El PSOE saca adelante su moción contra la extrema derecha en el Senado
El Partido Popular, que se ha abstenido, ha presentado una propuesta alternativa
La profunda crispación ha tensado la campaña electoral madrileña, acuciada por las siete cartas amenazantes dirigidas a políticos, algunos candidatos a la presidencia de la Comunidad. A seis días de los comicios, el pleno del Senado ha debatido este miércoles una moción del PSOE para rechazar las posiciones de extrema derecha que “fomentan el odio y la confrontación polític...
La profunda crispación ha tensado la campaña electoral madrileña, acuciada por las siete cartas amenazantes dirigidas a políticos, algunos candidatos a la presidencia de la Comunidad. A seis días de los comicios, el pleno del Senado ha debatido este miércoles una moción del PSOE para rechazar las posiciones de extrema derecha que “fomentan el odio y la confrontación política”. La propuesta ha sido refrendada por 156 votos a favor, 3 en contra y 100 abstenciones. No ha contado con el apoyo del PP, que se ha abstenido y ha presentado una propuesta alternativa para incluir a la okupación o los escraches.
El senador socialista Alejandro Mogo Zaro ha defendido la moción y ha recordado a las misivas amenazantes. “Cuando en un estado de derecho se recurre a la amenaza criminal tan solo cabe la condena y el apoyo a quien ha sido amenazado”, ha insistido Mogo. Una crítica a Vox, que se resiste a condenar expresamente las amenazas y a solidarse con algunos destinatarios de las amenazas, en particular con el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. “La extrema derecha ha venido a la democracia con su chiringuito de odio, de división, de insultos y de patrañas [...] Vox cumple con los estándares internacionales del comportamiento autoritario”, ha cargado el senador socialista, quien no ha ahorrado las críticas al Partido Popular, al que ha afeado sus acuerdos con la fuerza ultra. “El PP es la excepción en las derechas europeas. Las demás han impuesto un cordón de seguridad a la extrema derecha”, ha incidido, apelando a los populares para construir una barrera “que proteja la democracia”. A los populares ha apelado después: “Señores del PP: corten amarres con la extrema derecha, abandonen esa alianza fatídica para la democracia”, ha concluido.
Desde la bancada del PP, se han oído voces críticas. Para los populares la moción debería ser “un fuerte tirón de orejas y una llamada de atención al socio de gobierno [Unidas Podemos] que son los mayores expertos en manifestar mensajes de odio, rencor y confrontación”, ha replicado Patricia Rodríguez Calleja. En sus palabras, al texto socialista le faltaba ambición y el PP ha buscado añadirla con una enmienda de sustitución. “Rechazamos las posiciones extremistas que se aparten de los valores de la tolerancia y el respeto. Pero se les ha olvidado aclarar: vengan de la ideología que vengan”. En su moción alternativa, los populares han propuesto incluir el rechazo a quienes no condenan el terrorismo, los regímenes totalitarios, la okupación o los escraches. El PSOE ha rechazado esta enmienda, así como las de los grupos Nacionalista y de Izquierda Confederal porque, entiende el Partido Socialista, ya estaban “incluidas” en su moción.
Vox se ha revuelto durante el debate. En su turno de palabra, el senador Jacobo Gonzalez-Robatto ha recurrido a la provocación. “Señores socialistas y socialistos”, ha comenzado, en clara burla del discurso y el empleo del lenguaje inclusivo del que hace gala la ministra de Igualdad, Irene Montero. Tras una sarta de críticas contra Iglesias, Montero y Pedro Sánchez, el senador de Vox ha vuelto a incidir en que su formación también es víctima. “Aquí tienen la oportunidad de condenar toda la violencia: desde las balas hasta las piedras, con la diferencia que a nosotros no nos la mandan por correo”, ha zanjado, en referencia a los altercados acaecidos durante un mitin de la formación en el barrio de Vallecas.
Con todo, el debate en la Cámara alta se ha convertido en una muestra más de la polarización política, pero también en una denuncia casi unánime de los postulados de la ultraderecha. Pilar González Modino, senadora de Adelante Andalucía, ha equiparado la extrema derecha con el coronavirus: “Comienza infectando a grupos vulnerables, a personas que no creen en el papel equilibrador de las políticas públicas, del Estado como garante de los derechos de los ciudadanos. La ultraderecha se alimenta del odio”, ha espetado. Para Teresa Rivero Segalàs, de Junts per Catalunya, la crispación actual deriva también de unas “licencias” que se permiten en sede parlamentaria y “que inoculan el desgaste de una política seria y del diálogo”. Por ello ha recordado que el mismo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tachó de “conservadora” a la formación independentista y cargó contra sus dirigente que “difunden la xenofobia y el odio”, y a quienes ha equiparado a Vox.
La Cámara alta ya había advertido del riesgo de la polarización política. El pasado 3 de febrero, el Senado votó por unanimidad una moción del PSOE que rechaza las acciones insurreccionales que ponen en peligro la democracia, ante las imágenes del asalto al Capitolio de Estado Unidos el pasado 6 de enero. Durante el debate de esa propuesta, los senadores reconocieron que desde el inicio de la legislatura la crispación se ha adueñado del Parlamento. Desde la bancada socialista se reconoció que “los insultos y las descalificaciones personales en el debate solo producen ruido y el ruido hace que los ciudadanos no escuchen y vuelvan la espalda a las instituciones democráticas”.
Casi tres meses después, la cámara alta vuelve a rechazar la polarización recordando la historia. Alejandro Mogo Zaro ha cerrado el debate rememorando la transición. “Aprendimos a vivir entre la esperanza de la democracia y el temor de la involución. En esa época vivimos la amenaza permanente sobre el frágil proceso que estaba liderando el presidente [Adolfo] Suárez. Le hicieron la vida imposible, amenazaban las libertades y desestabilizaban la vida pública. El Búnker, le llamábamos. No se engañen. El Búnker existe hoy, con distinto ropaje, en forma de radicalismo de extrema derecha. Téngalo en cuenta”, ha concluido el senador.