pasos a seguir para acabar cuanto antes con la bicefalia en el PSOE andaluz. Veinticuatro horas antes de la exigencia de Díaz, Espadas se limitó a contestar a la pregunta sobre qué impedía la dimisión. “Sobre Susana Díaz habla Susana Díaz. No hay problemas internos”, dijo. Entonces no aclaró que se lo había pedido él ni nada parecido. También ese mismo día, desde su entorno se insistía en que una gestora de transición “no era ningún trauma” y el paso atrás de Díaz se consideraba lo más lógico. Sobre las razones de este viraje tanto en Ferraz como en el entorno del alcalde reconocen que se trata de una especie de “concesión” y de “peaje” para lograr una solución no traumática en la federación socialista andaluza. Las fuentes consultadas de la dirección federal reconocen que la alteración en el discurso de Espadas se pudo interpretar como un choque con Ferraz, pero niegan ese extremo y lo atribuyen a la búsqueda sobre la marcha de una solución a la crisis que desató la información en la que este diario adelantaba el movimiento que tenía pensado la plana mayor del PSOE.
Dirigentes andaluces creen ahora que la decisión de evitar una gestora, que es competencia de la dirección federal, paradójicamente desmonta uno de los argumentos que empleó Díaz frente a Espadas durante la campaña de las primarias a la candidatura a la Junta, cuando sostenía que en esas elecciones los militantes decidían un modelo de partido “autónomo” o “una sucursal de Madrid”.
Lo que continúa sin estar claro es el futuro inmediato de Díaz. Por ahora seguirá en el Parlamento andaluz como diputada y ha señalado que acudirá al próximo pleno parlamentario. No ha descartado su marcha a la Cámara Alta como senadora por designación autonómica. “Ahora toca el tema orgánico, lo institucional viene después. Seguiremos en el tajo, donde mi partido me reclame. No tengo problemas. Soy leal al PSOE”, ha subrayado. Si es nombrada senadora conservando el escaño andaluz, Díaz se ahorraría la comisión de nombramientos del Parlamento donde, en teoría, los grupos examinan a los aspirantes al Senado.
Una vez se celebre el comité director, Espadas quiere nombrar una comisión organizadora del congreso con gente de su confianza. Hasta la celebración del cónclave, a partir de la segunda quincena de octubre, la ejecutiva regional, en la que antes de las primarias había una clara mayoría de Díaz, seguirá siendo la misma. Espadas tampoco ha descartado ampliar la dirección regional con nuevas incorporaciones.
El regidor, que debe consolidar su nuevo liderazgo, pretende mantener bien engrasados los canales de comunicación tanto con Ferraz como con el Gobierno central con “estrategias coordinadas y comunicadas”, según dijo el domingo 20 de junio, cuando la dirección federal organizó deprisa y corriendo un acto en la capital andaluza para arropar a Espadas, al que no asistió ni Díaz ni ningún dirigente de peso de la ejecutiva regional. En estos casos, la suplencia la cubre el secretario de organización.
Ese fin de semana ya se puso a la tarea de estrechar vínculos con el partido y con el Gobierno. Mantuvo dos reuniones por separado: una con el secretario federal de organización, José Luis Ábalos, y con el secretario de coordinación territorial y relaciones Gobierno-PSOE, Santos Cerdán. Los protagonistas de la otra cita, también en Sevilla, fueron el jefe y el director adjunto del Gabinete de la Presidencia del Gobierno de Pedro Sánchez, Iván Redondo y Francisco Salazar. La recuperación de la Junta, tras casi 37 años de gobiernos socialistas, y evitar la consolidación del PP trasciende al PSOE de Andalucía.