Zapatero frente a Casado: dos maneras diferentes de reaccionar como oposición ante una crisis con Marruecos

El conflicto en Ceuta se dirime entre fuertes críticas de la oposición, a diferencia del apoyo al Gobierno en el caso de Perejil

Los soldados del acuartelamiento de Rabasa desfilan, en febrero de 2004, ante el presidente José María Aznar y el ministro de Defensa, Federico Trillo.JORDI VICENT

“Señor Aznar, cuenta con nosotros para defender los intereses de nuestro país ante la crisis en la relación con Marruecos, como ha hecho siempre el Partido Socialista, con plena lealtad a España, a sus intereses ya sus objetivos primordiales. Lo sabía ya el Gobierno y lo sabe ahora la Cámara y el país”. El entonces líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, arrancó así su discurso en el debate sobre el estado de la nación el 15 de julio de 2002. Hacía cuatro días que un grupo de marinos ma...

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“Señor Aznar, cuenta con nosotros para defender los intereses de nuestro país ante la crisis en la relación con Marruecos, como ha hecho siempre el Partido Socialista, con plena lealtad a España, a sus intereses ya sus objetivos primordiales. Lo sabía ya el Gobierno y lo sabe ahora la Cámara y el país”. El entonces líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, arrancó así su discurso en el debate sobre el estado de la nación el 15 de julio de 2002. Hacía cuatro días que un grupo de marinos marroquíes había desembarcado en la isla de Perejil y colocado dos banderas de Marruecos, dando lugar a una grave crisis diplomática con el país vecino, y el secretario general del PSOE evitó las críticas y se alineó con el Gobierno del PP. 19 años después de esa escena, en otro conflicto diplomático similar, ahora en Ceuta, el Congreso ha sido escenario de un intenso fuego cruzado. El líder de la oposición, Pablo Casado, aunque ha dado su apoyo para defender la integridad territorial, ha responsabilizado al Ejecutivo de la crisis. “Le queda grande el Gobierno”, espetó el miércoles a Pedro Sánchez. No hay paz interna ni ante un desafío exterior.

Intervención de Zapatero en el Debate sobre el Estado de la Nación de 2002.


En la ocupación de Perejil no solo se alineó el PSOE. El Gobierno de Aznar recibió un apoyo unánime del Parlamento para actuar en una resolución que fue aprobada sin ningún voto en contra y con solo cuatro abstenciones. Un día después de ese respaldo, el 17 de julio, tras la intervención militar para desalojar a los marroquíes de la isla, los ministros de Exteriores y Defensa, Ana Palacio y Federico Trillo, comparecieron en comisión para dar cuenta de la actuación de España. Esa sesión pasaría a la historia por el relato épico de Trillo sobre la intervención militar, con el famoso “al alba y con tiempo duro de levante...”, pero también quedó registrado en el Diario de Sesiones el respaldo que siguió brindando Zapatero a Aznar. “El Gobierno va a tener el apoyo ya expresado y hoy reiterado, la comprensión y la solidaridad”, dijo el socialista, que solo deslizó un reproche velado por no haber sido informado por el presidente de la operación.

“Zapatero tuvo una actitud comprensiva”, recuerda Gaspar Llamazares, líder de IU en aquel momento, “ni mucho menos intentó sacar rédito electoral”. Su grupo, junto al PNV, la Chunta y CiU sí criticaron al Gobierno tras la operación militar, sobre todo por falta de información. Llamazares defiende que ahora la oposición ha dado “desde el principio una de cal y otra de arena”. “Se dice que se apoya, pero que Marruecos es culpable y el Gobierno responsable. Es una actitud salomónica que no te pone del lado de los intereses del Estado”.

Una relevante dirigente socialista que estuvo en la cocina de la posición de Zapatero en 2002 concede al PP de Pablo Casado que el contexto político ha cambiado mucho. “Eran otros tiempos, había un solo gran partido de oposición. Eso quizá permitía cerrar filas sin mirar de reojo a quien te intenta superar”, analiza en referencia al acoso de Vox al PP. El líder del partido de extrema derecha ha viajado ahora a Ceuta en pleno conflicto para cargar contra la “inacción cobarde y criminal” del Ejecutivo y ha llamado “soldados” a los miles de personas, casi un millar de niños, que se lanzaron a nado a cruzar la frontera en Ceuta.

A pesar de sus críticas a Sánchez, el PP defiende que ha tenido una posición de Estado. Los populares sostienen que la “operación chapucera” de acogida del líder del Frente Polisario ha provocado este conflicto, y que Casado “vio venir” antes la crisis, pero al mismo tiempo, un dirigente de la cúpula popular argumenta que “Sánchez sabe que si tuviera que tomar alguna decisión para proteger la integridad territorial tendría el apoyo del PP. Y fue Casado quien le llamó para brindárselo”. El exministro de Exteriores del PP José Manuel García Margallo defiende a su partido, porque, afirma, “una cosa es que tú apoyes al Gobierno en defensa de la integridad territorial, y otra que digas que aquí no ha pasado nada. Ha pasado, ¿Por qué se ha llegado aquí? ¿Y cuándo se va a restablecer esto?”.

Un exministro socialista de Exteriores se indigna ante estas críticas del PP: “No tienen ninguna legitimidad para hacerlas, ¡ellos cometieron miles de errores con Marruecos!”. “Basta comparar el Gobierno de Aznar y el de Zapatero y ver cómo dejamos nosotros las relaciones con Marruecos y el norte de África, y cómo las dejaron ellos”.

Zapatero creó buenos lazos con Mohamed VI desde su llegada a la secretaría general del PSOE. El Gobierno de Aznar le acusó de deslealtad por un viaje a Rabat en 2001, medio año antes de Perejil, ya en un contexto de tensión diplomática con España. El rey de Marruecos recibió al socialista, además, en un salón donde lucía un mapa en el que las islas Canarias eran marroquíes, algo que ahora ha recordado Casado. Aznar posó en el mismo salón y con el mismo mapa en una visita oficial en 1999.

Muchos años después, cuando Zapatero dio el traspaso de poderes a Mariano Rajoy, Marruecos fue el tema que más tiempo ocupó en la conversación entre los dos presidentes. Los climas políticos del pasado parece que no volverán.

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