La princesa de Asturias, madrina del nuevo submarino ‘Isaac Peral’
Los Reyes presiden la puesta a flote del primer sumergible de la serie S-80
La princesa de Asturias, acompañada por su padre Felipe VI, con uniforme de capitán general de la Armada, ha estrellado una botella de vino contra el casco del submarino S-81 Isaac Peral. Ha sido el momento culminante de la ceremonia de puesta a flote del primer sumergible de la nueva serie S-80, celebrada este jueves por tarde en el ...
La princesa de Asturias, acompañada por su padre Felipe VI, con uniforme de capitán general de la Armada, ha estrellado una botella de vino contra el casco del submarino S-81 Isaac Peral. Ha sido el momento culminante de la ceremonia de puesta a flote del primer sumergible de la nueva serie S-80, celebrada este jueves por tarde en el astillero de Navantia en Cartagena (Murcia). Previamente, el vicario general castrense ha bendecido la nave.
La heredera de la Corona ha sido así la protagonista de un acto que constituye la culminación del mayor programa de la industria española de defensa en las últimas décadas El S-81 es el primer submarino militar de diseño español desde los años treinta del siglo pasado y permite a España ingresar en el selecto club de países (una decena en total) capaces de diseñarlos.
Con la decisión de hacerla madrina del S-81, el Rey ha dado un paso más en la hoja de ruta para que doña Leonor, de 15 años, vaya adquiriendo progresivamente un mayor papel institucional. El pasado 24 de marzo ya realizó su primer acto oficial en solitario con una visita a la sede del Instituto Cervantes. Con este acto, la princesa de Asturias ha establecido además su primer vínculo con las Fuerzas Armadas, cuyo Mando Supremo lleva aparejada la Jefatura del Estado que ostenta su padre.
Al acto, presidido por el Rey, han asistido la Reina, la princesa de Asturias, la infanta Sofía; la ministra de Defensa, Margarita Robles; el presidente de Murcia, Fernando López Miras; el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Teodoro López Calderón; el jefe de la Armada, almirante Antonio Martorrell, además del presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, y la presidenta de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Belén Gualda, presidenta del astillero público hasta el pasado 30 de marzo, entre otras autoridades. Robles ha tenido palabras de recuerdo para las víctimas de la pandemia y ha agradecido su esfuerzo a los trabajadores de Navantia, del Ministerio de Defensa y de la Armada por haber conseguido que el proyecto haya salido adelante tras superar “momentos difíciles y complicados”.
La ceremonia no ha sido, sin embargo, tan espectacular como la botadura de un buque de superficie ya que, a diferencia de aquellos, los submarinos no se deslizan por la grada del astillero hasta el agua. En este caso, el submarino se trasladará mediante un dique flotante e inundable, pero esta maniobra, que se prolonga varias horas, se hará en los próximos días.
Está previsto que la primera navegación fuera de puerto se realice a principios de 2022 y su entrega a la Armada un año después. El proyecto S-80 comprende cuatro submarinos y tiene un presupuesto máximo de 3.907 millones de euros, 1.770 millones más de lo inicialmente presupuestado.
El primer submarino, que llega con una década de retraso (la última demora es imputable a la pandemia), ha tenido que superar múltiples obstáculos; el mayor de ellos el sobrepeso de 125 toneladas que se detectó en diciembre de 2012 y obligó a alargarlo 10 metros para reequilibrarlo. Su eslora final será de 80,8 metros y su diámetro de 7,3, con un desplazamiento de 3.000 toneladas. Tendrá 32 tripulantes, la mitad que los submarinos de la generación anterior, y una cota operativa de más de 300 metros de profundidad.
El S-80 será el submarino convencional más avanzado del mundo, pero su éxito en el mercado internacional (compite en el programa de compra de seis submarinos por la India) dependerá del resultado del sistema de propulsión independiente de la atmósfera (BEST-AIP) que produce hidrógeno a partir de bioetanol, desarrollado por Navantia y Abengoa, lo que le permitirá navegar en inmersión más de 15 días y aumentar su discreción. Este nuevo sistema no estará listo, sin embargo, hasta el tercer submarino y habrá que integrarlo en los dos primeros cuando hagan su gran carena (obras de mantenimiento).
El S-80 tiene capacidad para lanzar misiles tácticos Tomahawk de ataque a tierra, pero el Ministerio de Defensa ha descartado adquirirlos. En su lugar, se comprarán misiles Harpoon Block II tanto para los submarinos como para las fragatas F-110.
El retraso del S-80 ha hecho que la Armada solo cuente en la actualidad con un submarino operativo, ya que el segundo en servicio está en mantenimiento. Los nuevos sumergibles realizarán misiones de guerra antisuperficie y submarina, vigilancia y reconocimiento, ataque a tierra o infiltración de comandos de operaciones especiales.
Según Navantia, el programa genera un total de 6.000 puestos de trabajo directos, indirectos o inducidos y tiene un impacto económico de más de 250 millones anuales, 80 de ellos en Murcia (el 1% del PIB regional).