Comienza la derivación a la Península de los primeros menores de Ceuta

La medida no resuelve el problema para el que aún no hay una solución a la vista. La situación es “insostenible”, insiste el presidente de la Ciudad Autónoma

Un grupo de menores marroquíes acogidos en una de las naves del polígono del Tarajal, en Ceuta.Antonio Sempere (Europa Press)

Se pone en marcha la derivación hacia la Península de menores tutelados por la ciudad autónoma de Ceuta. Está previsto que los primeros niños y adolescentes partan este viernes rumbo a Baleares, según han confirmado fuentes de los dos gobiernos locales. Los siguientes grupos viajarán en los próximos días hacia La Rioja y Andalucía. Se activa así el acuerdo alcanzado el pasado 25 de mayo por 16 comunidades para acoger a alrede...

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Se pone en marcha la derivación hacia la Península de menores tutelados por la ciudad autónoma de Ceuta. Está previsto que los primeros niños y adolescentes partan este viernes rumbo a Baleares, según han confirmado fuentes de los dos gobiernos locales. Los siguientes grupos viajarán en los próximos días hacia La Rioja y Andalucía. Se activa así el acuerdo alcanzado el pasado 25 de mayo por 16 comunidades para acoger a alrededor de 200 niños que tutelaba la ciudad autónoma antes de que se viese sobrepasada, hace ya tres semanas, por la entrada de más de 2.000 menores. La medida, coinciden todas las fuentes consultadas, no deja de ser un parche y el problema persiste sin solución a la vista. La situación es “insostenible”, ha insistido este jueves el presidente de la ciudad Juan Jesús Vivas (PP).

Ceuta, con una población de 86.000 personas y menos de 19 kilómetros cuadrados, tiene acogidos más de un millar de niños y adolescentes, entre 12 y 17 años. Todos llegaron durante la semana en la que las fuerzas de seguridad marroquíes permitieron que unas 10.000 personas atravesaran a nado los espigones que separan Marruecos de la ciudad. Se calcula que cruzaron muchos más menores —entre 2.000 y 3.000— pero una gran parte de ellos fueron devueltos en caliente, unos hechos que ya investiga la Fiscalía, y otros muchos volvieron por su propio pie a sus casas.

La ciudad y el Gobierno central esperaban, y así lo anunciaron, que la mayoría de los chiquillos acabasen reagrupados con sus familias, pero esta vía no prosperará como querían. Los primeros días de la crisis más de 4.000 familiares llamaron a un teléfono que se habilitó para preocuparse por los niños, pero de todos los contactos que ya ha establecido el Gobierno local con las familias, no llega al centenar los que pueden tener interés en recuperarlos. Rabat tampoco lo ha puesto fácil y frustró ya cuatro reagrupaciones en las últimas semanas al no permitir que los padres se acercaran a la frontera, un requisito del protocolo que rige las reagrupaciones y que permite comprobar la reacción del niño en el reencuentro. Se estudia ahora poder entregar a los niños a los sistemas de protección marroquíes, otra posibilidad que contempla la legislación, pero es una vía que aún debe acordarse entre la Fiscalía, el Gobierno central y Marruecos.

Los menores permanecen alojados en un campamento de barracones con pequeñas ventanas y en un polideportivo y tres naves industriales en las que no entra la luz del sol. Los monitores salen con ellos en grupos para que jueguen al fútbol o paseen. Los espacios tuvieron que improvisarse sobre la marcha, y la acogida se mantiene en términos de emergencia. “Los niños no pueden estar alojados en esos lugares temporales durante mucho tiempo, pero no tenemos capacidad para tener espacios mejores”, lamenta Mabel Deu, vicepresidenta de Ceuta y responsable del Área del Menor. Para alojarles en mejores condiciones, las autoridades locales llegaron a pedir infraestructuras al Gobierno central, con el foco puesto sobre todo en instalaciones de Defensa, pero el ministerio de Margarita Robles, de momento, no ha movido ficha.

La ciudad recibirá más de nueve millones de euros de la Comisión Europea para sufragar los gastos que le ha supuesto y que le supondrá la acogida de los menores y los adultos. Pero el importe que se concederá como ayuda de emergencia solo contempla la inversión hasta la primera quincena de agosto.

Ceuta, coinciden las autoridades locales y nacionales, no puede acoger a todos esos niños, pero no se vislumbra un plan a corto plazo. La ciudad autónoma descarta que se impulse un nuevo acuerdo entre comunidades autónomas para acoger a más menores y estudia ahora recurrir a entidades sociales en territorio peninsular para delegar en ellas la tutela de los chavales que no volverán a Marruecos. Esta fórmula, recogida en la Ley de Extranjería y recomendada por el Defensor del Pueblo para evitar que los menores se concentren en determinados territorios, permite firmar convenios con ONG o fundaciones especializadas en infancia para que asuman la tutela y la atención de los niños, sin depender de la predisposición de las comunidades autónomas. Ceuta, recuerda su vicepresidenta, no tiene capacidad económica para asumir el coste de estos convenios. “Estoy convencida de que el Gobierno de España buscará la fórmula de sufragar estos gastos sin que sea a costa de las arcas municipales”, afirma la vicepresidenta.

Adultos malviviendo en las calles

Más allá de la situación de los niños, preocupa también el alto número de marroquíes adultos que continúan malviviendo en las calles. Tras el retorno voluntario o forzoso de casi 8.000 personas, Marruecos bloqueó la última semana de mayo la expulsión de sus nacionales y se calcula que más de 1.000 inmigrantes permanecen en asentamientos improvisados, bosques y escondrijos. Fuentes del Gobierno local elevan ese número hasta las 3.000 personas. A punto de cumplirse un mes de la crisis, sigue sin haber un espacio para acoger a estas personas. La ciudad ya está trabajando en vaciar una de las naves dedicada al centenar de menores que guardan cuarentena por ser positivos en covid y otra en la que los contactos estrechos cumplen aislamiento para convertirlos en centros de acogida de emergencia para los inmigrantes sin hogar.

Muchos de los marroquíes que permanecen en la ciudad siguen concentrándose en el puerto con la intención de esconderse en los ferris o camiones que viajan a la Península. La zona, ya ha sido blanco de varias actuaciones de las fuerzas de seguridad y la actividad portuaria sigue viéndose afectada.

En los últimos días la policía ha conseguido identificar a más de un millar de marroquíes que se han ido acercando a la oficina de asilo para pedir protección internacional. Entre ellos hay personas que ya llevaban un tiempo en Ceuta, pero la mayoría entraron en la ciudad durante la semana del 17 de mayo. Mientras se estudie sus demandas de asilo, no pueden ser devueltos y la jurisprudencia del Supremo respalda que puedan viajar a la Península, un movimiento que no gusta a las autoridades españolas.

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